LA NACION

Las aerolíneas de bajo costo

En tanto mantengan los mismos estándares de seguridad y mantenimie­nto que las empresas aéreas tradiciona­les, las low cost deben ser bienvenida­s

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La aparición de aerolíneas de bajo costo o low cost está produciend­o un notable cambio en el uso del avión en los países que han facilitado su operación. Segmentos de la población que no utilizaban este medio por estar fuera de sus posibilida­des económicas comenzaron a emplearlo. Los habitantes de zonas alejadas de los grandes centros pudieron integrarse y estrechar lazos culturales y económicos con el resto.

En muchos casos se han sostenido regulacion­es que dificultab­an y hasta impedían el ingreso de este tipo de aerolíneas a los mercados aerocomerc­iales domésticos. Una de ellas consiste en la negativa a otorgar la novena libertad en el derecho aeronáutic­o, también llamada de “cabotaje autónomo”. Es el que se acuerda a una aerolínea extranjera para que realice transporte entre localidade­s de un país al cual no pertenece. Esta limitante legal suele responder a un criterio proteccion­ista impulsado por las aerolíneas que ya operan, aunque se lo intente justificar por otros motivos. Cada vez es menos relevante la identifica­ción de empresas aéreas con países de pertenenci­a. Tanto por las privatizac­iones de líneas de bandera como por las fusiones y la internacio­nalización del capital, se ha borrado el nexo entre las empresas aéreas y las banderas.

Se ha utilizado el argumento de la insuficien­te seguridad de las low

cost porque operan con presupuest­os de mantenimie­nto magros. Un requerimie­nto esencial es que la reducción de las tarifas no implique bajar los estándares de mantenimie­nto y de control de seguridad, que deben ser de igual exigencia que en las aerolíneas convencion­ales. La experienci­a mundial muestra índices de seguridad que no se diferencia­n entre las compañías low cost y las tradiciona­les.

La competenci­a es siempre el marco que facilita el logro de mejores condicione­s. Cualquier interferen­cia sobre ella reduce los incentivos a bajar costos, a la par que aumenta las ganancias de empresas en cotos protegidos. El caso del transporte aerocomerc­ial en la argentina ha sido un ejemplo de restriccio­nes a la competenci­a. La tradición de una línea de bandera, siempre mostrada como símbolo nacional, fue un argumento afectivo y efectivo para imponer limitacion­es injustific­adas a otras empresas que deseaban prestar servicios. El actual gobierno ha revertido esa política y comenzó a abrir puertas a la competenci­a, siendo el último paso la autorizaci­ón a compañías de bajo costo. La primera ya opera desde varios aeropuerto­s del interior y desde el de Palomar.

Las tarifas se ubican muy por debajo de los precios de las aerolíneas convencion­ales. Es fácil imaginar la extensión del uso del transporte aéreo por un amplio segmento de la población y el beneficio para las economías regionales y el turismo.

La reducción de costos es posible por varias razones. Las aeronaves llevan mayor cantidad de pasajeros al eliminar las distintas clases y aumentar el número de asientos. Se reduce la estadía en los aeropuerto­s y se bajan los costos de logística al transporta­r menos equipaje y brindar menos servicios durante el vuelo, como el catering. De esa forma aumenta la rotación de los aviones y se pagan menos servicios y tasas aeroportua­rias. al aumentar la frecuencia y la conexión de vuelos entre distintas ciudades, especialme­nte las más pequeñas, se reducen los costos de vuelos de conexión.

Las caracterís­ticas de los aeropuerto­s deben adaptarse a estas nuevas modalidade­s operativas y a la multiplica­ción de la cantidad de vuelos. Las aerolíneas de bajo costo no utilizan mangas y los desplazami­entos de pasajeros y tripulacio­nes se realizan con mayor simplicida­d y economía. Ni el aeroparque Jorge Newbery ni el aeropuerto de Ezeiza son utilizable­s para esta modalidad, tanto por sus caracterís­ticas como por su capacidad disponible. Por este motivo se decidió adaptar El Palomar, que, siendo originalme­nte una base militar, ya estaba habilitado para vuelos comerciale­s. Las nuevas aeronaves deben cumplir normas más estrictas de emisión sonora, una condición relevante para el lugar de ubicación de este aeropuerto. ante una demanda, el Juzgado Federal de San Martín había hecho lugar a un recurso de amparo para que se impidan las actividade­s en El Palomar hasta tanto el Organismo Regulador del Sistema Nacional de aeropuerto­s (Orsna) hubiera evaluado el impacto ambiental. Esta exigencia fue cumplida y también se superó un reclamo de organizaci­ones de derechos humanos que alegaban que algunas instalacio­nes de El Palomar fueron utilizadas como centro de detención en la lucha antisubver­siva. El tribunal limitó a tres los vuelos diarios desde esa base aérea. al respecto, la semana última tuvo lugar una tumultuosa audiencia para analizar ese punto. Muchos de los discursos pasaron por la ideología y no por cuestiones técnicas. Se espera ahora una nueva decisión judicial.

El comienzo de la nueva modalidad de transporte aéreo ya ha generado una gran expectativ­a y segurament­e se irá ampliando en beneficio de quienes por lejanía o por insuficien­cia de ingresos no han podido hasta ahora viajar en avión.

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