LA NACION

Educación. El país, rezagado en horas de clase en la región

Según la OCDE, la Argentina tiene 180 días y 720 horas por año, lejos de Chile y Colombia

- María Elena polack

Un alumno que concluye 4º grado de la primaria en Chile tiene prácticame­nte el doble de horas (1157) de clase que uno argentino al finalizar 6º grado (720). Esa diferencia impacta al comprobar que la extensión del ciclo lectivo no es tan dispar. El país trasandino tiene 184 días, apenas cuatro más que el nuestro, sin descontar la cantidad de huelgas, feriados y capacitaci­ones que hacen difícil saber a ciencia cierta cuántos días va al colegio un chico argentino.

“La Argentina se ubica por debajo del promedio de los países de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) tanto en días lectivos como en cantidad de horas de clase”, explica Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universida­d de Belgrano, que analizó un estudio de esa entidad con datos de 2017.

En su estudio Panorama de la Educación 2017, la OCDE estableció una media de 184 días de año escolar y 794 horas de clase. La Argentina tiene 180 días y 720 horas, lo que la ubica no solo lejos del líder, Japón (201 y 742, respectiva­mente), sino de países de la región como Colombia (200 y 1000), México (200 y 800), Costa Rica (198 y 1188) y Chile (184 y 1157). Hasta Cuba, que no integra la OCDE, tiene 1000 horas de clase anuales para sus estudiante­s primarios, según apuntó Guadagni.

En condicione­s similares a la Argentina se encuentran, también con 180 días de clase, Austria (779 horas) y Turquía (720 horas). Y aunque parezca paradójico, con menos días de clase, pero con más horas, aparecen España (176 y 880), Bélgica (176 y 748) y Francia (162 y 900).

En los últimos años en la Argentina, la cantidad de días de clase y las horas son una estimación según el calendario oficial, porque la disparidad de huelgas, feriados y capacitaci­ones según las provincias hace difícil determinar cuántos distritos han alcanzado las metas previstas.

De hecho, Santa Cruz lidera el ranking de más cantidad de días sin clase por sus reiteradas huelgas docentes, mientras que Mendoza mejoró su frágil situación desde que el gobierno provincial instauró el “ítem aula”, un incentivo para bajar el ausentismo docente.

“Esta situación dista mucho de la cantidad de horas de aprendizaj­e que podría dictarse si se cumpliera la ley 26.075 que, en 2005, fijaba como objetivo la ampliación de la jornada escolar extendida (JEE) hasta llegar al 30% de los alumnos de educación básica en un plazo de cinco años”, advirtió Guadagni en su informe. En 2015, 10 años después de la sanción de esa normativa, apenas 14 de cada 100 chicos tenían más cantidad de horas diarias de clase, pero lejos de la meta.

“Uno de cada tres habitantes del país es alumno porque hay 14 millones de estudiante­s entre el jardín de infantes, el primario, el secundario y la universida­d”, sostuvo Guadagni, al admitir que aunque no se cumplieron nunca ni la ley que fijó 190 días de ciclo lectivo ni la de ampliación de la JEE, no se percibe una sanción social.

¿Por qué es importante tener más cantidad de horas de clase por año? La respuesta dada por la OCDE, en el informe que elaboró Guadagni, es contundent­e: los países con más cantidad de tiempo en el aula obtienen mejores resultados en las pruebas PISA, que miden el aprendizaj­e de los jóvenes de 15 años.

La evaluación PISA 2015 tuvo un fuerte revés para la Argentina, que no pudo figurar en el ranking porque hubo irregulari­dades en la toma muestral. De todos modos, el resultado obtenido por la ciudad de Buenos Aires, que se mide como un distrito propio, permite de- mostrar que cuantas más horas de clase tiene un estudiante, mejores son los niveles de aprendizaj­e. En esa línea, Costa Rica lidera la tabla con 1147 horas en el puesto 420. Le siguen Dinamarca (con 1051 horas, en la posición 502), Chile (1046-447), Australia (1000-510) y Colombia (1000-416).

También en este ranking, los estudiante­s porteños quedan lejos de la media prevista por OCDE (800 horas, puesto 493 de PISA) y se ubican junto a Turquía (720-425) y Austria (720-495).

“Tenemos una gran diferencia entre lo aspiracion­al y lo concreto”, sostuvo Juan María Segura, experto en innovación y gestión educativa. “La Argentina legisla mal porque terminamos pensando que una ley es una orientació­n, entonces se aprueban normativas que no pueden implementa­rse”, agregó.

A modo de ejemplo, Segura recordó que aunque la ley de extensión de jornada escolar se votó en 2005 con una propuesta de ampliación al 30% para 2010, “no creció de manera exponencia­l la infraestru­ctura para poder albergar las nuevas condicione­s”.

Lo mismo sucede con la ley que impuso la obligatori­edad de cursar el nivel medio. “En la realidad, más de la mitad de los jóvenes no termina la secundaria. ¿Y qué pasa con ese otro 50% que abandonó sus estudios? No pasa nada porque la ley solo habla de obligatori­edad de ir a la escuela, pero no fija ninguna sanción si no se cumple”.

Tanto para Guadagni como para Segura, hay una distancia entre el discurso político sobre la educación y el impacto real que tiene para el país el déficit de aprendizaj­e de sus jóvenes.

“Si las políticas de salud fallan, hay muertos en hospitales. Si las políticas de seguridad fallan, hay muertos en las calles. Pero si las políticas de educación fallan, entre su diseño, su ajuste y su implementa­ción pasan 20 años para poder confirmar los resultados. Y la política es, cada vez con más fuerza, una cuestión de inmediatez”, advirtió Segura. A ese panorama, Guadagni añadió que “no se percibe presión social para mejorar la calidad de la enseñanza”.

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