LA NACION

Cabrera y su desafío: “si el juego no está, se me va a hacer difícil”

a los 48 años, el pato busca inspirarse en augusta, el torneo que ganó en 2009

- Gastón Saiz

AUGUSTA.– ¿cuánto hilo en el carretel le queda a Ángel cabrera en el PGA Tour? ¿Qué tan competitiv­o puede ser hoy, en un circuito de supergolfi­stas que se chocan entre sí para ver quién es el mejor? preguntas que puede hacerse hasta aquel advenedizo del golf que se enteró que el pato había sido muy bueno en algún tiempo, y que ahora quedó fuera de los primeros planos.

el cordobés no escapa del inexorable paso de las hojas del almanaque. ni siquiera en un campo como el de augusta national al que considera su casa, a la par del córdoba Golf club. Fue campeón en el Masters 2009, cayó en el desempate en 2013 y salió en el grupo final con Rory Mcilroy en 2011, pero todos estos datos forman parte de su esplendoro­so pasado. ahora, con 48 años y unas 20 yardas de distancia menos debido a la edad, podría aferrarse a la experienci­a. aunque resultaría insuficien­te: las cosas no van bien si se habla de rendimient­o.

ayer, en la vuelta de práctica con el venezolano Jhonatan vegas, tuvo que ajustar tuercas en todo momento porque su juego anda desarticul­ado desde hace rato. le consultó poco a su caddie, Tony navarro; más bien, buscó él mismo encontrar respuestas. el escenario es complicado ya desde hace tres temporadas, período en el que perdió la tarjeta y dejó de recolectar resultados interesant­es, tanto que hasta hubo abandonos y molestias en el hombro izquierdo que le agregaron problemas. Quizá pueda mirarse en phil Mickelson, que a los 47 volvió a triunfar después de cuatro años de sequía. pero al final, todo depende de uno mismo.

cabrera corre con una ventaja: es realista y plenamente consciente de que, irónicamen­te, su juego está desangelad­o. por eso lanza un suspiro más resignado que esperanzad­or y reflexiona sobre lo que le espera: “va a ser duro porque no estoy pegando bien. el tema está en mi juego corto, de 70 a 80 yardas para abajo. en estos días busco corregirlo con la ayuda de charlie epps, a ver si llego un poco mejor”. el doble campeón de Majors siempre fue un jugador de sensacione­s: “el swing se va y lo mío es puro feeling. el tema pasa por ahí, por volver a sentir aquel juego corto. ayuda un poco conocer la cancha y el hecho de haber ganado, pero si el juego no está, se me va a hacer difícil. es un desafío”, reconoce.

¿Y qué dicta la mente cuando un golfista observa que su juego se evapora y no vuelve a ser como el de antes? “Bueno, es una suma de todo –comenta el Pato–. cuando empezás a pegar mal vienen las dudas y ahí las cosas se ponen más difíciles. es normal que cuando la cabeza no funciona, no funcione nada”. a su alrededor empieza a tomar cuerpo ese latiguillo exitista que lo señala y lo sentencia: “está acabado”. cabrera no se preocupa en contrarres­tar esa idea: “si se miran mis resultados de los últimos años, es para que la gente piense eso. pero si sigo acá es porque creo que todavía puedo dar; si no, cuelgo los guantes”.

su futuro profesiona­l se proyecta sin cambios respecto de lo que pensaba hace unos años; no se alteró pese al bajón cada vez más pronunciad­o: “nooo, obviamente que el gusto por el golf se mantiene. es difícil quedarme en casa. Hay que seguir compitiend­o: me queda un año y medio antes de llegar al champions Tour y haré lo que se pueda. esto tiene que mejorar, tengo que volver al juego de antes. para un golfista es muy complicado alejarse así nomás, es el golf el que te aleja y te dice basta”.

Mientras tanto, la vida extragolfí­stica. su alegría se sustenta hoy por los mellizos que tuvo recienteme­nte la mujer de su hijo mayor, angelito. Y paralelame­nte a su condición de abuelo, la denuncia penal vigente por presunta violencia de género de su pareja, cecilia Mana. “estoy tranquilo y sé lo que pasó, solo queda esperar que los tiempos judiciales sigan su curso”, menciona cabrera. Más atento a la Justicia de córdoba, ahora se enfoca en su Major favorito y en la posibilida­d de relanzarse. no sería el primer veterano en destacarse: sin ir más lejos, Kenny perry, con 48 años entonces, le peleó mano a mano el playoff al cordobés en el Masters 2009.

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A.redington / aFP la práctica del pato, en el bunker del 2

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