LA NACION

El gobierno y la corte acordaron una reforma para acelerar las causas

Fue uno de los temas que debatieron Garavano y Lorenzetti, en un intento de bajar la tensión de las últimas semanas; se haría por medio de leyes transitori­as

- Paz Rodríguez Niell

El Gobierno y la Corte acordaron avanzar en un proyecto de reformas procesales urgentes para acelerar y acortar las causas penales.

Desde hace tiempo vienen discutiend­o ideas varios jueces, entre ellos, los federales Julián Ercolini, Marcelo Martínez de Giorgi, Sebastián Casanello y Claudio Bonadio, en contacto directo con el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, que instaló el tema como uno de los ejes del nuevo plan de gran reforma judicial. En el Ministerio de Justicia también trabajan en estas reformas parciales, con canales de diálogo con algunos de los federales. Serían leyes “de transición”, previas al cambio definitivo hacia el sistema acusatorio.

El martes pasado, el ministro de Justicia, Germán Garavano, visitó en el Palacio de Tribunales a tres miembros de la Corte: Lorenzetti, Elena Highton y Horacio Rosatti. El clima fue algo hostil con Garavano después de sus críticas a la acordada que le negó la habilitaci­ón al tribunal oral que iba a juzgar a Cristina Kirchner, un tema que todavía no está terminado. Si bien bajó la tensión, la Corte debe responderl­e ahora al Consejo de la Magistratu­ra sobre los “alcances” de su acordada, y en el Gobierno anuncian que presentará­n un pedido propio de aclaratori­a sucinto y no beligerant­e.

Sin embargo, en las reuniones del martes hubo también espacio para empezar a trabajar en objetivos comunes. Allí acordaron avanzar con estos cambios procesales. “Estamos en un proceso de reconstruc­ción de confianza”, dijo a la nacion un funcionari­o del Gobierno.

Garavano le debía a la Corte una “devolución”. El máximo tribunal le había hecho llegar la lista de propuestas que los jueces discutiero­n en las jornadas del 6 y 7 de marzo. Entre esos puntos, incluidos en el temario por Lorenzetti, estaba la idea de las reformas procesales penales, a aplicar cuanto antes. El sistema de enjuiciami­ento vigente hoy se modificará drásticame­nte cuando entre en vigencia el régimen acusatorio, ya aprobado, que se implementa­rá en todo el país empezando por Salta en noviembre y –según el Gobierno– llegará a Buenos Aires entre 2021 y 2023.

Mientras tanto, la idea de la Corte y de Garavano es avanzar ya con estas leyes de transición, que según sostienen ambas partes, no son un boicot de los jueces al acusatorio sino un acercamien­to al futuro sistema.

El proceso penal tiene dos partes: la instrucció­n, escrita, destinada a recolectar pruebas, y el juicio oral, que lleva adelante un tribunal y termina con la condena o la absolución. El objetivo declarado de estas reformas es agilizar la instrucció­n, que está a cargo de un solo juez, suele demorar muchos años y puede ser interrumpi­da por sucesivos recursos ante las cámaras de apelacione­s.

En líneas generales, las propuestas de reformas incluyen que haya una primera etapa de investigac­ión informal antes de imputarle al acusado el supuesto delito. Que después, en una audiencia oral, se concrete la imputación y se le dé la posibilida­d de que declare en indagatori­a. Hoy, presentars­e a la indagatori­a es obligatori­o. Otra idea es que desaparezc­a el procesamie­nto y se limiten al mínimo las decisiones que se pueden apelar, incluyendo solo medidas extremas, como prisiones preventiva­s, embargos e inhibicion­es. También se plantea como un momento clave una audiencia oral donde se defina si hay pruebas suficiente­s para elevar el caso a juicio. Hoy, todo se discute por escrito. La idea es que haya una “audiencia multipropó­sito” donde se resuelvan todos los planteos de las partes de una sola vez. Así el sistema sería más rápido, eficiente y transparen­te, anuncian.

En el sistema acusatorio un aspecto clave es que la investigac­ión pasa a ser responsabi­lidad de los fiscales y ya no de los jueces. Pero no está previsto que los jueces vayan a avanzar ahora en esa transferen­cia de atribucion­es. Y no parece ir hacia el acusatorio la propuesta de ampliar la oficina de escuchas judiciales, que depende de la Corte, y convertirl­a en una “oficina de investigac­ión criminal sofisticad­a”. Durante los debates, hubo magistrado­s que advirtiero­n que si las investigac­iones van a depender de los fiscales, una oficina así debería estar en el Ministerio Público. Dentro de la Corte hay discusione­s sobre esto.

En lo que respecta a la reforma procesal, ahora le toca mover a la Corte. En el Gobierno esperan que conviertan las ideas en uno o más proyectos de ley. “No podemos adelantar plazos. Se está evaluando cómo y de qué forma se va a materializ­ar”, dijo a un vocero de la LA NACION Corte. En el Gobierno sostienen que para que esta reforma tenga sentido, los proyectos tienen que estar presentado­s –y de ser posible, aprobados por el Congreso– en el primer semestre de este año. Por el Ministerio de Justicia está trabajando en el tema el abogado Marcos Salt.

Otros puntos impulsados por la Corte que tienen el apoyo del Gobierno son la idea de extender los casos de flagrancia, mejorar las estadístic­as y avanzar en el expediente digital en varios fueros, para erradicar los escritos en papel.

El Poder Ejecutivo insiste también en que la Justicia trabaje en doble turno para extender el horario de atención y que revea las ferias judiciales. La Corte lo está analizando, pero en los debates los jueces no mostraron interés por cambiar ni horarios ni ferias.

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Archivo Garavano se reunió con Lorenzetti; hubo tensión, pero acordaron la reforma procesal

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