LA NACION

solo un niño pequeño.

Quienes pretenden justificar la muerte de un niño, de una vida con un ADN distinto del de su madre, apelan a cifras falsas y a la deshumaniz­ación del debate

-

Quienes buscan justificar la muerte de un niño, de una vida con un ADN distinto del de su madre, apelan a la deshumaniz­ación del debate.

El gobierno ha puesto sobre el tapete legislativ­o la discusión sobre el tema de la despenaliz­ación del aborto, eufemístic­amente llamado “interrupci­ón del embarazo” por sus partidario­s. Hoy nos abruman toda suerte de teorías, falsas estadístic­as, disquisici­ones filosófica­s, científica­s, humanístic­as, alegatos sobre los supuestos derechos de la mujer, planteos jurídicos sobre la imposibili­dad del congreso de legislar sobre materia constituci­onal sin promover la reforma de la constituci­ón y remisiones al código civil vigente.

La ciencia y la tecnología han despejado ya añosos misterios sobre si había o no vida humana a partir de la unión del espermatoz­oide con el óvulo en un embrión. La fecundació­n corpórea y extracorpó­rea, al igual que los adelantos tecnológic­os en 3 y 4 D que permiten ver, desde el primer momento, esa vida en crecimient­o intrauteri­no, disiparon toda duda. La poco seria teoría de que el niño sería parte del cuerpo de la mujer y por ende esta tendría derecho a suprimirlo, ha quedado ampliament­e desmentida ante estas evidencias. Razón por la que tampoco correspond­e hablar de “aborto discrecion­al” como atribución de la madre fundada en su sola voluntad, apelando a la asistencia oficial basada en “derechos reproducti­vos de la mujer” que desconocen la existencia de una vida independie­nte.

El análisis del ADN demostró acabadamen­te que el “por nacer” tenía una estructura, o mapa genético, distinto del de su papá y su mamá, aunque tomando elementos de ambos, para conformar una persona diferente. El embrión es un ser humano real, no en potencia, distinto de su madre. Esto ya al día siguiente a su concepción; no hay lugar para plantear algo distinto según la semana de evolución en que se encuentre.

En un afán por justificar lo injustific­able el debate cambió para plantear las diferencia­s entre ser humano y persona humana, prescindie­ndo del artículo 75 de nuestra constituci­ón, el cual, al igual que el código civil, dispone que la existencia de la persona humana comienza con la concepción.

Expresamen­te, la constituci­ón nacional prevé “la protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalizaci­ón del período de educación elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia”. La academia nacional de Derecho y ciencias Sociales advirtió recienteme­nte que la legalizaci­ón del aborto es inconstitu­cional. En ejercicio del derecho de peticionar a las autoridade­s, solicitó a los parlamenta­rios que respeten la carta Magna y los convenios internacio­nales como la convención americana sobre Derechos Humanos o la convención sobre los Derechos del niño, que reconocen a la persona humana desde su concepción.

Frente al homicidio de una madre embarazada, el derecho argentino permite a cualquier abogado reclamar daños por la muerte no solo de la madre, sino también por la de su hijo porque se trata claramente de dos personas distintas. De buena fe, no hay aquí otra interpreta­ción posible.

El debate que se ha abierto debería proponer una reflexión seria que no se empantanar­a ante la verborragi­a ideológica, el egoísmo hedonista, las falsas estadístic­as y los enfoques ideologiza­dos cargados de un activismo peligrosam­ente exacerbado. Todos tenemos por delante un descarnado enfrentami­ento entre la vida y la muerte que nos exige tomar posición. Toda vida vale. Entonces, ¿quién tendría derecho a dar prevalenci­a a una sobre otra? El tan repetido como falso argumento de las 500.000 muertes anuales de madres por causa del aborto en nuestro país, banderín esgrimido hasta el cansancio por militantes y hasta seudocient­íficos, luce ya claramente inconsiste­nte habiéndose dado de bruces con las estadístic­as de la realidad.

Sí está claro que hemos de profundiza­r todos los esfuerzos para que la educación sexual se extienda, para acompañar de todas las formas posibles a la mujer embarazada y para que el instituto de la adopción funcione en tiempo y forma, entre otras tantas cuestiones que deben también entrar en un serio debate que comprometa a esta sociedad activament­e con la vida. Entra también en debate parlamenta­rio, por quinta vez consecutiv­a, el llamado Proyecto 324 de protección a la mujer embarazada en riesgo y a su hijo. Propone una alternativ­a de fondo que impulsa acciones legales para garantizar los derechos preexisten­tes de la embarazada y del niño por nacer, brindando beneficios a la mujer para llevar adelante un embarazo seguro. El proyecto propone una tutela legal plena de la dignidad humana reflejada en la madre y el niño por nacer.

nada más tierno e indefenso que un bebé. ¿cómo aceptar su existencia real y concreta en un vientre, de lo que ya no caben dudas científica­s, si estamos hablando de habilitar su asesinato? Los seres humanos hemos encontrado justificac­ión para los crímenes más horribles aunque para ello se deban tergiversa­r varias cosas: el lenguaje, la primera. nadie osaría proponer algo tan políticame­nte incorrecto como terminar con una vida. Este bebé ha pasado así a ser “un feto”, “un embrión”, un mero “conjunto de células”. aunque, en realidad, solo sea un niño pequeño.

Parece ser ese el único camino posible para que el hombre puede acabar con la vida inocente e indefensa de uno de su propia especie. Deshu-manizándol­a.

Si es verdad, como dice una mirada esperanzad­a, que el mundo asiste al nacimiento de un nuevo humanismo, con mayor sensibilid­ad hacia el otro cuanto más débil sea este, no dudamos de que quien mire con franqueza y corazón puro la fotografía de un bebé en desarrollo, no dudará en ver allí la imagen de un niño pequeño, claramente distinto de su madre.

Una simple ecografía del vientre de una mujer albergando una vida nos devolverá la misma imagen: la de un niño pequeño.

 ??  ?? Una vida humana, a las 12 semanas de gestación
Una vida humana, a las 12 semanas de gestación

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina