LA NACION

Uvas perfectas. Mendoza vuelve a sonreír con la vendimia

La cosecha 2018 promete calidad para recuperar mercados

- Texto dante rofi

En Mendoza ya asoman algunas sonrisas. Si bien aún no recuperó el promedio histórico de sus cosechas (25 millones de quintales), la buena noticia es que con la vendimia 2018 la provincia está “frente a una campaña con uvas de excelente calidad”, según Carlos Tizio, presidente del Instituto nacional de Vitivinicu­ltura (InV).

Se entusiasma­n también con una franca recuperaci­ón de la producción y una cosecha que promete entre 21,56 y 23,80 millones de quintales, unos 2 millones más que el año pasado.

“Febrero es clave en Mendoza, porque es el mes históricam­ente más lluvioso, pero en esta ocasión resultó un mes muy tranquilo en cuanto a precipitac­iones, lo que posibilitó mantener la sanidad de los cultivos”, apunta Sebastián Zuccardi, de la bodega del mismo nombre, que cuenta con viñedos en el Valle de Uco, Santa Rosa y Maipú.

Posicionar mejor los vinos de media y de alta gama se vuelve indispensa­ble a nivel interno, donde ya existe un público más sofisticad­o que los demanda. Pero también para conquistar nuevos mercados internacio­nales y mejorar la promoción de las marcas argentinas en Europa. Antonio Mas, enólogo y responsabl­e de Mas Wines, advierte que la Argentina todavía debe trabajar mucho en el acceso a los mercados asiáticos.

En plena cosecha, enólogos y bodegueros destacan los resultados que se están obteniendo; revertir la caída del consumo de vino y potenciar las exportacio­nes son las prioridade­s del sector

Más volumen y excelente calidad. Así describen la vendimia 2018 referentes del sector bodeguero argentino, luego de dos cosechas que dejaron sinsabores por los magros rindes obtenidos. Según la estimación del Instituto Nacional de Vitivinicu­ltura (INV), la actual campaña dejaría entre 21,56 y 23,80 millones de quintales, contra los 19,65 millones de 2017 y los 17,58 millones de 2016. “Aún por debajo del promedio histórico, que ronda los 25 millones de quintales, la actual será una cosecha superior a las dos precedente­s, pero lo más importante es que estamos frente a una campaña con uvas de excelente calidad”, dijo a Carlos Tizio, la nacion presidente del INV.

Explicó que los cultivos contaron con un clima muy favorable durante todo el ciclo y que ello se comienza a traducir en vinos de alta calidad. “Por lo que nos van contando enólogos de distintas bodegas, los resultados son muy positivos, en cuanto a aromas, redondez; a la muy buena calidad en los vinos blancos, y al óptimo equilibrio de los mostos, en el caso de las uvas tintas. Hasta el momento se lleva elaborada una tercera parte del malbec y se nota que hay unos taninos suaves; muy buena acidez, y un buen color”, detalló el funcionari­o.

Con viñedos en el Valle de Uco, Santa Rosa y en Maipú, Mendoza, Sebastián Zuccardi, ingeniero agrónomo y enólogo de la Bodega Familia Zuccardi, recordó que “venimos de dos cosechas muy pobres, que fueron las más chicas de los últimos 60 años. Esta se presenta mejor, pero no superior a lo que podría considerar­se normal, con un aumento para la provincia que oscila del 12 al 13%. Lo concreto es que hay más uva que en los últimos dos años y eso ya es un alivio”. En cuanto a la calidad, destacó que se presenta muy buena, gracias al predominio del tiempo seco, típico de la región. “Febrero es clave en Mendoza, porque es el mes históricam­ente más lluvioso, pero en esta ocasión resultó un mes muy tranquilo en cuanto a precipitac­iones, lo que posibilitó mantener la sanidad de los cultivos”, explicó.

Para Antonio Mas, enólogo y responsabl­e de Mas Wines, “la cosecha viene muy bien, tuvimos algo de daño por helada, pero, en general, la uva está muy sana y no hemos tenido accidentes climáticos graves”. En plena cosecha de las uvas tintas en el Valle de Uco, expresó su satisfacci­ón “porque estamos teniendo muy buena calidad y el rinde no es excesivo. En chardonnay hemos tenido unos 70 quintales, que es lo que buscamos; en malbec andaremos en eso, mientras que en Cabernet estimo que lograremos 60 quintales por hectárea”.

En un alto en su trabajo, Pablo Ceverino, ingeniero agrónomo a cargo de los viñedos de Casarena Bodega y Viñedos, en Luján de Cuyo, Mendoza, destacó que en cuanto a calidad la campaña viene “diez puntos, con uvas que presentan una muy buena sanidad. Hemos tenido unas semanas con bastante calor, por lo que las uvas que están entrando lo hacen con un buen grado de alcohol”. Añadió que, si bien tuvieron algo de pérdida por heladas, “con el transcurri­r del ciclo de los cultivos vimos que los viñedos se fueron acomodando, con brotes de yemas que trajeron más racimos y que equilibrar­on las expectativ­as. Así, hoy estimamos estar en un año promedio en cuanto a volumen”.

La tranquilid­ad que aportó el clima, con un bajo nivel de humedad que mantuvo las uvas en las mejores condicione­s, hoy les permite a los hacedores de vino trabajar con comodidad, más allá del torbellino de preocupaci­ones que en sí misma implica la vendimia. “Estos son los años ideales para trabajar pensando en calidad, en tener una buena logística de las tareas, siempre con el horizonte de lograr una máxima calidad de vino”, aseguró Bernardo Bossi Bonilla, enólogo de Vinos de Potrero, Los Toneles, Mosquita Muerta Wine y Fuego Blanco, con un radio de acción entre el Valle de Uco, en Mendoza, y el Valle del Pedernal, en San Juan. Agregó que los viñedos a su cuidado presentan más uvas que el año pasado y que la calidad es “excelente”.

Desde la Patagonia, una región en crecimient­o dentro de la vitivinicu­ltura argentina, Roberto Schroeder, dueño de la bodega Familia Schroeder, en San Patricio del Chañar, Neuquén, e integrante de Wines of Patagonia, explicó que “la cosecha 2018 en la Patagonia viene muy bien, tanto en cantidad como en calidad”. Agregó que ello es producto de la ausencia de heladas considerab­les. “Solo tuvimos algunos vientos más frecuentes de lo habitual, que afectaron zonas puntuales con mermas leves. La sanidad es muy buena ya que hemos tenido mayoría de días cálidos y soleados”.

Según Schroeder, esas circunstan­cias positivas se están plasmando en los vinos: “Las primeras evaluacion­es de algunos blancos y bases de es pum antes están muy bien, frutales, intensos y con muy buena acidez natural. En relación con los tintos, ya algunosp in ot no ir fueron des cuba dos y los comentario­s de los enólogos son muy alentadore­s, buen color, intensos, frutales y de gran volumen en boca”.

La caída del consumo

En cuanto al consumo de vino en la Argentina, y más allá de las estadístic­as que marcan su caída, para los integrante­s de la cadena de valor lo importante es ver de qué forma se revierte la tendencia. “Es preocupant­e la situación del mercado local, donde hay una gran competenci­a con la cerveza y las gaseosas. Sin embargo, para los vinos de media y de alta gama hay un porvenir interesant­e en el país. Hay un público que está reconocien­do la calidad y que paga más por eso, pero es un proceso lento”, dijo Mas.

Para Zuccardi el mercado doméstico ha caído “mucho más de lo que quizá podíamos esperar. En parte por factores económicos y por el hecho de que el vino llegó a valores que lo hacen caro de consumir. Pero en ello mucho tuvieron que ver las últimas dos cosechas, que fueron muy chicas en volumen”. Puntualizó sobre la necesidad de trabajar activament­e para estar más cerca del consumidor. “Si bien hay un movimiento mundial de cambio de hábitos de consumo, hay cosas que se podrían haber hecho mucho mejor”, reconoció.

En el mismo sentido, Bossi Bonilla, dijo que desde el sector vitiviníco­la “no hemos sabido hacer bien las cosas en la etapa de la comerciali­zación y hemos ido perdiendo la proximidad con el consumidor. Además, está cambiando el paradigma del consumo de vino, donde se deja de consumir cantidad y se opta por la calidad”. El enólogo destacó que hoy el consumidor prefiere pagar un poco más por un vino de calidad, “se ha vuelto más curioso, con ánimo de innovar y de buscar cosas nuevas. Quizás hacia ese segmento y hacia esas exigencias debemos orientar las acciones para captar o fidelizar a ese consumidor”.

Schroeder considera que una recuperaci­ón en los ingresos y una adecuación en los costos de la materia prima podrían revertir el deterioro del mercado doméstico. “Sin embargo, no lo visualizo tan rápidament­e y aunque 2018 presente mejores expectativ­as solo veremos algo de recuperaci­ón. Volverá a aparecer un desplazami­ento de los consumidor­es hacia categorías de precios más elevados”.

Para apuntalar la presencia del vino argentino en el exterior, los consultado­s coincidier­on en la necesidad de trabajar en forma integrada detrás de la marca Vino Argentino. “Da mucha impotencia ir a un mercado o a una vinoteca grande de Europa y ver una góndola preparada con vinos chilenos y ver vinos de bodegas argentinas dispersos por el local. Ahí ves que nos falta una política de comercio exterior, que presente al vino argentino como bandera”, dijo Bossi Bonilla.

Zuccardi destacó que “nunca hemos hecho mejores vinos de lo que estamos haciendo ahora. Entonces, hay que trabajar más en los mercados”. Como proyección para 2018, dijo que este puede ser un buen año para las exportacio­nes argentinas, “porque al haber más uva no creo que se sostenga el aumento de los precios que se venía arrastrand­o. Creo que la cosecha de Europa será menor por las fuertes heladas que padecieron y que ello hará un poco más chico el balance de vino mundial. También nos ayudará la devaluació­n importante del peso que se dio a fines de 2017, que nos hizo más competitiv­os”.

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