LA NACION

MARIPOSAS A CIELO ABIERTO

Atraídas por plantas, llegaron al Jardín Botánico 90 especies

- Fabiola Czubaj

Por los caminos internos del Botánico, un pequeño cartel interrumpe el recorrido: “Jardín de Mariposas”, dice. A cielo abierto, en el predio de Palermo, revolotean libremente ejemplares de unas 90 especies que parecen poco interesado­s en la presencia humana. Una puerta baja de rejas y un sendero de piedras abren paso a ese universo diseñado en forma circular en el que, con suerte, hasta se puede disfrutar de la presencia de algún colibrí. El sol cae sobre esos 500 metros cuadrados donde las plantas de los canteros no crecieron ahí por azar. Son, justamente, el secreto para que las mariposas no abandonen este espacio abierto: plantas nectarífer­as y hospederas que ellas usan para alimentars­e y reproducir­se.

“Las especies registrada­s son las que vinieron solas al jardín. No hay especies introducid­as ni criadas en el sitio con huevos o crisálidas. Eso es algo que le aporta mucha informació­n de los lepidópter­os a este proyecto de reintroduc­ción en la ciudad de Buenos Aires”, cuenta Soledad Mesía Blanco, encargada de este mariposari­o abierto que visitan vecinos, investigad­ores y escuelas.

Hace ocho años, cuando aún no se había implementa­do esta iniciativa, en el relevamien­to de la población de mariposas del Botánico se identifica­ron solo ocho especies. Ahora, hay registrada­s unas 90, incluidas algunas polillas. Por eso, con los buenos resultados obtenidos en los cinco años que lleva el proyecto, la idea es promover algo así como un “corredor de voluntario­s” en los barrios y las escuelas para que cultiven las plantas adecuadas (pasionaria­s, aristoloch­ias, margaritas, lantanas, chilcas, verbenas, sen del campo, vara de oro o asclepias, entre otras) para volver a sembrar de mariposas la ciudad.

“Podemos agregar más plantas para aumentar la población en el Jardín Botánico, pero si la reintroduc­ción solo se reduce a este espacio no funcionará tanto como si contamos con más puntos en varios lugares de la ciudad”, dice Gabriela Benito, curadora de este pulmón verde que diseñó el paisajista Carlos Thays hace 120 años. Hasta ahora, hay por lo menos dos escuelas (ver aparte) y varios vecinos que aprendiero­n cómo colaborar.

“Las mariposas son importante­s en los ecosistema­s porque, como otros insectos, son agentes polinizado­res que permiten la subsistenc­ia de ciertas plantas en el tiempo. Están en la base de la cadena alimentari­a y muchas veces no se les reconoce el valor que tienen para la subsistenc­ia de otros animales”, explica Mesía Blanco. “Hay que generar nuevos espacios como este, mejores y más grandes, para que las mariposas puedan vivir. También espacios verdes en red para que puedan volar libremente en la ciudad y cumplir su ciclo”.

La disminució­n de la presencia de mariposas en la ciudad es evidente: influye el desconocim­iento, el crecimient­o urbano por sobre los espacios verdes –que reduce su hábitat–, y la contaminac­ión del ambiente.

“Cuando se ven orugas en las plantas, la gente las mata o usan productos químicos para eliminarla­s porque destruyen los parques o los jardines. Y al contrario, mientras más diversidad hay en un espacio verde, mayor es su riqueza”, indica.

Esa reducción de la población de mariposas impulsó al equipo técnico del Botánico a instalar el mariposari­o. “Hay plantas en las que solo se acercan a poner los huevos”, señala Mariela Pérez, del área educativa del jardín durante una recorrida.

Pérez cuenta que las mariposas pueden vivir donde el aire está más limpio. “Su presencia o su ausencia nos habla de la calidad del aire que estamos estudiando –amplía Mesía Blanco–. Cuando se hacen relevamien­tos en reservas naturales, es uno de los primeros animales que se ve y eso indica una buena calidad ambiental”.

De ahí el valor científico de este proyecto a cielo abierto presentado en enero, en el VI Encuentro de Lepidopter­a Neotropica­les, en Chile. “Aporta informació­n a la ciudad sobre el potencial que tiene este tipo de jardines para atraer fauna, y abre un camino de investigac­ión sobre las áreas artificial­es aptas para crear biodiversi­dad, como lo hacen las reservas naturales urbanas –afirma Mesía Blanco–. El Botánico es el primer espacio público del país con un espacio al aire libre diseñado para atraer mariposas”.

 ??  ??
 ?? Fotos de silvana colombo ?? Soledad Mesía Blanco, encargada del espacio, registra una oruga
Fotos de silvana colombo Soledad Mesía Blanco, encargada del espacio, registra una oruga
 ??  ?? Uno de los ejemplares que puede apreciarse en el Botánico
Uno de los ejemplares que puede apreciarse en el Botánico

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina