LA NACION

La frase deL día

Durante la ceremonia realizada en el Coliseo, Francisco leyó meditacion­es elaboradas por adolescent­es romanos

- Francisco, ayer, durante la última plegaria del vía crucis, en Roma Elisabetta Piqué

papa franCisCo, en eL vía CruCis “Nuestras generacion­es están dejando a los jóvenes en un mundo devorado por el egoísmo”

ROMA.– Francisco deploró ayer un “mundo devorado por el egoísmo, que margina a los jóvenes”, al final del tradiciona­l vía crucis en el Coliseo romano, rito del Viernes Santo que evoca la pasión y muerte de Jesús. En una oración que recitó al final de la celebració­n –marcada por fuertes medidas de seguridad debido a una alerta por terrorismo en toda Italia y especialme­nte en esta capital–, el Papa manifestó “vergüenza porque nuestras generacion­es están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras, un mundo devorado por el egoísmo donde los jóvenes, los pequeños, los enfermos, los ancianos son marginados”. Francisco también expresó “vergüenza por haber perdido la vergüenza”.

Francisco quiso que los jóvenes fueran protagonis­tas también del emblemátic­o vía crucis en el Coliseo. Los textos de las meditacion­es y oraciones leídas en las 14 estaciones del calvario, en efecto, fueron escritos por un grupo de jóvenes de un secundario de esta capital.

“Hoy estamos acostumbra­dos a un mundo de palabras ambiguas, una fría hipocresía oculta que filtra lo que realmente queremos decir; las advertenci­as se evitan cada vez más, se prefiere abandonar al otro a su propio destino, sin molestarse en exhortarlo por su propio bien”, dijo en una meditación, leída ante unos 20.000 fieles, que llevaban velas y antorchas en el siempre imponente escenario del Coliseo, símbolo de los cristianos perseguido­s.

Como en las cinco ocasiones anteriores, Francisco nunca llevó la cruz. Concentrad­o, siguió la procesión y las meditacion­es desde la terraza de la colina del Palatino, que se asoma sobre el antiguo anfiteatro Flavio. Desde ese mismo lugar, enfundado en un sobretodo blanco para protegerse de una noche húmeda y fría, terminada la procesión de la cruz, pronunció una oración final.

Entonces, más allá de manifestar ante Jesús su “vergüenza” por diversos males –incluso por “algunos de tus ministros, que se dejaron engañar por ambición y vanagloria”–, también expresó arrepentim­iento y esperanza. “Esperanza porque tu mensaje sigue inspirando, aún hoy, a tantas personas y pueblos, porque solo el bien puede derrotar el mal y la maldad, solo el perdón puede abatir el rencor y la venganza, solo el abrazo fraterno puede dispersar la hostilidad y el miedo del otro”.

Los jóvenes también fueron protagonis­tas de la celebració­n de la Pasión del Señor, que tuvo lugar poco antes en la Basílica de San Pedro, rito en el cual el Papa se postró en el suelo en adoración.

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Alessandra tarantino/ap

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