Lo voy a perdonar
como argentino suscribo la carta que desde distintos sectores y con un mensaje único le hicieron llegar al Papa con motivo del quinto aniversario de su nombramiento. Quiero decirle también que me pareció muy valioso y le agradezco que nos haya pedido perdón, una actitud de humildad inestimable. Todos merecemos ser perdonados, con la única condición de que haya un verdadero propósito de no reincidir en aquellas actitudes que ocasionan la ofensa. Yo lo voy a perdonar por haber apañado a personas procesadas por el peor de los pecados (según sus propias palabras), la corrupción, cuando nos explique que su simpatía con ellos es solamente en el plano espiritual y religioso, y no en el político. Le perdonaré que haya recibido a la persona que ejerce la representación política del país, el Presidente, con evidente cara de pocos amigos, cuando lo invite cordialmente y lo reciba al menos con la misma sonrisa con la que recibió a los anteriores gobernantes cuando ya estaban fuera del cargo. El Presidente, nos guste o no, nos representa a todos, y su desaire hacia él es también un desaire hacia todos los argentinos. Le perdonaré que no haya venido al país cuando anuncie su pronta visita y su propósito de ayudarnos a cerrar nuestras heridas y nuestras deudas con el pasado. Si existe la famosa grieta, nadie mejor que un papa argentino para ayudarnos a cerrarla. Guillermo Castagnino Guillecastagnino@yahoo.com.ar