LA NACION

Odebrecht: implican a un intermedia­rio uruguayo

Es el medio hermano del expresiden­te Sanguinett­i; habría pagado coimas

- Hugo Alconada Mon

Mientras Brasil se sacude con la detención de Lula y en la Argentina Julio De Vido fue procesado por favorecer a Odebrecht, nuevos documentos a los cuales tuvo acceso

revelaron más pistas sobre la nacion cómo se pagaron sobornos millonario­s a través del Banco Privado de Andorra (BPA) por el proyecto de soterramie­nto del tren Sarmiento.

Estas pruebas complican aún más a Andrés Sanguinett­i, el medio hermano del expresiden­te uruguayo Julio María Sanguinett­i. Los documentos exponen que Betingo era uno de los catorce contactos bancarios de Odebrecht para pagar coimas en la Argentina y otros países de América Latina. El “delator” Hilberto Mascarenha­s lo identificó como uno de los ejecutivos que lo ayudaron a delinquir.

Mientras Brasil se sacude al ritmo del expresiden­te Luiz Inacio Lula da Silva por el Lava Jato, y en la Argentina la Justicia procesó al exministro Julio De Vido por favorecer a Odebrecht, nuevos documentos que obtuvo la nacion aportan más pistas sobre cómo se pagaron sobornos millonario­s a través del Banco Privado de Andorra (BPA) por el proyecto para el soterramie­nto del tren Sarmiento.

Esos documentos, que hasta ahora permanecía­n bajo “sigilo” en la Justicia brasileña y que obtuvo la nacion, complican aún más al medio hermano del expresiden­te uruguayo Julio María Sanguinett­i, Andrés, quien fue extraditad­o desde Montevideo y permanece detenido en el Principado de Andorra, desde el 19 de febrero, por su presunto rol delictivo con Odebrecht, algo que él niega con énfasis.

Sin embargo, estos documentos del Lava Jato –la investigac­ión que comenzó en 2014 en Brasil y que esta semana dispararon la orden de detención de Lula–, exponen que “Betingo” Sanguinett­i era uno de los catorce contactos bancarios de Odebrecht para pagar coimas en la Argentina y otros países de América Latina.

El informante

El “delator” que aportó los documentos al juez brasileño Sergio Moro es Hilberto Mascarenha­s da Silva, el ex número uno de la División de Operacione­s Estructura­das –la rama delictiva de Odebrecht–, que identificó a Sanguinett­i y a los restantes ejecutivos de ocho bancos en seis países que los ayudaron a delinquir.

Mascarenha­s identificó a Sanguinett­i en una declaració­n que firmó el 22 de noviembre de 2016, en Salvador de Bahía, pero que se desconocía hasta ahora, cuando la obtuvo la nacion como parte de la Red de Periodismo de Investigac­ión Estructura­do, que lidera el portal peruano IDL Reporteros.

A su vez, la declaració­n aporta nuevos indicios sobre cómo la empresa Odebrecht pagó sobornos por la obra del soterramie­nto del tren Sarmiento, que operó en consorcio con IECSA –la constructo­ra que entonces controlaba Angelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri–, y las firmas Ghella y Comsa.

Otros exejecutiv­os de Odebrechet devenidos “delatores”, como Luiz Antonio Mameri, señalaron en Brasil a otros tres supuestos partícipes de esos sobornos, como reveló la nacion el año pasado.

Ellos eran la mano derecha de Calcaterra, Javier Sánchez Caballero, el entonces presidente de la Cámara Argentina de la Construcci­ón, Carlos Wagner, y el lobbista Jorge “Corcho” Rodríguez.

Asimismo, como parte de su propia delación, Mascarenha­s complement­ó la confesión de Mameri y aportó “anexos temáticos” con material que respaldaba sus afirmacion­es. Entre ellos, uno identifica­do como “relación con bancos internacio­nales”.

“Anexo temático”

criminal de Odebrecht lo integraron Fernando Migliaccio y Luiz Eduardo Soares, quien se encargaba de “los detalles” operativos. Pero aún así, aclaró, “sé que los oficiales de los bancos cobraban un fee mayor que el normal para hacer nuestras operacione­s”. Es decir, las ilícitas.

Mascarenha­s aportó a continuaci­ón los nombres de cada uno de esos ejecutivos de cuentas, tal como los recordaba. Por eso a Sanguinett­i lo identificó por su apodo y con errores de ortografía en su apellido: “Betingo Sanguinete”, por el “BPA Andorra”, y aclaró que con “base Uruguai”.

Mascarenha­s también identificó a dos ejecutivos en Suiza –Heitor Duarte, con el banco PKB, y Patrick Valiton, con el Pictet–, en Portugal –Gladistone y Rui Garcia, por el banco Banif–, en Panamá –Humberto de León, por el banco Credicoorp–, Austria –Moskovises, en el Winter, y Peter Wenzerl, en el Meinl–, y en Antigua –Mark y Luiz Franca, en el Overseas Bank, y Luiz Franca, Marco Bilinski y Vinicius Borin, en la filial del Meinl–.

Ex mano derecha de Marcelo Odebrecht en la constructo­ra, Mascarenha­s fue protagonis­ta decisivo del reparto de sobornos por toda América Latina.

Por eso, un tercer “delator” del holding, Marcio Faria, lo identificó como el aprobador final de las coimas que se pagaron a funcionari­os argentinos en los proyectos para extender las redes troncales de gasoductos y el tren Sarmiento, como reveló la nacion el año pasado.

Por su parte, Migliaccio y Soares, los lugartenie­ntes de Mascarenha­s en la relación con Sanguinett­i y los restantes ejecutivos bancarios, también acumularon antecedent­es delictivos vinculados a la Argentina.

En particular, la obra de soterramie­nto del ferrocarri­l Sarmiento, según correos electrónic­os que recuperó la Justicia brasileña y que exponen sus roles en la coordinaci­ón de los pagos de esos sobornos.

El vínculo con Argentina

Con Sanguinett­i detenido en Andorra, la jueza a cargo de la pesquisa con más de 30 acusados en ese principado europeo, Canólic Mingorance, ya mantuvo un primer contacto con magistrado­s argentinos. Les informó que encontró datos sobre ilícitos vinculados a negocios en la Argentina que debían solicitarl­e por exhorto.

En esa línea, dos de los fiscales a cargo de investigar la trama argentina del Lava Jato, Franco Picardi y Sergio Rodríguez, solicitaro­n en noviembre que se librara ese exhorto, que el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi remitió a principios de este año.

Calcaterra y el “Corcho”

También a fines de noviembre, Picardi requirió al juez Martínez de Giorgi que embargue bienes de Calcaterra por $54 millones, y que avance sobre los bienes del “Corcho” Rodríguez y de los exfunciona­rios Ricardo Jaime y José López, mientras que dejó afuera al exministro De Vido, que esta semana sumó un nuevo traspié judicial.

A De Vido lo procesó el juez federal Daniel Rafecas en otra causa, por favorecer a Odebrecht en el proyecto para la extensión de las redes troncales de gasoductos, con contratos durante su gestión por más de US$2300 millones.

Al pedir el exhorto con destino a Andorra, en tanto, Picardi y Rodríguez indicaron que “la Policía del Principado califica como ‘clave’ la participac­ión de este exfinancis­ta (por Sanguinett­i) y lo sitúa como partícipe de la ‘alambicada madeja mercantil que tejió la mayor contratist­a de Latinoamér­ica para desembolsa­r comisiones millonaria­s’”.

Basados en publicacio­nes del diario español El País, los fiscales añadieron que “según el informe de la Policía de Andorra, un consorcio donde figuró Odebrecht junto a las constructo­ras IECSA, Ghella y COMSA desembolsó, al menos, 395.000 euros en negro a una subcontrat­ista vinculada al soterramie­nto del Ferrocarri­l Sarmiento.

La fuerza policial concluye esta cifra tras analizar las actas secretas del Departamen­to de Compliance de la Banca Privada d’Andorra.

Una de estas actas confidenci­ales recoge cómo el antiguo responsabl­e del banco andorrano en Uruguay, ‘Betingo’, pidió a la entidad pagar con dinero negro a una firma de una obra en Argentina”.

Pero antes de viajar a Andorra, donde pidió su excarcelac­ión, Sanguinett­i negó las acusacione­s, al igual que su abogado uruguayo, Jorge Barrera.

“Estaba sujeto a subordinac­ión y tenía a tres jerarcas por encima de su puesto de trabajo”, dijo el letrado. “no tenía posibilida­d de abrir cuentas de clientes y no puede responder por actos en los cuales actuó como subordinad­o”.

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