Otra vuelta a la Gran Manzana
Estados Unidos. Más allá de Manhattan y sus circuitos híper turísticos, una gira por tres barrios diferentes en Brooklyn, Queens y Bronx para redescubrir una ciudad inagotable
Tres barrios alejados de las luces de Manhattan para redescubrir una ciudad inagotable
La ciudad de Nueva York no necesita hacer grandes esfuerzos para atraer turistas. Pero algunos de sus barrios, mucho más allá de los límites de Manhattan y ciertas zonas de Brooklyn, sí deben pelearla un poco más para ganarse la atención de al menos algunos de los millones de visitantes que rondan a diario por Time’s Square. Como el Bronx, uno de los cinco
boroughs que componen esta ciudad de ocho millones de habitantes. Al norte de la central y luminosa Manhattan, el Bronx es una zona percibida muchas veces como insegura y poco atractiva. Sin embargo, especialmente para quienes ya conocen la Nueva York más turística, vale más de una excursión.
“Bienvenidos a la verdadera Little Italy”, dice Anna. Es italiana, residente hace quince años en Nueva York y guía recorridos por Belmont, bastión fundamental de la italianidad neoyorquina. Todo el mundo (que pasa por Nueva York) conoce la Pequeña Italia de Manhattan, donde hoy proliferan más que nada los negocios chinos. Belmont, en cambio, es mucho menos transitado y mantiene en alto sus banderas rojas, blancas y verdes gracias a una ubicación apartada, incluso sin estación de metro a mano.
Parece el set de filmación para una película con DeNiro o Chazz Palminteri. De hecho, justamente Palminteri es un vecino ilustre que por estos días protagoniza en Broadway A Bronx Tale, musical inspirado y ambientado en estas mismas calles (y dirigido por DeNiro, coprotagonista de la versión fílmica en los noventa).
En la obra hay un homenaje a Gino’s, la pastelería favorita del actor en Belmont. Se puede comprar la entrada para el show o entrar gratis al verdadero local, empapelado con fotos de su fan número uno y otros famosos. Y con el gran Gino en persona detrás de un mostrador poblado de delicias, como su ya legendario canoli.
Gino’s es una parada infaltable en cualquier tour de Belmont. Un comercio modesto en instalaciones, pero profundamente orgulloso de sus raíces, igual que otros destacados minoristas de la zona: la fábrica de pastas Borgatti’s; la cincuentenaria panadería Terranova (con hornos a carbón), la pescadería Cosenza, la Casa Della Mozzarella y la fiambrería y despensa Joe’s, con sus sándwiches para el campeonato. Todos de altísima calidad y atendidos por sus propios dueños, hijos y nietos de los fundadores, de inconfundible acento ítalo-norteamericano.
En el italianísimo mercado de Arthur Avenue hay un puesto de cigarros con armadores trabajando a la vista. No son cubanos sino también tanos, continuadores de la actividad a la que se dedicaron los primeros inmigrantes llegados a la zona, trabajadores tabacaleros.
Muy cerca del Little Italy, The Bronx Botanical Gardens es otro motivo para tomarse el el metro o incluso el tren desde Grand Central. Un impresionante predio verde de 250 acres, donde se pueden apreciar maravillas como el Jardín de Rosas Peggy Rockefeller (florecido de mayo a octubre), con sus 600 variedades de medio mundo, o los edificios históricos del conservatorio y la biblioteca.
El botánico celebró 126 años con una muestra de Dale Chihuly. La obra del escultor, reconocido por sus trabajos con vidrio y sus juegos de formas, colores y luces, no se expuso en ningún pabellón sino dispersa por todo el parque, en una especie de mega instalación fantástica, disruptiva y a la vez armónica, que convirtió al botánico en una inmensa galería de arte. En estos días y hasta el 22 de abril se puede disfrutar, en cambio, de El Show de las Orquídeas, otra sorprendente instalación, a cargo del belga Daniel Ost.
Belmont parece el set de filmación para un film con De Niro o Chazz Palminteri.