De Vido, el primer argentino procesado por Odebrecht
El exministro fue acusado por beneficiar a la firma brasileña con un contrato de US$2300 millones
Fue acusado por beneficiar a la firma brasileña.
Por primera vez desde que estalló en Brasil el caso conocido como Lava Jato, un funcionario argentino quedó formalmente acusado por la Justicia como parte de este escándalo. El exministro Julio De Vido fue procesado ayer acusado de beneficiar a la empresa brasileña Odebrecht con contratos para la construcción de gasoductos en el país durante su gestión por más de US$2300 millones.
El juez federal Daniel Rafecas afirmó que el exfuncionario kirchnerista avaló “actos tendientes a beneficiar a Odebrecht” durante la licitación para la ampliación de gasoductos, una causa conocida como “Skanska II”. El magistrado, además, describió las pruebas que involucran tanto a De Vido (que permanece detenido por otro caso de corrupción) como al exsecretario de Energía Daniel Cameron, también procesado.
El magistrado entendió en su dictamen que se tomaron decisiones desde el punto de vista administrativo que dan cuenta de que “todo el proceso licitatorio habría estado enderezado desde un principio para la adjudicación del negocio a Odebrecht”. Y hasta reveló la existencia de un memorándum de entendimiento entre la empresa y la Secretaría de Energía para que Odebrecht fuera el beneficiario en obras que iba a licitar Cammesa, una empresa energética con participación estatal.
“Se dio por probado que De Vido creó el marco normativo necesario para que, desde la Secretaría de Energía, en negociación con Odebrecht, se procediera al llamado de una licitación privada que en lugar de hacerse a través de las empresas privadas licenciatarias Transportadora de Gas del Norte y Transportadora de Gas del Sur, como se hiciera hasta ese momento, se realizó a través de la empresa de firma mixta Cammesa, que fue quien finalmente le adjudicó, en un proceso sospechado, el negocio a Odebrecht”, sostuvo el juez.
El proceso –detalló Rafecas– comenzó en 2005 cuando el entonces CEO de Odebrecht en la Argentina, Flavio Bento Faria, envió una carta al gobierno para expresarle su intención de que su empresa participara en la obra multimillonaria. Y agregó como otra prueba de su participación la modificación de las bases de la obra, tendiente a beneficiar a la compañía.
La licitación tuvo también como oferentes a Camargo Correa (también brasileña) y Benito Roggio SA, dos empresas también involucradas en otros escándalos de corrupción por supuesta carterización de obras con Odebrecht en la Argentina.
El juez consideró que la competencia entre las empresas fue “meramente formal y aparente” ya que ambas incumplieron las condiciones del pliego y, de esa manera, permitieron que Odebrecht se quedara con los contratos.
Por último, Rafecas consideró que debido al elevado monto del contrato y a la extensión territorial de la red de gasoductos era prácticamente imposible que tanto De Vido, entonces ministro de Planificación Federal, como Cameron, no conocieran, al menos, los rasgos generales de la maniobra.
Desde el entorno de De Vido, que permanece detenido desde octubre, negaron las acusaciones y aseguraron que en el fallo no existe “un solo vinculo que asocie el supuesto comportamiento irregular”.
La investigación instruida por el juez Rafecas se abocó exclusivamente al análisis de la licitación. La ejecución del contrato, con el consecuente análisis sobre posibles sobreprecios, está en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi, que también deberá evaluar la responsabilidad de los empresarios en dicha maniobra delictiva. Dos auditorías realizadas por organismos de control ya habían advertido que podría haber precios inflados en el contrato.
Es el séptimo procesamiento que enfrenta De Vido en los tribunales desde que Cristina Kirchner dejó la Casa Rosada. Además del exministro, también fueron procesados los exsubsecretarios de Energía Eléctrica y de Combustibles, Bautista Marcheschi y Cristián Folgar Batista.