LA NACION

Pérez hizo el 2-1, se lo dedicó a algunos hinchas y luego pidió perdón

“Me calenté en vez de disfrutar del gol, me disculpo; el insulto fue desubicado”, dijo

- Franco Tossi

El partido del campeonato estaba ajustado. Los hinchas, todos los que no estaban en la tribuna que ocupa la barra brava, empezaron a dejar en evidencia el inconformi­smo con la igualdad en uno: “Movete, Boca, movete; movete,

dejá de joder”. El equipo de Guillermo Barros Schelotto siguió su búsqueda y otra vez, como contra Tigre y atlético Tucumán, apareció una pierna en el área que solo tuvo que empujarla. O un muslo, mejor dicho. El de Pablo Pérez, el hombre que había estado en duda hasta último momento y del que menos se esperaba que apareciera. El capitán no tuvo un buen encuentro y, entonces, se descargó con algunos hinchas que murmuraban contra él.

“Tengo mucha bronca porque fue uno de los peores partidos que jugué. Hacer este gol clave encamina nuestro futuro en el campeonato”, se sinceró luego del partido Pérez. Para esas palabras y el malestar de la gente había argumentos: perdió muchas pelotas en la mitad de la cancha, ganó apenas un 30% de las disputas, cometió cuatro infraccion­es (entre ellas, la que inició el gol de los cordobeses) y lo amonestaro­n por sus ya acostumbra­das protestas desmedidas. Está claro que no fue de lo peor del equipo, pero otra vez no consiguió darle la dinámica que esperan de él. Por eso, nadie creía en su gol salvador. Quizás, él tampoco. Pero terminó siendo el gran héroe.

Saltó para contactar una pelota que venía fuerte por el centro de Ramón Ábila, puso su muslo para empujarla con fiereza y, cuando la pelota ingresó, salió inmediatam­ente corriendo hacia la zona de la platea baja. Primero, Wanchope lo interceptó para abrazarlo, pero el N°8 no quería saber nada. Expulsó toda la bronca guardada en un momento en el que, probableme­nte, ameritaba otro festejo. No obstante, a él le salió así: “¡La con… de sus madres! ¡Put..!”, se descargó el rosarino contra los plateístas.

a la hora de explicar los fundamento­s lo hizo con unos grados menos de calentura y muchas más ganas de celebrar el triunfo fundamenta­l: “Fue por los nervios que vivimos todos. Los hinchas y nosotros”. Y para ponerle un tono todavía más sereno, realizó una dedicatori­a más agradable: “Es para mis viejos, que ahora los veré en mi casa. Me dieron mucha suerte en venir a visitarme”.

“Me calenté en vez de disfrutar el gol. Me disculpo, el insulto está desubicado. Que no se malinterpr­ete que no fue para toda la cancha”, dijo Pablo Pérez, que hizo un gol que todo futbolista sueña: el que define un triunfo que –quizás– resulte decisivo para la conquista de otro campeonato.

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