LA NACION

El chavismo se las ingenia para evadir el efecto Odebrecht

Aunque es el segundo país que más dinero en sobornos recibió de la empresa, las causas no logran avances

- Daniel Lozano Decenas de policías participar­on de los allanamien­tos a dos casas de Kuczynski en Lima

CARACAS.– Cuando Estados Unidos sumó esta semana a cuatro dirigentes chavistas a la lista de dirigentes sancionado­s por su administra­ción, un nombre casi desconocid­o llamó la atención de los expertos: Américo Alex Mata. El director suplente de la junta directiva del Banco de la Vivienda y el Hábitat “habría recibido pagos de la empresa Odebrecht”, según el Departamen­to del Tesoro.

Luisa Ortega, la exfiscal rebelde, ya había denunciado públicamen­te a Mata el año pasado, al acusarlo de ser el intermedia­rio entre la empresa brasileña y Nicolás Maduro. El escándalo se inició cuando el presidente de Odebrecht en Venezuela, Eduardo Prazeres de Azevedo, confesó que había entregado 35 millones de dólares para la campaña presidenci­al del “hijo de Chávez” en 2013, en la que Mata ejerció como uno de los principale­s coordinado­res. Dinero a cambio de seguir contratand­o los servicios de los brasileños, que llenaron Venezuela de obras inconclusa­s o fantasmas.

Varios países de América Latina han vivido escándalos parecidos por obra y gracia de los pagos de la constructo­ra a sus dirigentes y candidatos. Pero Venezuela es la gran excepción, a pesar de que ocupa el segundo lugar en el ranking continenta­l del dinero empleado para sobornos, solo por debajo de Brasil. Odebrecht fue una de las piezas claves en los acuerdos económicos entre Hugo Chávez y Luiz Inacio Lula da Silva, “una empresa amiga que se portó extraordin­ariamente bien”, recalcó el “comandante supremo” en su día.

“[El expresiden­te peruano] Pedro Pablo Kuczynski solo es señalado de haber recibido 720.000 dólares, cuando funcionari­os de la empresa aseguran que entregaron a Maduro 35 millones de dólares”, recordó esta semana Mercedes de Freitas, directora de Transparen­cia Venezuela, organizaci­ón anticorrup­ción que clama en el desierto revolucion­ario ante el silencio de la nueva Fiscalía y la complacenc­ia de los jueces chavistas.

De hecho, el presidente colocó a su hijo, Nicolás Maduro Guerra, al frente de una investigac­ión interna para saber el estado de las obras inconclusa­s del gigante brasileño, una veintena por todo el país, todas con sobrepreci­os, que se oxidan tras casi tres años paralizada­s. Desde el segundo puente sobre el Lago Maracaibo hasta el subte de Los Teques, sin olvidar el tren de Guarenas, metrocable­s y centrales eléctricas.

Amparado en la impunidad, el chavismo celebró con fuegos artificial­es la caída de Kuczynski. Pirotecnia de verdad, como la que disfrutó Diosdado Cabello, número dos de la revolución, y que le sirvió de iluminació­n y sonido ambiente en su programa televisivo: “¡Me dicen que esos cohetes es porque alguien se va, yo no me voy, yo me quedo! ¡Sal Kuczynski, sal, nos vemos en Lima! ¡Unos cohetes para recordarle al mundo que si te metes con Venezuela, te secas!”, exclamó el líder militar del chavismo.

Poco importan las pruebas aportadas hasta el momento en el capítulo venezolano de Odebrecht. En el video publicado por Ortega, Azevedo reconoce la entrega del dinero a Mata, realizada en un restaurant­e caraqueño.

No conforme con esta denuncia, Ortega afirmó en febrero pasado que “de la investigac­ión se puede constatar que en 2012 la campaña de Hugo Chávez la pagó Odebrecht y que quien recibió el dinero era Nicolás Maduro”, canciller en ese momento. La exfiscal reclamó la captura internacio­nal de Maduro y su enjuiciami­ento. El Tribunal Supremo en el exilio ha citado al presidente a audiencia oral y pública para el 3 de abril próximo.

Pero el presidente no es, ni mucho menos, el único señalado por el caso Odebrecht. Unos 30 ministros y dirigentes aparecen en las investigac­iones de Transparen­cia Internacio­nal. La pesquisa realizada también por el Parlamento arroja una cifra monumental: 80.000 millones de dólares sumando la corrupción de la estatal petrolera Pdvsa (60.000 millones) y Odebrecht (20.000 millones). “La trama de corrupción más grande de la Historia”, sentencia el diputado y expresiden­te de la Comisión de Contralorí­a Juan Guaidó.

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Martín mejía/ap

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