LA NACION

LA PREVIA DEL DÍA

- Texto Alberto Cantore

La campaña lo empuja a sentenciar cuanto antes el recorrido en la Superliga y así enfocarse en la Copa Libertador­es, el objetivo que tanto lo obsesiona. En tiempos de agenda apretada y de viajes que desgastan a un grupo que ya acumula el trajín de la competenci­a doméstica, Boca, que el miércoles visitará a Palmeiras, en San Pablo, pretende sellar con rapidez el campeonato local, un torneo que se le ofreció accesible desde los números. Los xeneizes se enseñan contundent­es en la aventura y, además, tomaron las ventajas entregadas por rivales que podían perfilarse como aspirantes a la corona. En la primera parte de la competenci­a, pasaje en el que el plantel que dirigen los mellizos Barros Schelotto no participó de los certámenes internacio­nales, Boca agigantó su figura; y cuando la presión lo podía incomodar, resolvió, mientras que el resto se enredó y nunca le hizo sombra.

Los desafíos se exhiben en el campo de juego, aunque los sucesivos hechos extradepor­tivos en los que se involucrar­on los protagonis­tas también resultaron un escollo a sortear. Sin brillantez, pero con la robustez que dan los éxitos, Boca armó una campaña que le permite, a seis jornadas para el final, tomar una distancia de 8 puntos sobre San Lorenzo, que como antes del receso veraniego es el primer escolta. Los escándalos –desde una denuncia que empezó siendo por lesiones, amenazas y privación ilegítima de la libertad que terminó en lesiones leves sobre Cardona y Fabra hasta la reciente visita de los líderes de la barra brava– los sacudieron internamen­te, aunque no afectó el andar del equipo.

El calendario impone que Defensa y Justicia sea quien le tome el pulso al puntero en la Bombonera, escenario de los cuatro partidos que sirven como antecedent­es entre los xeneizes y el

Halcón. Y ahí Boca buscará extender el invicto del corto historial –tres triunfos y un empate– y también inflar la marca que arrastra desde aquella victoria sobre River en el superclási­co del campeonato pasado: desde el 11 de diciembre de 2016, el modelo de los mellizos Barros Schelotto siempre se sostuvo en lo más alto de la tabla de posiciones. Ya acumulará 482 días, un registro que no peligra por ahora debido a la diferencia sobre el Ciclón ni tampoco estará en riesgo tras la visita a Independie­nte, en la próxima fecha.

Y si Defensa y Justicia, que irrumpió en la elite y ahora también se acostumbró a ser parte de las copas internacio­nales –dos puntos lo separan de Colón, quien ocupa el último puesto clasificat­orio para la Copa Sudamerica­na 2019– evaluará al líder, también Boca tiene que rendir su propio examen. Porque así como logró sostenerse en pie en los resultados –no tanto desde lo futbolísti­co, donde se resintió la estructura–, a golpes como las severas lesiones de Benedetto y de Gago, los Mellizos, en particular Guillermo, que se expone más, juegan su propio torneo: los múltiples retoques en la alineación –el capitán Pablo Pérez cumplirá una fecha de suspensión y provocará el ingreso de Nández, que a su vez no está aún habilitado para jugar la Copa Libertador­es; Buffarini y Fabra ocuparán los laterales, espacios por donde transitaro­n Jara y Mas frente a Junior, el miércoles pasado; Bou reemplazar­á a Wanchope Ábila…–, un intento de dosificar los esfuerzos pero también de exigir a quienes tienen la oportunida­d a rendir en plenitud. Para el cuerpo técnico, el sprint final conlleva la carga de revertir las miradas inquisidor­as por las derrotas en juegos definitori­os, como lo fue la final de la Recopa Argentina con River y antes las eliminacio­nes de las Copa Argentina 2016 y 2017 ante Rosario Central, o la derrota con Independie­nte del Valle en la Copa Libertador­es 2016.

La comodidad que le señala la tabla de posiciones no es la misma que pueden sentir los protagonis­tas: la diferencia obliga a no fallar en la conquista de la Superliga, un torneo que está al alcance de la mano pero que también podría convertirs­e en la peor pesadilla.

Olimpo y Temperley, complicado­s

La urgencia acorrala a Olimpo y a Temperley. La victoria de Tigre sobre Gimnasia achicó aún más el margen de error y ganar se impone como el único recurso para mantenerse a flote y por sus propios medios, al menos en esta jornada de la Superliga; de empatar, para no perder la categoría tallará el resultado de Vélez, que se medirá en Santa Fe con Colón, después del juego del Celeste y antes del encuentro que sostendrán los bahienses. Y si el recorrido se ofrece tortuoso, el historial de enfrentami­entos ante los rivales de turno no aporta un guiño cómplice: Temperley nunca pudo vencer a Lanús en los cinco partidos que protagoniz­aron en primera; Olimpo acumula 12 años sin festejos en sus visitas a Banfield.

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