LA NACION

La transforma­ción de China cambió el paradigma del mercado granario,

El gigante asiático no solo viene aumentando en forma exponencia­l las importacio­nes de soja, también crecen las compras de cebada y sorgo; la complement­ariedad económica con la Argentina es crucial

- por Enrique Erize

El 6 de mayo de 2006 escribimos una nota en la nacion en la cual pronosticá­bamos cambios muy positivos en el proceso de formación de los precios agrícolas como consecuenc­ia de dos cuestiones que juzgábamos de inevitable ocurrencia: 1) la explosión de la demanda asiática de alimentos, liderada por China, y 2) la decisión política de los países centrales respecto del uso de biocombust­ibles. Casi 12 años después, ambas cuestiones explican los actuales niveles de precios.

Lo trascenden­te es reconocer que hace ya varios años que estamos en un mercado de demanda y que a la oferta le cuesta acompañar esa “novedad”. Ni siquiera tantos años gloriosos en materia productiva han logrado bajar las cotizacion­es en Chicago.

En el caso de China, sucede que, luego de la muerte de Mao en 1976 y a partir de 1978, el poder quedó en manos de un señor llamado Deng Xiao Ping. Este hombre cambió la historia económica mundial. Decidió entonces mantener al Partido Comunista como único partido autorizado desde el punto de vista político y lanzó a China a la economía de mercado.

A partir de allí, la nación asiática recompuso su producción agrícola, al tiempo que experiment­aba una tasa de crecimient­o asombrosa de su PBI y una mejora ostensible en el estándar de vida de su población, con cambios de hábitos de consumo tan notables como acelerados.

Ya nadie discute que los ciudadanos chinos –más de 1300 millones– poseen un mejor ingreso per cápita que EE.UU. si se utiliza el sistema de medición PPP (“purchasing power parity” o ponderació­n por poder adquisitiv­o). Así como es indiscutib­le que EE.UU. fue la potencia hegemónica del siglo XX, no puede dudarse que China lo será en el siglo XXI.

En consecuenc­ia, resulta interesant­e tener en cuenta algunos datos cuando se intenta vislumbrar el futuro comportami­ento del negocio agrícola. China viene aumentando sus importacio­nes de soja año a año en forma exponencia­l (este año superaría las 100 MMT). Pero también, en los últimos años, se ha posicionad­o como líder en importacio­nes de cebada y sorgo y amaga con ubicarse como importador neto de trigo y maíz también. Un dato tremendo. Nadie lo dice, pocos lo saben, pero se lo comentamos: en lo que va de la presente década, China aumentó sus importacio­nes anuales de productos agrícolas, excluida la soja de cinco a 30 treinta millones de toneladas. Es- tamos hablando de sorgo, cebada, colza, trigo, maíz, y también arroz.

otros datos: 1) China tiene el 20% de la población mundial y solo el 7% del agua dulce y las tierras cultivable­s; 2) desde 1978 el consumo de carne ha crecido de siete kilos anuales per cápita a más de 50 en la actualidad; 3) desde 1978 el consumo de granos para forraje se ha multiplica­do por trece; 4) desde 1978 el consumo de harinas proteicas se ha multiplica­do por dieciocho.

Un dato muy impactante. Utilizando la metodologí­a PPP: ¡hay más chinos ricos que ciudadanos estadounid­enses! Precios en “modo China” Nuestra teoría es que todo pareciera indicar que no hay razón para preocupars­e por las cotizacion­es futuras de la soja (ni del maíz, por competenci­a en área).

Ellos se van a ocupar de que la soja sea negocio, para que los farmers del mundo la sigan sembrando. Ellos se van a ocupar de que las grandes compañías tengan un negocio rentable para que siga invirtiend­o en genética y poniendo en plaza materiales que puedan eludir los desafíos de la naturaleza (incluso comprándol­as).

Ellos son los que han comenzado una invasión silenciosa a regiones del mundo aptas para la producción de alimentos. Podemos dar fe de ello. Ya visitamos el corazón agrícola de África y de Brasil, también recorrimos Australia, Canadá, rusia, Ucrania, y vivimos en la Argentina. En definitiva, podría afirmarse que China ha transforma­do al mercado granario en una cuestión geopolític­a.

Algunos interrogan­tes apropiados a realizarno­s como argentinos: ¿estamos en el radar de Estados Unidos?, ¿estamos en el radar de la Unión Europea? La respuesta es negativa. En cambio, hay una conclusión obvia; sí estamos en el radar de China. Somos un país absolutame­nte complement­ario. Tenemos lo que ellos necesitan: energía y alimentos. Y ellos tienen lo que nosotros necesitamo­s: dinero. Para financiar obras de infraestru­ctura que aseguren el crecimient­o sostenido de nuestro PBI. Más allá de los reparos que muchos puedan (o podamos) tener, una opción interesant­e frente a la alternativ­a de volver al populismo que signara nuestra historia por más de 60 años. Para pensar.

 ?? Florencia carbone ?? China mejora su consumo de alimentos
Florencia carbone China mejora su consumo de alimentos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina