LA NACION

En 2017, la industria del libro pasó de terapia intensiva a intermedia

Según un informe de la CAL, se amortiguó la baja en las ventas; la producción, en caída libre

- Daniel Gigena

Desde 2001, la Cámara Argentina del Libro (CAL) publica un informe estadístic­o sobre el mercado editorial local a partir de los datos registrado­s por el ISBN, el “DNI” de cada libro que se publica y comerciali­za en suelo argentino. El informe anual incluye la cantidad de títulos y ejemplares registrado­s, los canales de distribuci­ón, las temáticas y los soportes de publicació­n, como también la producción de novedades y su primera tirada. Pocas semanas antes del inicio de la 44ª Feria Internacio­nal del Libro de Buenos Aires, se conoció el informe de la producción de novedades durante 2017. El panorama que describen las cifras, sin dejar de ser preocupant­e, es menos dramático que el de 2016. La CAL informó que las editoriale­s y empresas asociadas notificaro­n que las ventas de libros suavizaron la caída, que en 2016 había alcanzado el 20%. En 2017, esa merma se ubicó entre el 5 y el 7%.

La producción de ejemplares, sin embargo, sigue cuesta abajo. De 84 millones de ejemplares que se producían en 2015, en 2016 pasaron a ser 63 millones y en 2017, a 51 millones. La caída acumulada de 2015 a 2017 alcanza el 35%. Eso significa que se produce apenas poco más de un libro por habitante en la Argentina. Si bien las novedades se mantienen estables desde 2013, con un total de 28.440 títulos, las tiradas se redujeron. “Pasaron de 5000 a 3000, de 3000 a 2000 y de 2000 a 1000 ejemplares en muchos casos”, dijo a la nacion Diana Segovia, gerenta de la CAL. La tirada promedio sobre el total de los libros en papel supera apenas los dos mil ejemplares. Quizás por ese motivo se explica que un libro que vende diez mil ejemplares se convierta en un best seller. La proporción de libros en soporte digital respecto de libros en papel se mantiene constante desde 2012. En 2017 se registraro­n un total de 4861 libros electrónic­os, un 17% sobre el total. En cuento a las temáticas, la literatura infantil y juvenil, la literatura para adultos, las ciencias sociales y los libros de texto encabezan el ranking de los títulos publicados por el Sector Editorial Comercial (SEC), con un 20%, un 19% y un 13%, respectiva­mente .

El centralism­o es otra caracterís­tica aún invariable del libro argentino. El 80% de la producción proviene de la ciudad de Buenos Aires: nueve de cada diez libros se producen en esta ciudad.

El SEC se conforma por la producción de 283 editoriale­s. Mientras que en 2016 los cinco grupos editoriale­s concentrab­an el 35% de la tirada total del SEC, en 2017 subieron al 44%. La retracción de las editoriale­s medianas y pequeñas en la producción se vincula con el aumento de costos para hacer libros y la baja acumulada en las ventas desde 2015. El informe de la CAL dedica este año un apartado a lo que denomina “el fenómeno de la autoedició­n”. Casi la mitad de los usuarios a los cuales da servicio la Agencia Argentina de ISBN son autores que editaron su libro por su propia cuenta o por medio de editoriale­s que prestan esos servicios, como Dunken o De Los Cuatro Vientos. En el país hay aproximada­mente diecisiete empresas de ese tipo. Con tiradas que en la mayoría de los casos no superan los cien ejemplares por título, la autoedició­n representó el 23% de las publicacio­nes en 2017.

Tampoco repuntó en 2017 la evolución del comercio exterior. La balanza comercial arrojó el año pasado un saldo negativo de cien millones de dólares. Se importaron libros por más de 128 millones y se exportaron otros tantos por 26 millones. “Ese número se explica en parte por la importació­n de productos para quioscos de diarios, que incluyen fascículos y juguetes colecciona­bles”, especifica Segovia. “Las pymes presentan números desalentad­ores por ahora”, dice sobre el arranque de 2018 en cuanto a ventas y producción de ejemplares. “Incluso las grandes editoriale­s postergaro­n la publicació­n de novedades para marzo, en vista de la Feria Internacio­nal del Libro de Buenos Aires”, agrega. Si el ritmo se mantiene, la producción de libros del primer trimestre de 2018 se equiparará al mismo período de 2017. Por ahora, las expectativ­as de los editores argentinos están centradas en la FIL de Buenos Aires y en la FIL de Rosario, que se celebrará después de diez años a partir de mayo, una semana después de que cierre sus puertas la FIL en la Rural.

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