LA NACION

En qué debe gastar el Estado... y en qué no

- Diana Mondino La autora es economista, Universida­d del CEMA

–¿Endeudarse es siempre malo para un país?

–Claro que no, depende en qué se gastan esos recursos. Suele ser buena idea para inversión, porque es algo que se utilizará por muchos años. Los ejemplos se ligan con una vivienda para una familia, un puente o un hospital. No sería factible ni necesario pagarlo todo junto. También puede emplearse para hacer frente a un evento inesperado. Por eso el acceso al crédito es vital para el crecimient­o de una empresa o economía. El problema es si el endeudamie­nto es solo para gastos corrientes, por ejemplo, pagar sueldos, ya que nada asegura que el año que viene se crecerá lo suficiente para abonar los sueldos de ese año más la deuda del anterior. ¡Ni si habrá disponible endeudamie­nto adicional! En el caso argentino estamos financiand­o un “puente” hasta que la economía crezca lo suficiente para pagar los gastos. El dinero es fungible, pero hay que pasar el peine fino en el tipo de gastos que se están financiand­o con ese endeudamie­nto.

–¿En qué debe gastar el Estado?

–Indudablem­ente en aquello que cada individuo no puede proveer por sí mismo: justicia, defensa y seguridad son claros ejemplos. También hay inmensos beneficios para toda la sociedad si infraestru­ctura, salud y educación son provistas masivament­e y logran un nivel aceptable. Pero hay muchos otros elementos en que no se justifica que los gastos los asuma el Estado, porque podrían ser provistos más baratos por el sector privado, aunque solo fuera porque el Estado debe hacer un lento y oneroso proceso de licitación con múltiples controles y no tiene competenci­a. La discusión allí será entonces: ¿quién lo paga? Un enfoque sencillo es que si se puede identifica­r un usuario directo, que se beneficia más que el resto (por usar ese servicio), entonces es más fácil que lo provea un privado. En ese camino van las participac­iones públicopri­vadas (PPP) que están gestándose en varios sectores (como caminos y cárceles, entre otros). De esa manera, hay menores impuestos y la gente tiene más dinero para consumir lo que prefiera, que pueden o no ser esos servicios.

–¿Cómo se logra reducir la deuda de la Argentina?

–Empecemos por discutir quién debe pagar por determinad­o servicio y quién es responsabl­e de proveerlo eficientem­ente. Después veamos cómo se financia. Un ejemplo claro es la Nación, que ha asumido las cajas de jubilación de muchas provincias que durante años hicieron promesas de difícil cumplimien­to. Aun cuando se pueda identifica­r a los responsabl­es y a los usuarios, es vital generar competenci­a, ya que, si hay un solo proveedor, quedaríamo­s en mano de un monopolio. No hay experienci­as en el mundo donde un monopolio estatal funcione mejor que la competenci­a.

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