Lula, Nicolás y Odebrecht
No es tanto el delito cometido sino un hecho aún más cínico y detestable: el ocultarse tras el disfraz de líder obrero, honesto y trabajador que llegó para rescatar a Brasil. Nada deteriora más el liderazgo en estos escenarios políticos de urgencia social que descubrir que quien se viste de redentor es un farsante. Era tal el furor entre civiles y militares venezolanos por hacer negocios con la camarilla gobernante del Partido de los Trabajadores de Brasil que parecía que estuvieran padeciendo la “fiebre del oro” que sacudió a California. Bastaría con que los fiscales y jueces brasileños revisaran los viajes a Brasil de líderes civiles y militares del PSUV y, a partir de sus llegadas y visitas a funcionarios del gobierno de Lula, armaran un escenario, en el que cabrían negocios, coimas, estafas y sobreprecios inimaginables. Esto ayudaría a que la Justicia de Brasil apuntara a los sospechosos de manejar una red de corrupción de alto vuelo con Venezuela. El hecho de que un tribunal de apelación brasileño haya denegado los recursos presentados por Lula contra una condena a más de 12 años de cárcel, comprometiendo las oportunidades del líder tanto de volver al poder como de seguir en libertad, dice mucho sobre el futuro de Lula y sus cómplices en Venezuela. SI Lula es inhabilitado por sus manejos sucios, de igual manera cabría la posibilidad de castigar a Maduro por su irregular relación con Odebrecht y Lula. El tiempo juega a favor de la democracia.