LA NACION

El chauvinism­o financiero no mejorará la vida de los argentinos

- Juan José Cruces El autor es economista y director del Centro de Investigac­iones en Finanzas de la Universida­d Torcuato Di Tella

las inversione­s de funcionari­os en el extranjero han irritado a la opinión pública, aun a sectores afines a cambiemos. analizamos aquí dicha tenencia a la luz de la buena praxis financiera. El análisis invita a una pregunta más profunda: ¿cómo hacer para que suba la inversión aquí?

En parte, la irritación se debe a que invertir en el exterior ha sido históricam­ente una manera de evadir impuestos. Pero una cosa no implica la otra. Debemos convencern­os de que pagar impuestos es el precio de vivir en una sociedad civilizada. De modo que me referiré a la inversión internacio­nal que ha sido declarada ante la aFiP.

Esta es una discusión teñida de hipocresía. como reacción a las históricas violacione­s al derecho de propiedad sobre sus ahorros en pesos, bonos y acciones locales, los argentinos han decidido hace décadas atesorar dólares como vehículo preferido de ahorro. Pues tener dólares en el colchón es tan fuga de capitales como invertirlo­s en el exterior. Solo que es un poco peor para nuestra economía, porque el ahorro en el colchón sale del circuito productivo y no genera ningún rendimient­o, mientras que las inversione­s internacio­nales pagan una renta. De hecho, comprar dólares es darle un crédito de largo plazo a tasa cero al gobierno de Estados Unidos. Vale notar que el país de la tierra con más dólares en el colchón per cápita es, precisamen­te, la argentina. Esta desgracia ilumina lecciones importante­s. Pe- ro ensañarse con los funcionari­os que hacen algo similar al resto de la sociedad, es poco conducente a nuestro progreso, aparte de ser una impostura.

En la organizaci­ón moderna de las finanzas existe una separación, por la cual las familias asignan su ahorro entre distintos activos, y son las empresas e inversores institucio­nales quienes deciden en qué países y proyectos invertir.

Pero no todo es capital financiero. Para la mayoría de las personas, el principal componente de su riqueza es el valor de sus salarios futuros. De modo que sus inversione­s financiera­s deben verse en conjunto con sus ingresos laborales. los riesgos argentinos afectan tanto a las inversione­s radicadas aquí como a los futuros salarios. En ese sentido, una firma internacio­nal que está diversific­ada globalment­e tolera mejor el riesgo argentino que cualquiera de nosotros. Ello no es por falta de patriotism­o nuestro, sino que resulta de su menor exposición a este riesgo del cual nosotros estamos empachados. Diversific­ar Tres premios Nobel han concluido que los mejores portafolio­s para una familia resultan de combinar un activo seguro con una canasta muy diversific­ada de todas las acciones y bonos del mundo. la fracción de cada uno de estos ingredient­es en el portafolio dependerá del nivel de riesgo que la familia quiera correr.

En los hechos, la gente invierte más en su propio país que lo sugerido por la teoría, en parte porque cuenta con mejor informació­n sobre proyectos cercanos y en parte por incentivos tributario­s. Pero vale la pena tener como referencia que la manera antedicha es lo más beneficios­o desde el punto de vista del ahorrista.

Siguiendo esta receta, el ahorrista estaría invirtiend­o en la argentina indirectam­ente, ya que poseería acciones de empresas con filiales aquí. aproximada­mente 65% de las grandes empresas radicadas en nuestro país son multinacio­nales, generan 12% del empleo formal y 20% de nuestro producto bruto interno. De modo que quienes verdaderam­ente deciden qué proyectos de inversión llevar adelante son los gerentes de las empresas y a ellos es a quienes hay que convencer.

Balanceand­o parcialmen­te lo anterior, quisiera exponer un argumento que va en la dirección contraria. El financista de un proyecto de inversión suele querer que el financiado ponga también un poco de capital propio en juego, como muestra de confianza en su propio emprendimi­ento. En este sentido, sería bueno que los funcionari­os tengan hoy un poco más de activos argentinos en sus portafolio­s que lo que tenían en, digamos, 2014. Sería una muestra de fe en el proceso de cambio que ellos mismos están liderando, y en el propio presidente Mauricio Macri.

Más allá de ello, el verdadero desafío sigue siendo hacer reformas para que sea más lucrativo invertir aquí y crear un entorno de confianza recíproca que le otorgue seguridad al inversor. Ello es más incómodo que denostar a un funcionari­o, pero es un camino más promisorio.

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