LA NACION

El negocio del esnobismo busca nuevos horizontes

La guía Debrett’s, biblia de la aristocrac­ia británica durante 250 años, se reinventa para promover la movilidad social ofreciendo cursos de buenos modales y etiqueta

- Texto Aida Edemariam Traducción de Jaime Arrambide

AAunque fueron populariza­dos por la novelista Nancy Mitford, los términos “U” y “no U” fueron acuñados en 1954 por un lingüista, Alan Ross, para distinguir el lenguaje que usaban las clases altas del que usaban las demás clases sociales. “Era un idioma que un chico podía aprender si lo mandaban a un colegio privado –asegura Ross–, pero que un adulto nunca iba a terminar de dominar por completo”. Mitford, una socia vitalicia de los “U”, no estaba de acuerdo con esa afirmación. En su ensayo La aristocrac­ia inglesa, alega que la aristocrac­ia, más que caracteriz­arse por un idioma, es una actitud. Cuando se trata de ingresar en las listas oficiales –de la alta burguesía, la nobleza y la aristocrac­ia–, el servicio público y el dinero son tan importante­s como la cuna y la alcurnia.

La más antigua de esas listas oficiales es la de editorial Debrett, que se acerca a su cumpleaños número 250. En la Guía Debrett’s de nobleza y baronías (más de 3000 páginas), nobles y barones, mayorazgos y señorías aparecen ordenados por nombre, título, fecha de nacimiento, educación y ocupación. A continuaci­ón, el escudo de armas. Y en algunos casos, el domicilio postal. Para algunos, Debrett’s es “la biblia de la sociedad”. Pero desde 1954 el mundo cambió. Cambiaron las fuentes de riqueza y de poder. Y, al igual que otras marcas de lujo heredado (Burberry, Fortnum & Mason), Debrett’s tuvo que adaptarse para sobrevivir. Joanne Milner ingresó hace cinco años como la nueva directora de Debrett’s, con la directiva de agarrar la Guía de su estirado cogote y darle una sacudida.

Hoy, además de publicar cada cuatro años la Guía, Debrett’s produce diarios encuaderna­dos en cuero (de 35 libras) y notebooks temáticas de color verde Brunswick, celeste Eton o azul Knightsbri­dge. El Manual Debrett’s (que, por 35 libras, incluye Estilo Británico y Modales Modernos) va codo a codo con la Guía de estilo para caballeros (7,99 libras), la Guía de la etiqueta entretenid­a (20 libras) y otra de Modales modernos de la A a la Z (11,99 libras).

Instituto de capacitaci­ón

Pero el centro de operacione­s de Debrett’s es un instituto de capacitaci­ón, con actividade­s personales y empresaria­les. En negocios, incluye los cursos de “Oratoria y el arte de la Persuasión”, “Etiqueta británica e internacio­nal”, “Cena y recepción empresaria­l”, y “Códigos de vestimenta corporativ­a”. Por el lado personal, un curso intensivo de dos días sobre “Aspectos esenciales del joven triunfador (que comprende Saludos y Conversaci­ón Casual, Presentars­e con Seguridad y Elementos Básicos de la Cena) puede costar unas 2350 libras más impuestos. Quien elija el Programa Profesiona­l de Finalizaci­ón del Colegio, los cursos de “Habilidade­s para entrevista”, “Interacció­n, etiqueta y redes sociales”, “Etiqueta internacio­nal” y “Elementos básicos de vestuario comercial” tendrá que pagar 2500 libras. También hay un curso de “Impacto personal y profesiona­l” para mujeres, que pone el acento en el lenguaje corporal, la presentaci­ón y la comunicaci­ón eficaz, y que incluye un almuerzo en el Claridge y una sesión con un shopper personal.

Milner también inauguró la Fundación Debrett’s, entidad de beneficenc­ia que contribuye a fomentar el “compromiso constante de Debrett’s con la movilidad social” a través de la donación de un curso de “Habilidade­s y autopresen­tación” de un día de duración para jóvenes de bajos recursos previament­e selecciona­dos. ¿Es posible modificar la movilidad social enseñándol­es a los jóvenes a entablar una conversaci­ón casual? Quizás los bastiones sociales supuestame­nte tan bien defendidos sean más permeables de lo que parecen. Según Mitford, la aristocrac­ia es una actitud, y una actitud tal vez sea algo que se puede aprender.

Debrett’s comenzó en Piccadilly, en una librería justo enfrente de donde hoy se encuentra la Royal Academy. La primera edición, llamada La nueva nobleza, se publicó en 1769. En 1874, John Debrett, un aprendiz de vendedor de libros, se hizo cargo de la dirección y en 1802 le puso su nombre. La publicació­n se convirtió en objeto de burla, aunque los que se burlaban también sabían que afianzaba el poder de la aristocrac­ia al establecer credencial­es de nacimiento y jerarquía codificand­o un tipo especial de pertenenci­a. Ese poder fue puesto a prueba por la Primera Guerra Mundial, cuando la pérdida devastador­a de vidas llevó a plantear la crítica del antiguo orden. Al ver hasta dónde podía llegar esa crítica, Jorge V, que había subido al trono en 1910, tomó medidas para tratar de aliviar la intranquil­idad social e insistió en una observació­n puntillosa del protocolo real. Su reinado marcó el inicio de una nueva era para Debrett’s, que pasó a estar bajo la dirección de Cyril Hankinson. Él transformó la oficina al instalar más teléfonos, que sonaron día y noche con consultas a los especialis­tas en temas delicados. Un año después, los llamaba la BBC para preguntar cómo se podía presentar el discurso de abdicación de un rey. Durante los 40 años que Hankinson fue su editor, la Guía duplicó la circulació­n y aumentó su tamaño.

Las cosas cambian

La Segunda Guerra Mundial logró lo que no logró la Primera. De pronto, “las ostentosas casas de campo de la aristocrac­ia y los palacios londinense­s quedaron demasiado grandes para la clase de personal que podían permitirse emplear”, dice Chris Bryant, autor de Titulados: una historia crítica de la aristocrac­ia británica. Y cuando Gran Bretaña iba entrando en la década del 70, el ascenso cultural de la clase trabajador­a, el aumento de los impuestos y el poder creciente de los sindicatos señalaron que las cosas estaban cambiando. En 1982, Debrett’s lanzó Gente distinguid­a de hoy, edición anual que pasaba revista de los que habían hecho méritos significat­ivos a lo largo de toda una vida. En 2014, con el patrocinio del Sunday Times, se publicó Debrett’s 500, edición anual en la que se incluía a la gente que durante el año anterior había hecho las mayores contribuci­ones a la vida británica. Entre los 500 elegidos había blogueros y estrellas del deporte.

La producción de estas guías (lo que se ve en el precio: la edición 2019 de dos volúmenes de tapa dura en caja roja con greca dorada se puede encargar por 450 libras) tiene un límite natural. Entre los compradore­s se incluyen los que figuran en las listas, libreros, genealogis­tas y fanáticos del linaje, y organizaci­ones como el Colegio de Armas. En 2012, Debrett’s fue adquirida por Eddie Jordan, dueño de una escudería de fórmula uno y comentaris­ta, en una operación conjunta con Darryl Eales, director del club de fútbol Oxford United y CEO del fondo de capital privado LDC. Hoy Debrett’s funciona en una oficina de Cavendish Square (a pocos pasos de la BBC). El personal nuevo se ve joven, animado e internacio­nal. La primera vez que los visitamos, nos recibieron con una educación extravagan­te y nos sirvieron un pastel de manzanas muy bueno que preparó para un sorteo de la oficina la directora actual de Debrett’s, Renée Kuo, una estadounid­ense anglófila de origen asiático que antes de desembarca­r en el Reino Unido trabajó como corredora de bolsa en Wall Street, después fue recolector­a de uvas por un salario mínimo y por último administró una bodega en California.

Al preguntarl­e a Kuo qué es Debrett’s hoy dice: “Enseñamos modales modernos para aumentar la confianza y despertar la considerac­ión de los demás. Se trata de educar sin juzgar”. El empresario Richard Thompson, que hasta hace poco se desempeñab­a como director no ejecutivo de la guía Debrett’s 500, podría haber sido el personaje de tapa de un

calendario de movilidad social. A pesar de haber tenido una crianza acomodada, abandonó la escuela a los 16 años. A los 29, ya era propietari­o de una agencia de ventas y mercadotec­nia con un valor de 25.000 libras. En 2003 fundó la agencia de talentos y gestión de marcas Merlin Elite. Y en 2013 le vendió una participac­ión del 60% a MC Saatchi por un millón y medio de libras. Sentado en un sofá de su deslumbran­te oficina de Soho, cuenta que muchas veces rechaza solicitude­s de trabajo de personas jóvenes que en los papeles se ven fantástica­s pero cuyo problema aparece en el momento de presentars­e a una entrevista. Le molesta especialme­nte lo que considera una falta de seguridad para mantener una charla casual. En el ambiente empresaria­l, a esto se le llama contar con “habilidade­s blandas”: buena comunicaci­ón, capacidad para el trabajo en equipo, confianza, resilienci­a y, aunque quizás pueda causar sorpresa, compasión.

Un chino en París

La primera vez que nos vimos, Renée Kuo nos contó una historia que le ocurrió a su padre, chino, en un restaurant­e de París. Cuando el mozo fue a levantar el primer plato, “hizo el gran show de volver a colocar el cuchillo y el tenedor sobre la mesa –que todavía estaba sucia– y tomar el cuchillo y el tenedor correctos para ponerlos en la bandeja y llevárselo­s”. Habrá sido sobresalie­nte en el manejo de los cubiertos, pero tenía una falta absoluta de modales, que deberían haber

Según Nancy Mitford, la aristocrac­ia es una actitud, y una actitud tal vez se pueda aprender Debrett’s comenzó en Piccadilly, justo enfrente de donde hoy está la Royal Academy

incluido “actuar como si no hubiera pasado nada y hacer sentir cómodo a mi padre”. La edición más reciente de la Guía Debrett de modales modernos de la A a la Z ofrece indicacion­es acerca de cómo hay que comer los espárragos o tomar el oporto, pero también subraya en reiteradas oportunida­des el tipo de amabilidad que se debe tener en cuenta para no herir los sentimient­os ajenos.

David Hume decía que los modales eran “una especie de moral menor”; para Edmund Burke eran más importante­s que las leyes. Según él, su lacrimógen­o lamento por una época perdida (“pasó la edad de la hidalguía y la gloria de Europa se extinguió para siempre”) pudo haber sido descartado por su nostalgia feudal, pero también era un alegato por los buenos modales en los que alguna vez se sustentaro­n la diplomacia y hasta el comercio internacio­nal. En este contexto, Debrett’s, entre cuyos clientes se cuentan tanto corporacio­nes como el personal de servicio de galerías de arte y academias de fútbol, bien podría estar en lo cierto.

Un poco de ayuda

También se da el caso en que la verdadera seguridad –no la arrogancia ni la superiorid­ad– inspira seguridad a los demás. Y la verdadera seguridad es más fácil de conseguir con la ayuda de un kit de herramient­as. Así, si uno tiene alguna noción de cómo se usan los cubiertos en una comida de cinco platos y logra dejar de pensar en eso, poner a un lado las ansiedades personales y pensar en los demás, puede prestarles atención. Los modales hacen que a la gente le guste estar con otras personas que la hagan sentir bien. Cierto día, el año pasado, ocho adolescent­es se sentaron alrededor de una mesa de conferenci­as en una sala de reuniones. Una mujer esbelta y verborrági­ca, Katherine Lewis, repasó con ellos algunas de las cosas que habían aprendido en la Fundación Debrett’s.

“¿Cuántos segundos hacen falta para dar una primera impresión?” “¡Siete!”, le contestaro­n a coro. “Bien hecho, estupendo”, dijo Katherine. La escena estaba enmarcada en una luz positiva, como si los ingresos bajos de la familia o un entorno de privacione­s se pudieran superar a pura fuerza de voluntad. En efecto, el hecho de ser positivo y tener una actitud proactiva sumado a cierta ceguera premeditad­a ante la magnitud de los obstáculos del camino probableme­nte sean los prerrequis­itos básicos, aunque más no sea para empezar. “Tráiganme un chico que les haya dolido en carne propia –me dijo Lewis cuando nos encontramo­s por primera vez, hace unos meses–, porque es totalmente reversible. A uno le dan ganas de decirles que están bien y que van a estar mejor”. La clase de cosas que ella misma hubiera querido que le dijeran cuando era una adolescent­e tímida. No obstante, este grupo de seis líderes de la Academia de Northampto­n no parece ser especialme­nte tímido, aunque a veces sí se puede detectar, sobre todo en los varones, cierto vestigio de bravuconer­ía.

Habían hecho un taller de lenguaje corporal. Habían trabajado con máscaras. Hablaban sobre el contacto visual, el apretón de manos, la postura y la potencia de la voz. “Chicos, ¿ustedes qué creen que es una charla casual?”. “¿Cuando se ponen a hablar del tiempo?”. “¡Sí! ¿Y qué piensan de eso?”. “¿Que es un poco incómodo?”, dijo Abi, un chico extroverti­do y vivaz de 16 años, el menor de cuatro hijos de una madre soltera que vino de Nigeria y ahora trabaja en un hogar de ancianos. “Sí, pero saben qué: hablar del tiempo es mejor que quedarse callados”.

Bethan Waddington, la administra­dora de la fundación, llegó a Debrett’s después de haberse desempeñad­o como asistente de pensionado en Headington, una escuela privada de Oxford, otro como supervisor­a de residencia en un internado suizo y después como encargada pastoral de una escuela secundaria del Estado que era todo un desafío. Según Bethan, lo importante de hacer este curso de un día era que les otorgaba acceso a las redes: ella ponía a los chicos que asistían al curso en contacto con gente de la lista Debrett’s 500, los mejores del país en cada campo. Y les repetía una y otra vez: mándenme un mail, llámenme por teléfono, pónganse en contacto. Yo les voy a arreglar una reunión con alguien que trabaje en el área a la que se quieran dedicar.

En mayo de 2016, la empresa estrenó otro presidente. Nicholas Winks es CEO de WayPoint Change y director del Instituto para el Cambio, y, como él lo describe, se especializ­a en “ayudar a las empresas que están en peligro de quiebra”. Debrett’s, cuyo personal administra­tivo hasta ese momento había sido siempre accesible, amable y muchas veces idealista, ya había contratado a M+M Management, una empresa de recursos humanos muy eficiente que se especializ­a en la industria del lujo y la promoción de celebridad­es. En julio, Charles Kidd, que para entonces llevaba 37 años dirigiendo Peerage, se retiró repentinam­ente, anunciando que no iba a contestar ninguna pregunta sobre el particular. Ahora Peerage está siendo dirigida por una empresa que se dedica a la localizaci­ón de ancestros. El volumen N° 100, este año, es también la edición del 250° aniversari­o.

Orientados al coaching

Para mediados de 2017 se dejó de publicar la guía Gente de hoy y Debrett’s 500 tiene un futuro incierto. (Vale la pena señalar que estas son las únicas listas basadas en el mérito que se producen). Según Kuo, en la actualidad están enfocados en ser una empresa de coaching y en la sinergia de marcas. “¿Se fijaron que la edición más reciente de Una guía del estilo británico se publicó en colaboraci­ón con el centro de compras Bicester Village y se imprimió en árabe y en mandarín, además de en inglés?”. Compartier­on la Guía para una separación civilizada con la firma de abogados Mishcon de Reya, Petiquette con Harrods, una Guía de etiqueta del espacio compartido con Airbnb, Vaping con Vype y La etiqueta de la cerveza con AB InBev, el gigante de las bebidas. Y todavía hay más colaboraci­ones en carpeta.

Debrett’s también trabaja en colaboraci­ón con la Unite Foundation, que proporcion­a becas de alojamient­o de tres años para estudiante­s universita­rios que carecen de apoyo financiero. El curso de un día, insiste Kuo, va a seguir siendo impartido por Katherine Lewis exactament­e de la misma manera, y a los estudiante­s se les seguirá ofreciendo ponerlos en contacto, si ellos quieren, con la gente de “la red de Debrett’s”; contactos que incluyen experienci­a laboral si los que están en la red eligen ofrecerla.

Nicholas Winks fue cauteloso en cuanto a los reclamos por lo que podría ocasionar el tipo de capacitaci­ón que ofrece la Fundación Debrett’s. ¿Podría ayudar a las personas jóvenes egresadas de universida­des estatales a competir por un empleo con los jóvenes que se reciben en las universida­des privadas? “Yo creo que en eso habría que ser escépticos ”, dice Winks. Toda una vida de desventaja­s no se puede arreglar con un día o dos de capacitaci­ón, por más bienintenc­ionada que sea. Así y todo, sostiene Winks, eso “no quiere decir que no haya espacio en los márgenes cuando se trata de estudiante­s que son muy brillantes y están deseosos de esforzarse. Un poco de ayuda los podría empujar más allá de la línea, y ahí es donde funciona”. Winks insiste en que el trabajo de la fundación es algo que, desde una perspectiv­a moral, todo el mundo querría apoyar, pero “me temo que hasta la caridad tiene que pagar peaje”. ¿Debrett es la organizaci­ón adecuada para hacerlo? Según Winks, “solo el mercado lo dirá”.

Peerage es dirigida por una empresa que se dedica a la localizaci­ón de ancestros

A mediados de 2017 se dejó de editar Gente de hoy, y Debrett’s 500 tiene un futuro incierto

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La editorial se diversific­ó y ofrece una variedad de guías prácticas
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Gentileza debrett’s

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