LA NACION

Sampaoli avisó: es la selección de Messi

- Claudio Mauri

sampaoli había dicho que la selección era más de Messi que de él. Con el N° 10 en el palco del Wanda Metropolit­ano, la selección del director técnico todavía no aparece. España es la clase de rival que sirve para saber dónde se está parado, pero que también te puede dejar tumbado y con la confianza erosionada. A eso estaba expuesto el selecciona­do argentino y lo sufrió con una dura goleada. Está claro, es mejor que estas bofetadas ocurran ahora y no en el Mundial . El problema es que Rusia está demasiado cerca y es mucho lo que hay por arreglar.

¿Por qué la Argentina no está en el lote de favoritos a ganar el Mundial, como lo reconocen hasta los referentes del plantel y lo certifica una derrota tan contundent­e como un 6-1? En primer lugar, si es por partidos como el disputado ante España, porque no lo tuvo a Messi. Sin el N° 10, todo parece más difícil e incierto, por si hacía falta comprobarl­o una vez más. Pero no todo se reduce al rosarino.

Los selecciona­dos que sí son candidatos en Rusia tampoco tienen a Messi, pero cuentan con otros argumentos que la Argentina no dispone a dos meses y medio del debut. Por ejemplo, una formación perfilada y una idea de juego asimilada. Estos dos aspectos dan la autoridad con que se movió España a lo largo de los 90 minutos. La Argentina pasó de un aceptable primer tiempo al descalabro del segundo. La falta de equilibrio se paga caro en el primer nivel internacio­nal.

Lo anormal hubiera sido otra cosa. Que con Bustos, Tagliafico, Meza y Lo Celso asomándose a sus primeros partidos con la selección; con la falta de sincroniza­ción entre Otamendi y el reaparecid­o Rojo; con el divorcio de Higuaín con el arco, y con un Caballero que fue un remedo del que atajó contra Italia, la Argentina hubiese estado a la altura de España.

La realidad no es que la Argentina le pueda hacer partido durante un rato, como ocurrió en la primera etapa, a esta España que tiene todo muy bien cosido entre el libreto y sus intérprete­s. La cruda evidencia es que los 90 minutos fueron demasiado tiempo para competir a la par. No alcanza con el entusiasmo y la vocación de ser protagonis­ta. España castigó de todas las maneras posibles: con elaboració­n y de contraataq­ue. Una lección total.

¿Y ahora? A menos tiempo para el Mundial, más incertidum­bre. Vendrán días en los que habrá crecer en medio del descreimie­nto y escepticis­mo generaliza­do. Sampaoli se vuelve con más dudas que certezas, con varios casilleros aun sin completar. De Messi para abajo, casi todo es susceptibl­e de revisión. Nos habíamos quedado con algo positivo contra Italia, quizá obviando que la Azzurra es historia, que su actualidad es que no se clasificó al Mundial y que en los últimos dos no pasó la primera rueda. El presente es el esplendor de España y las sombras que cubren a la Argentina.

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