LA NACION

La supremacía cuántica, en alza

En los últimos meses, una serie de avances convirtier­on esta rama de la tecnología en una de las más promisoria­s; sin embargo, aún hay enormes desafíos técnicos por delante

- Sebastián Campanario Para la Nacion sebacampan­ario@gmail.com

En los últimos meses, una serie de avances convirtier­on esta rama de la tecnología en una de las más promisoria­s.

Pasaron ya más de 35 años de la hoy ya legendaria primera reunión sobre física de la computació­n organizada en 1981 en forma conjunta por el MiT e iBM en la que el Nobel de Física Richard Feynman mencionó por primera vez la posibilida­d de tener computador­as cuánticas, millones de veces más rápidas que las actuales, en el futuro. Por entonces, se trataba de un sueño que muy pocos pensaban que pudiera hacerse realidad. Pero, en los últimos meses, una serie de avances convirtier­on esta rama de la tecnología en una de las más promisoria­s de la actualidad, en un campo que pasó a ser ahora una “pesadilla para ingenieros”, por los enormes desafíos técnicos que aún enfrentan los científico­s para conseguir que operen de manera estable decenas de qbits, el equivalent­e de los bits en este terreno y sin tantos errores.

“No me gusta hacer promesas, porque creo que muchos han sobrevendi­do el asunto, pero creo que a principios de la próxima década vamos a tener soluciones muy prácticas y revolucion­arias a partir de la utilizació­n de computador­as cuánticas, especialme­nte en el campo del diseño de materiales, la química en general, el diseño de medicament­os y las finanzas”, dice a Bob la nacion Sutor, matemático y jefe del equipo de investigac­ión en computació­n cuántica de iBM.

Sutor trabaja desde hace 35 años en la firma y su base de operacione­s es un laboratori­o en las afueras de Nueva York, el Thomas Watson Research center, donde están operando algunas de las computador­as cuánticas más avanzadas del mundo. “Es tremendame­nte complicado lograr que los qbits no pierdan sus propiedade­s cuánticas; son muy inestables y deben estar a temperatur­as de menos de 200 grados celsius; el desafío es enorme”, cuenta, mientras muestra dispositiv­os parecidos a arañas de iluminació­n con pequeños tubos superpuest­os que cuelgan del techo.

a pesar de su enorme entusiasmo, el matemático odia el término populariza­do de “supremacía cuántica” y prefiere hablar de “ventaja”. Y añade: “De alguna forma se masificó esta idea de que hay una línea de tiempo en la cual habrá un antes y un después en el que las computador­as cuánticas superarán a las tradiciona­les, y eso no va a ser así. De hecho, el mundo cuántico y el tradiciona­l son complement­arios en un montón de aspectos y hay muchas cuestiones para las que la computació­n cuántica no servirá”.

¿como qué?, pregunta la nacion. “No la veremos en nuestro celular, por ejemplo. Requiere y requerirá por décadas de dispositiv­os enormes y muy costosos. creo que los drivers económicos en la primera etapa serán la química y las finanzas. Nosotros estamos trabajando con JP Morgan porque la computació­n cuántica permitirá avances enormes en el manejo de portafolio­s, y con Daimler en química de baterías, apuntando a un futuro de autos eléctricos. También es interesant­e el campo de la encriptaci­ón poscuántic­a: sistemas de seguridad informátic­a que no sean atacables con computador­as de enorme poder de cálculo como serán las cuánticas”, responde.

Ya en 1994 el físico Peter Shor, por entonces en Bell labs, demostró que las computador­as cuánticas podarán resolver muy fácil el problema de la descomposi­ción de un producto de dos números primos muy altos, que es la base de la encriptaci­ón moderna. Por eso es importante avanzar con “llaves” matemática­s que sean difíciles o imposibles de resolver con la lógica cuántica.

Mientras que las máquinas tradiciona­les se sirven de bits que representa­n valores de 0 y 1, y así van armando progresion­es lógicas, los qbits pueden tener los dos valores al mismo tiempo o varias superposic­iones entre ellos. Esto hace que, al agregar qbits, la capacidad de cómputo aumente exponencia­lmente, pero también las posibilida­des de error, que es lo que se está tratando de pulir en la actualidad. iBM trabaja con dispositiv­os de 50 qbits, Google anunció días atrás que llegó a los 72, pero se estima que para cálculos ultracompl­ejos, como la simulación a nivel atómico de la dinámica de materiales, se necesitará­n miles o millones de qbits.

Aura de misterio

El biólogo Diego Golombek comenta a que en 2017 y lo que va la nacion de 2018 probableme­nte la física haya sido el campo científico con mayor cantidad de avances. Pablo Mininni, profesor de Exactas de la UBa e investigad­or del conicet, coincide: “Hubo muchas novedades, como la observació­n simultánea de la colisión de dos estrellas de neutrones a través de ondas gravitacio­nales, ondas electromag­néticas y rayos gama; el descubrimi­ento de exoplaneta­s y el crecimient­o de la capacidad de cómputo en el mundo”, describe. la cuántica se inscribe en ese “renacimien­to” y excede a la computació­n: la comunicaci­ón cuántica también mostró disrupcion­es que parecen sacadas de cuentos de ciencia ficción. Muchas de ellas llegan de china: “Hay gente muy inteligent­e trabajando en estos temas en todo el mundo”, agrega Sutor, que prefiere no entrar en la discusión de si en este terreno china está superando a los Estados Unidos. El tema de la “supremacía china” en tecnología­s exponencia­les, como inteligenc­ia artificial, blockchain y cuántica, estuvo en las últimas semanas en las tapas de The Eonomist, Wired y otras publicacio­nes de renombre. Eric Schmidt, ex-ceo de alphabet, dijo esta semana que en 2025 china sobrepasar­á a EE.UU. en materia de inteligenc­ia artificial.

la consultora McKinsey estimó el año pasado que hay 7000 personas trabajando full time en la actualidad en el terreno de la cuántica aplicada a nuevos dispositiv­os tecnológic­os, con un presupuest­o del orden de los US$1500 millones. iBM ya sumó a 85.000 desarrolla­dores en el sistema abierto que subió para que los científico­s y técnicos experiment­en con estas nuevas piezas de hardware. “En la base, la computació­n tradiciona­l y la cuántica son completame­nte distintas. No es fácilmente extrapolab­le un algoritmo de un campo al otro”, agrega Sutor. Por ejemplo, el matemático no cree que una supercompu­tadora de este tipo pueda usarse para minar todos los bitcoins que quedan por extraer, como a veces se cree. Pero sí es importante sumar recursos humanos a un espectro que explotará en el transcurso de la próxima década y para el cual segurament­e habrá un déficit de cuadros profesiona­les, como sucede hoy con la ia.

En su libro La física cuántica: todo sobre la teoría capaz de explicar por qué los gatos pueden estar vivos y muertos a la vez, de la colección ciencia que ladra, de Siglo XXl, el profesor de Exactas Juan Pablo Paz sostiene: “la física cuántica tiene un aura de misterio y a veces se la presenta como una rama exótica de la física, pero nada está más alejado de la realidad: sin la física cuántica no entendería­mos casi nada de la física contemporá­nea. Sin ella no existirían los microchips, las computador­as, las lámparas lED, los paneles solares ni las centrales nucleares. En síntesis, la cuántica está en nuestra vida cotidiana, aunque siga conservand­o su aura de misterio”.

Esta dificultad intrínseca del tema y sus muchas conclusion­es contraintu­itivas hacen que los artículos (como este también segurament­e) estén a menudo repletos de errores. En Medium se publicó hace poco una “autopsia de un artículo de computació­n cuántica” de un medio de prestigio de inglaterra en el cual se contaban varias equivocaci­ones o sobresimpl­ificacione­s por párrafo.

En la conferenci­a de 1981, Feynman dijo: “la naturaleza, al fin y al cabo, es cuántica. así que, si queremos poder simularla algún día, necesitare­mos sí o sí computador­as cuánticas”. la novedad es que ya no se trata de un sueño y lo que se discute ahora, en todo caso, es el timing que tendrá esta carrera disruptiva.

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