EFICIENCIA Y COMODIDAD AL MÁXIMO
Con una motor 1.0 L de 65 CV, el Renault Kwid sobresale por sus bajos niveles de consumo; también, por su buen espacio interior y su agilidad para moverse en el tránsito
Tras haber discontinuado al interminable Clio Mio, Renault redobló su apuesta para el segmento A (chico) con el Kwid, el city car que representa la nueva entrada de gama de la firma y que busca posicionarse como primer auto ante rivales como el Fiat Mobi o el Volkswagen up! Se comercializa en cuatro versiones: Life, Zen, Intens y la tope de gama Iconic, que fue la que probamos.
Con un diseño moderno y atractivo, la parte delantera es robusta y con abundancia de redondeces, muestra con un capot compacto y de poca caída que continúa en una parrilla que, si bien amplia, no desentona con el conjunto como muchas veces sucede con otros modelos en los que aparece desproporcionada. A esta se suma una generosa toma de aire y un conjunto de ópticas y antinieblas sobre dimensionados que acentúan los volúmenes y le otorgan un carácter aventurero.
Desde la marca del rombo insisten en que el Kwid es “un auto urbano con espíritu SUV”. Por eso, la silueta luce corpulenta, maciza y elevada –como si se tratara de un sport utility en escala–. A esto se suman pasarruedas en plástico negro que quieren acentuar el carácter aventurero que se le quiso dar al modelo y unos calcos en los laterales que le dan cierta deportividad. La parte posterior, en tanto, es bastante simple y de líneas puras, y también destaca por su volumetría y por las formas redondeadas.
Para acentuar ese estilo SUV, la carrocería está un tanto elevada (tiene un despeje de 18 cm y ángulos de entrada y salida de 25° y 42°, respectivamente), lo cual es un punto a favor ya que permite sortear sin inconvenientes los constantes escollos que nos ofrecen nuestras deterioradas calles y avenidas.
El interior, sobrio y sin demasiadas estridencias, sobresale por su habitabilidad y el buen espacio de las plazas traseras –quizás de las mayores del segmento– y cuatro adultos caben con comodidad (destaca la altura y el espacio para las piernas), en parte debida a la distancia entre ejes de 2,47 m. En las plazas delanteras, en tanto, ofrece una posición de manejo elevada, muy al estilo crossover.
El equipamiento es correcto, e incluye pantalla táctil de 7” con sistema Media NAV 3.0, computadora de viaje, aire acondicionado, encendido automático de luces internas y apagado progresivo, cámara de retroceso, levanta cristales delanteros y cierre centralizado remoto con apertura de baúl, entre otros. En cuando a seguridad, ofrece 4 airbags, frenos con ABS y EBV, anclajes Isofix y cierre automático de puertas en rodaje.
El Kwid estrena el nuevo motor de tres cilindros SCE 1.0 L que genera 66 CV a 5500 rpm con un torque de 9,4 kgm a 4250 rpm, asociado a una caja manual de cinco marchas. La mecánica muestra valores lógicos para su segmento: acelera de 0 a 100 km/h en 13,5s, tiene una velocidad final de 151 km/h (a 5100 rpm) y la recuperación de 80 a 120 km/h en cuarta le demanda unos 20 s.
Se trata, sin dudas, de un conjunto pensado para tener una eficiencia sobresaliente en su hábitat natural que es el de la ciudad, con niveles de consumo que llegan a los 8 L cada 100 km/h mientras que en ruta a 120 km/h gasta unos 7 L. Sin embargo, y este es otro de sus puntos fuertes, esos registros bajan drásticamente a 5 L/100 km cuando se lo conduce a 100 km/h.
Como se dijo, el Kwid se encuentra cómodo circulando por la ciudad, ya que gracias a su buena relación peso-potencia (11,8 kg por cada CV), la dirección bien liviana (tiene ángulos de giro notables), el esquema de suspensiones blandas y la buena capacidad del impulsor en baja hacen que el andar sea realmente confortable, con buena respuesta y mucha agilidad para moverse por el tránsito.
Pero en la ruta es cuando comienza mostrar algunas flaquezas, ya que todos esos elementos de confort más el perfil elevado hacen que se lo note un tanto inestable en recta (a la dirección le vendría bien endurecerse un poco más) y con tendencia a rolar en las curvas en velocidad.
Buen diseño, bajos consumos, mucho espacio y espíritu citadino. Sin duda, el Kwid tiene con qué pelear entre los city cars.•