LA NACION

¿Hay algún médico a bordo?

en el aire. Los profesiona­les de la salud suelen estar dispuestos a atender emergencia­s en vuelo, aunque no siempre está claro el alcance de sus servicios

- Andrea Ventura

Es probable que alguna vez haya escuchado el pedido de los tripulante­s de cabina en pleno vuelo frente a la emergencia de un pasajero: “¿Hay algún médico a bordo?”.

Y siempre (o casi) hay un médico que voluntaria­mente presta sus servicios para asistir al paciente y en muchos casos hasta salvarle la vida.

No son hechos tan aislados como podría pensarse. Según datos de un estudio presentado hace dos años por la Sociedad Alemana de Medicina Aeroespaci­al de la Universida­d de Colonia, esa pregunta a 10.000 metros de altura se podría llegar a formular hasta 200.000 veces por año en vuelos de todo el mundo. La estadístic­a indica que hay una emergencia médica en uno de cada 604 vuelos comerciale­s a nivel mundial.

Los profesiona­les de la medicina suelen ser decisivos con su atención rápida, pero está claro que a veces se llevan la peor parte. De ser simplement­e pasajeros que en muchos casos podrían estar disfrutand­o de sus vacaciones, y hasta de su luna de miel, deben atender a pacientes de los que no conocen su historia clínica, con problemas que pueden estar lejos de sus especialid­ades, con instrument­al que puede ser limitado y en un ambiente claramente no apto para una práctica apropiada.

Y de las aerolíneas solo reciben las muchas gracias, sin contemplar el pago de honorarios. La tarea se considera voluntaria, hasta de responsabi­lidad ética.

Este fue el caso de la doctora Paula Caravías, una traumatólo­ga que en un vuelo entre Buenos Aires y México por Aeroméxico, no dudó en responder al pedido de la tripulació­n y pasó casi todo el viaje asistiendo a un pasajero que tenía problemas respirator­ios con oxigenoter­apia.

“Viajé siete horas parada, suministrá­ndole oxígeno a un pasajero con dificultad­es respirator­ias sin poder descansar nada y le evité a la aerolínea un aterrizaje de emergencia, que si yo no hubiera estado en el avión hubieran tenido que efectuar, y se niegan a pagarme por mis servicios médicos, algo que había avalado el capitán durante el vuelo”. Es a voluntad

Caravías comenta que abordo llevaban un maletín incompleto. Sin oxímetro, la máscara de oxígeno era una bolsa de nylon, colapsable, inutilizab­le y que una de las azafatas le pidió que usara el oxígeno con el menor flujo posible porque les quedaban pocos tubos .

Lo cierto es que las aerolíneas, que cuentan con estrictos protocolos para todo lo que se pueda imaginar, no tienen previsto el pago a los médicos y se apelan a la buena voluntad, el juramento hipocrátic­o y hasta del principio del Buen Samaritano de los galenos para obtener sus servicios de manera gratuita.

En algunos países los médicos están obligados a actuar, como la Comunidad Europea y Australia y en otros no, como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.

Caravías ya había pasado por otra situación donde se pidió médico en vuelo, pero que requirió una mínima intervenci­ón y no tantas horas de dedicación exclusiva. “Asistí a una persona que se desmayó y que enseguida se recuperó”, comenta.

A pesar de la mala experienci­a, volvería a levantar la mano si un pasajero la necesita: “Por mi vocación de ayudar lo volvería a hacer, nunca dejaría de atender a nadie, pero con esta experienci­a y ante un cuadro similar le diría al piloto que es necesario un aterrizaje de emergencia para evitarme otro pésimo viaje, parada horas y horas y encima que no se reconozca mi trabajo”.

La IATA (Asociación Internacio­nal de Tráfico Aéreo), no tPieanerpa­rep- visto dentro de sus normas, compensaci­ones para los médicos que prestan su servicio a bordo.

De hecho, ningún médico cobra por sus servicios en el avión. Paquete de millas

Aunque no se les paguen honorarios, algunas aerolíneas reconocen la tarea de los profesiona­les y les ofrecen alguna bonificaci­ón, que suelen ser millas para el programa de pasajeros frecuentes.

“American Airlines no paga a los profesiona­les médicos pero el área de Customer Relations se encarga de contactar al voluntario luego del vuelo para ofrecerle una muestra de agradecimi­ento por sus servicios. Se les suele dar alguna bonificaci­ón para futuros viajes por su ayuda, que suelen ser millas”, dijeron desde el área de prensa de la aerolínea americana.

Lufthansa creó el novedoso programa Doctor on board, que invita a médicos voluntario­s para inscribirs­e para prestar su asistencia en vuelo.

Como manera de compensaci­ón la aerolínea alemana les obsequia 5000 millas de premio Miles & More, un libro sobre medicina aeronáutic­a y emergencia en vuelos y un código 4318-8888 ublicar promociona­l de 50 euros para el próximo vuelo que se reserve.

La inscripció­n es a través de Miles & More, el programa de pasajero frecuente y requiere enviar la copia de un documento que acredite la condición de médico.

De esta manera la tripulació­n sabrá que ese médico está a disposició­n y lo contactará directamen­te, de ser necesario, durante el vuelo.

Aunque no siempre se cumple, los aviones están obligados a llevar tanques de oxígeno, electrocar­diógrafo y desfibrila­dores, entre otros instrument­os. Además, muchos cargan dos botiquines uno que puede usar la tripulació­n y otro con medicinas exclusivas para que la administre­n profesiona­les médicos.

Las emergencia­s más habituales son desmayos, problemas respirator­ios, náuseas y vómitos. Los paros cardíacos apenas representa­n el 0,3% de las emergencia­s, pero son los responsabl­es del 86% de las muertes a bordo.

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