Las alertas tempranas que el kirchnerismo prefirió ignorar
En 2012 y 2014, la AGN y la Sigen advirtieron sobre posibles irregularidades en los gasoductos
La megaobra de gasoductos que ejecutó Odebrecht despertó las primeras luces de alarma hace seis años. Dos organismos de control alertaron de posibles sobreprecios e irregularidades en el pago de esos trabajos. Pero el kirchnerismo hizo caso omiso y el escándalo estalló recién cuando el Lava Jato aterrizó en la Argentina.
Según documentos a los que accedió la nacion, la Auditoría General de la Nación (AGN) en 2012 y la Sigen en 2014 advirtieron sobre posibles anomalías en los gasoductos. Los informes habían detectado presuntos sobreprecios, pagos sin control y redeterminaciones de costos que no tendrían justificación.
En 2005 el Ministerio de Planificación elaboró un “plan de acción” para ampliar la capacidad de transporte de gas en el país. Transportadora Gas del Norte (TGN) y Transportadora Gas del Sur (TGS) lanzaron concursos abiertos bautizados Open Seasons y resultaron contratadas Albanesi SA y Cammesa. Ambas subcontrataron (con cláusulas de confidencialidad) a Odebrecht para realizar los trabajos. Con el fin de administrar los fondos y los pagos se constituyeron fideicomisos en el ámbito del Banco Nación.
Para la AGN, se diseñó “una metodología ad hoc” de muy difícil control para determinar valores de cada tramo de la obra. Según el organismo, Odebrecht generó múltiples notas de crédito por “valores reconocidos de obra extra” que generaron discrepancias con los contratos originales.
La AGN también aludió a posibles sobreprecios al señalar que “el monto total de las minutas de certificación de obra tenían una diferencia de más de $ 112 millones respecto de los valores reconocidos por Nación Fideicomisos”. También detectó inconsistencias en órdenes de compra por la confusión entre pesos y dólares.
Según la Sigen, existió una “falta de rendición de cuentas por donaciones en efectivo y el pago de materiales a organizaciones sociales” durante la construcción de una planta compresora.
Fuentes allegadas a Odebrecht, sin embargo, siempre aseguraron que “no hubo sobrecostos” y que “los precios promedio de las obras estuvieron alineados con los valores internacionales”.