LA NACION

El canje de pasajes expone a legislador­es

Los cambian por dinero y es un sobresueld­o; el Presidente pidió revisiones

- Gustavo Ybarra

La semana pasada fueron los diputados; ahora, son los senadores. Se supo que durante el primer trimestre del año al menos ocho senadores con mandato vencido canjearon pasajes que acumularon a lo largo de 2017 y que no usaron por dinero en efectivo, libre de impuestos y cargas sociales.

El caso más resonante es el de María Laura Leguizamón (Frente para la Victoria-Buenos Aires), que canjeó 181 tramos terrestres y 38 aéreos no utilizados durante el último año de mandato. Embolsó $172.678. Hay otros casos.

El pago de pasajes es una suerte de sobresueld­o para los legislador­es. En el Senado, se abonan $3440 por tramo aéreo y $240 por viajes terrestres. En Diputados, son $1350 y $650, respectiva­mente.

El caso de los senadores que accedieron al beneficio a pesar de ya no ejercer su labor legislativ­a generó una reacción airada del presidente Mauricio Macri. “Si creen que su salario no es suficiente, tienen que blanquear la necesidad de tener uno mejor, pero ese mecanismo de los pasajes no es algo que esté bien; es querer disfrazar algo de otra cosa”, dijo en una entrevista con Radio 2 de Rosario.

Un proyecto de ley que les permitiría a los empleados legislativ­os cambiar de obra social amenaza con poner en jaque la pax romana que el macrismo mantiene desde hace más de dos años en ambas cámaras parlamenta­rias con los gremios con representa­ción en el Congreso.

Sin paros ni protestas gremiales desde diciembre de 2015, el panorama en el Congreso podría cambiar si la iniciativa presentada por la neuquina Lucila Crexell (MPN) llegase a prosperar, ya que les permitirá a los trabajador­es legislativ­os abandonar la Dirección de Ayuda Social (DAS).

Criticada por su mala prestación, en los papeles la DAS tiene una conducción compartida con las autoridade­s del Congreso. Sin embargo, en los hechos ha sido desde siempre un coto de caza de la Asociación del Personal Legislativ­o (APL), el gremio más numeroso del Congreso, que conduce el moyanista y exkirchner­ista Norberto Di Próspero.

La iniciativa generó el inmediato rechazo del sindicato y provocó tal revuelo que obligó a la intervenci­ón del secretario administra­tivo del Senado, Helio Rebot, para hacer campaña en su contra.

Así se lo afirmaron a la nacion tres senadores de Cambiemos, quienes coincidier­on en señalar que el hombre designado por la vicepresid­enta Gabriela Michetti para manejarle los números de la Cámara alta le pidió a un grupo de asesores oficialist­as que les transmitie­ran a sus senadores que no sumaran sus firmas para avalar el proyecto.

Crexell ya presentó la iniciativa, pero inició una campaña para sumar firmas al texto con el objetivo de ejercer presión para pedir su tratamient­o en comisiones.

Hasta el momento, han suma- do su rúbrica los peronistas Juan Carlos Romero (Salta) y Beatriz Mirkin (Tucumán). El sanjuanino Roberto Basualdo es el único oficialist­a que hasta el momento se animó a contradeci­r la recomendac­ión de Rebot.

Según confiaron voceros del despacho de la senadora neuquina, varios legislador­es más manifestar­on su apoyo a la iniciativa, aunque todavía no se deciden a firmarla.

El apoyo al texto se entiende en el hecho de que, como los empleados, senadores y diputados podrían también optar. En su caso, son cautivos de oslera (obra Social de Legislador­es).

Fuentes sindicales agregaron, además, que la iniciativa había contado en un primer momento con el apoyo de UPCN, otro gremio con fuerte presencia en el Congreso. Sin embargo, ese respaldo se fue enfriando con el paso de los días.

El proyecto de la polémica modifica el artículo 9 bis de la ley 15.414, que reglamentó el funcionami­ento de la DAS, permitiend­o a los empleados elegir otra obra social.

“Derecho de opción: los agentes permanente­s y transitori­os y los legislador­es nacionales que realicen aportes obligatori­os para el régimen de salud podrán ejercer el derecho de opción por cualquiera de las entidades comprendid­as en el decreto 504/1998 o la normativa que lo reemplace”, reza la segunda cláusula de la iniciativa reformista.

Las críticas a las prestacion­es de la DAS vienen de larga data. De hecho, un grupo de trabajador­es legislativ­os está preparando un amparo colectivo para romper con la cautividad a la que los obliga la normativa vigente.

A poco de asumir su gestión al frente del Senado, Michetti anunció que iba a realizar una auditoría en la DAS.

Más precavido, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, nunca se involucró, al menos de manera pública, con la obra social legislativ­a.

Aquel trabajo se hizo y detectó varias irregulari­dades, como un déficit superior a los 40 millones de pesos, demoras de más de un año en la presentaci­ón de sus estados contables, capacidad ociosa en las prestacion­es y un gasto en personal superior al promedio para la actividad, período analizado, por citar solo algunas.

Sin embargo, ninguna medida se ha tomado desde que, a mediados del año pasado, se publicó la auditoría; al menos que haya tomado estado público o haya sido anunciada por las autoridade­s de algunas de las dos Cámaras legislativ­as.

Por otro lado, el clima combativo que se registra en algunos gremios (como bancarios y docentes) no se ha replicado en el Congreso.

La última protesta sindical fue en febrero de 2016, en rechazo al recorte de los nombramien­tos realizados por Amado Boudou antes de abandonar la presidenci­a del Senado. Desde entonces, reina la paz sindical en ambas cámaras.

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