LA NACION

Hizo un gol y fue expulsado en el 2-2 de Belgrano-Racing

- Nicolás Zuberman

CÓRDOBA.– Por segunda vez en el año, desde aquella caída inicial ante Unión, Racing se fue de una cancha con la sensación de que el resultado podría haber terminado en derrota. Para esa impresión fue determinan­te la expulsión de Ricardo Centurión, que a los 42 minutos del segundo tiempo protestó hasta agotar la paciencia de Germán Delfino. Hasta ahí, era el jugador más peligroso de la Academia. Como si quisiera demostrar en la cancha su valor después de haber sido noticia por pasar un semáforo en rojo. Esa imagen del final fue negativa. Antes, todo lo contrario: además del primer gol, Centurión era el único que aparecía libre como opción de pase y de sus pies arrancaban los ataques visitantes. Pero los gritos de Delfino para calmarlo (“¡Pará Centurión!, ¡Pará Centurión!”) no alcanzaron. Y se fue expulsado por doble amarilla por no parar de protestar. Así se fue Centurión, otra vez cabizbajo mientras todas las cámaras y todos los ojos estaban puestos en él y en su conducta. “Borracho”, le cantaban los cordobeses mientras el volante de 26 años dejaba la cancha.

“Centurión se hizo responsabl­e de la situación. Todos dimos nuestra postura. Es un tipo importantí­simo y si es necesario lo ayudaremos. Pero va a ir creciendo y va a mejorar su manera de manejarse. Volvería a buscarlo una y mil veces”, había sido el respaldo de Coudet el jueves pasado. Hasta ese instante en que le recriminó al árbitro una falta mal cobrada a Sigali, Centurión parecía devolver esa banca en la cancha. Definió el primer gol. Mandó el centro en el segundo. Y habilitó a Lautaro Martínez para el que podría haber sido el tercero cuando Racing se imponía 2-1, pero un defensor local salvó en la línea. Después de esa jugada, llegó el empate de Marcelo Benítez, de tiro libre.

Centurión meneaba la cabeza de un lado al otro. Quince minutos después llegó la descarga. Fue tal vez la síntesis de cómo se va la Academia de Córdoba. Ahora, Centurión no podrá estar ante River, en el Cilindro, un partido que él esperaba jugar.

Pablo Lavallén pareció aprovechar las dos semanas de receso por los amistosos de la selección para estudiar al cuadro de Coudet. Bloqueó el circuito de juego que tiene Racing en la mitad de la cancha con Nery Domínguez y Neri Cardozo y obligó a que la Academia avanzara solo a través de sus laterales, Renzo Saravia y Alexis Soto. Y ahí solían terminar los ataques visitantes. De contraataq­ue, encima, Belgrano mostraba argumentos para lastimar, con Matías Suárez flotando entre los zagueros y los volantes. Acá, en el Barrio Alberdi, Belgrano aprendió a construir una verdadera fortaleza desde que remodeló su estadio. En lo que va de la Superliga no perdió en su casa. Y en seis de esos nueve partidos no le habían convertido goles.

En el calor de esta ciudad Racing dio el primer paso de un camino que tendrá diez estaciones en las próximas cinco semanas. El calendario de acá al 6 de mayo será muy agitado para la Academia, siempre con la Copa Libertador­es como faro, tanto en su actual edición como en la del año que viene. Por eso Eduardo Coudet ya avisó que anoche comenzó con una rotación que continuará en esta seguidilla. En Barrio Alberdi, Enrique Triverio tuvo su oportunida­d porque el entrenador eligió darle descanso a Lisandro López para que llegue de la mejor manera al choque del martes próximo ante Universida­d de Chile, en Santiago. Además, optó por Augusto Solari para reemplazar al suspendido Diego González. Fueron los dos jugadores más flojos de la visita. Una alarma para Coudet, que busca encontrar variantes en un plantel muy corto.

2 BELGRANO 2 RACING

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FotobaiRes El Centurión positivo: el que desequilib­ra y convierte, como aquí (de zurda) para el 1-1

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