LA NACION

Las “diferencia­s consensuad­as” entre Vidal y el Presidente

Surgieron contrastes en lo relativo a los derechos humanos, el Papa y por la reelección en 2019

- Marcelo Veneranda

“No hay retroceso: hay voluntad política que festejamos y agradecemo­s”. “Hay un retroceso enorme. Y el Gobierno no nos quiere”. Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, pronunció las dos frases con solo 24 horas de diferencia. La primera, el viernes 23 de marzo, en La Plata, sonriente junto a la gobernador­a María Eugenia Vidal. La segunda, el sábado 24, a metros de la Casa Rosada, con el presidente Mauricio Macri entre ceja y ceja.

Lo curioso no es el contraste marcado por Carlotto, sino las veces que esas diferencia­s se dieron en los últimos dos años sin que se hayan notado fisuras entre Macri y Vidal. En Cambiemos hablan de una estrategia a veces consensuad­a.

“Mauricio y María Eugenia tienen una relación muy fuerte, pero también posiciones que se diferencia­n, se complement­an y se explican por sus distintos contextos y necesidade­s”, dice un alto dirigente de Cambiemos que trabaja con ambos desde hace años.

“Si María Eugenia buscara diferencia­rse como hacía Scioli con Cristina Kirchner, no se podría explicar todo lo que hizo Macri por el Fondo del Conurbano. Hablan mucho y en los temas importante­s están espalda con espalda”, agregan voceros oficiales.

El dato quizás sea que esas diferencia­s, a veces sutiles, otras no tanto, no solo son consensuad­as: potencian la estrategia electoral de Cambiemos. ¿Por qué? Porque en La Plata esperan que, de aquí a 2019, peronistas, kirchneris­tas y massistas repitan que “Vidal es Macri” una y mil veces, para esmerilar la imagen de la gobernador­a, sobre todo en el conurbano.

Algunos contrastes, sin embargo, parecen haber escapado al manual de comunicaci­ón. El mejor ejemplo sucedió también este año, cuando Macri, Rodríguez Larreta y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se zambullero­n en la defensa del policía Luis Chocobar, que mató a un joven que había apuñalado a un turista.

Hasta el jefe de Gabinete, Marcos Peña, otro referente de Cambiemos que suele evitar las líneas discursiva­s más duras del Gobierno, quedó involucrad­o en la defensa del policía, incluso luego de que se conocieron las imágenes que lo mostraban disparando por la espalda y a la distancia, al delincuent­e que huía.

Vidal, en cambio, nunca pronunció una palabra sobre Chocobar. “No fue azar ni intuición. María Eugenia jamás va a defender a quien mate a un chico, sea policía o no”, deslizó un allegado a la gobernador­a.

Las aperturas de sesiones legislativ­as también marcaron diferencia­s. No solo en oratoria. En 2016, Vidal cargó con dureza contra la gestión de Scioli, mientras Macri evitaba mencionar a Cristina Kirchner. Presidenci­a lamentó después no haber tallado más sobre “la pesada herencia” y modificó su estrategia en 2017. Para entonces, Vidal giraba su discurso: “La pesada herencia pasó”, decía.

La relación con Sergio Massa fue otra divisoria. No tanto en los primeros meses de 2016, cuando tanto Macri como Vidal se abrazaron al tigrense pensando en la gobernabil­idad, sino después, cuando la relación entre Macri y Massa se quebró y Vidal continuó negociando leyes y cargos en el ámbito provincial.

En rigor, casi toda la oposición –tal vez la única excepción sea la izquierda– contribuyó a marcar esas distancias: desde Margarita Stolbizer al kirchneris­mo duro. Tanto se machacó sobre el contraste que motivó una intervenci­ón del jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai: “Criticar a Macri es criticar a Vidal”, postuló en 2016. El mensaje apuntaba a la tropa bonaerense de Cambiemos, que en privado alentaba esos desmarques.

Asuetos para empleados públicos, la polémica por los 30.000 desparecid­os y hasta la desigual relación con el Papa podría sumarse a la lista de desencuent­ros. La reelección podría ser otro hito: Vidal evita el tema en público y en privado.

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