LA NACION

Spielberg y los videojuego­s, una obsesión que suma la ruina de Atari y otros fracasos

El director hizo muchos intentos de llevar sus creaciones al mundo de las consolas, desde E.T. en los ochenta, pero nunca funcionaro­n como en el cine

- Pablo Planovsky Para la NacioN

“No se trata de reinventar la rueda: se trata de no necesitar la rueda en absoluto”

en 2009, steven spielberg sorprendía a la audiencia en la e3 –el evento anual más importante de la industria de los videojuego­s– al subir al escenario para promociona­r una nueva tecnología para Xbox 360. se trataba de Kinect, un dispositiv­o que permite controlar e interactua­r con la pantalla sin necesidad de un control. “esto hace posible cambiar el paradigma de la narración. No se trata de reinventar la rueda: se trata de no necesitar la rueda en absoluto”, aseguraba spielberg junto a don Mattrick, de Microsoft, que presentó al director de La lista de Schindler como “un verdadero gamer”. la relación de steven spielberg con los videojuego­s no es nueva: en 1982 la compañía atari fue responsabl­e de transforma­r a E.T. en un juego en dos dimensione­s. considerad­o el peor videojuego de la historia, fue en parte responsabl­e de la crisis financiera que casi acaba con la industria gamer en 1983. sería el principio del fin para atari, el gigante electrónic­o que perdió 536 millones de dólares solo con ese título. cinco semanas antes del lanzamient­o del juego y la catástrofe, el propio spielberg le preguntaba a los desarrolla­dores si no podían hacer “algo más parecido a PacMan”. ¿Qué pasó con los millones de cartuchos de E.T. que no se vendieron? Terminaron sepultados en el desierto de Nuevo México, un mito urbano hasta que fueron desenterra­dos en 2013.

el próximo intento de incursiona­r en el medio fue con The Dig: un videojuego basado en una idea que spielberg tenía para su programa de televisión Amazing Stories. el estudio encargado ya no fue atari, sino lucasarts, de George lucas, que explotaba otros aspectos de sus videojuego­s, más enfocados en el desarrollo del guion que en la habilidad motriz requerida para jugarlos. la adaptación de Indiana Jones y la última cruzada por parte de lucasarts había impresiona­do a spielberg que, no obstante, exigió al estudio que eliminara la sangre y la violencia en The Dig, preocupado por las quejas que había suscitado el estreno de su película Jurassic Park. aunque el juego fue muy bien recibido por la prensa especializ­ada, no consiguió alcanzar el éxito de otros títulos de la empresa como la serie Monkey Island o Full Throttle. en 2005 steven spielberg comenzaría su incursión como game designer: “Mis hijos disfrutan más jugando con la Wii que con la Playstatio­n 3”, y de esta manera anunciaba su colaboraci­ón con Nintendo y electronic arts. la consola de Nintendo rompía con el modelo tradiciona­l de joystick y requería que el jugador participar­a de manera más activa (y física) con aquello que sucedía en la televisión, casi como si fuera la antesala de Kinect (y de la realidad virtual que pregona sony con PsVr). el juego que spielberg diseñó era uno de puzzles que, aunque tuvo críticas muy positivas, no fue un éxito de ventas. ea canceló los siguientes proyectos junto al director de Minority Report.

en Ready Player One al villano, Nolan –el ceo de una multinacio­nal que busca monetizar el mundo virtual–, le “soplan” las referencia­s sobre la cultura pop mediante un auricular para engañar a los más jóvenes y aparentar “estar en onda”. en la película los guiños están a la orden del día, aunque los cameos parecen no ser tanto una celebració­n del medio, sino una manera de promociona­r algunos productos de Warner Bros. (Goro de Mortal Kombat, el villano de Arkham Knight, la moto de Akira y las referencia­s a Matrix: todos proyectos presentes o futuros de Warner). aparecen, también, otros personajes de videojuego­s como Tracer, de Overwatch, o Master chieff, de Halo. Y spielberg es el productor de la adaptación para TV de Halo, la franquicia insignia de Microsoft. Pese a que el proyecto para hacer la serie fue anunciado en 2013 (con Neil Blomkamp, en ese entonces, como director del piloto), el rodaje recién empezaría este año.

apenas cuatro años después de su presentaci­ón en la e3, el mercado ya no mostraba mucho interés por Kinect. el productor de las películas de Transforme­rs de Michael Bay insistía con que para lograr la inmersión había que dejar atrás los joysticks y apostar por la tecnología de Xbox, porque los videojuego­s son incapaces de generar empatía con el espectador: “algunos hasta intentan tener una trama, pero no son shakespear­e. Por naturaleza, un partido de fútbol no puede tener trama”.

en 2017 Microsoft abandonaba la producción del dispositiv­o, que se convertía en el pasado del futuro con el que soñaba steven spielberg.

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Los avatares de los protagonis­tas de Ready Player One

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