Emprender desde la pasión y el entusiasmo por ayudar
La historia de cuatro jóvenes que decidieron encarar sus propios emprendimientos
A veces, el primer empleo llega más allá de una entrevista con Recursos Humanos. Los jóvenes que sueñan con cambiar el mundo se acercan a su primer trabajo desde su pasión y su identidad. Y suelen crear puestos laborales antes de salir a buscarlos.
Rocío González, arquitecta, decidió no construir edificios pero sí grandes proyectos. Lo que empezó como un hobby se convirtió en un trabajo y luego en una empresa que emplea a otras personas. “Cuando estaba terminando la carrera empecé un curso de arte y comercializaba accesorios que creaba. Incorporé materiales de descarte, pero lo que me atravesó fue trabajar con cooperativas de trabajo de personas con capacidades diferentes”, explicó. Hoy su estudio de diseño Papa y la fábrica Daravi, que tiene con su socia, son sustentables por sus materiales y por su componente humano. “La mayoría de las mujeres que trabajan con nosotras tienen entre dos y cuatro hijos, y la primera barrera es acceder a un trabajo fuera de sus casas. La licencia de maternidad para los dos sexos sería totalmente transformadora, aunque no sé si estamos cerca de eso”, apuntó. Y dio un mensaje al sector privado: “Es parte del interés de las empresas darse cuenta del valor que las mujeres aportan”.
El nadador Damián Blaum se sumergió en una pileta a los seis años y no se dio cuenta de que esa actividad se convertiría en su primer trabajo. Después de competir en piscina dio el salto a aguas abiertas: fue campeón del mundo en Pekín en 2013 y marcó un récord al cruzar el Río de La Plata en 9 horas y 6 minutos. Antes de su hazaña, su miedo era la soledad: “Por más que había tres barcos que me acompañaban estaba solo, sin rivales, y temía aburrirme”, completó.
Jerónimo Batista Bucher salió un día al recreo, en el colegio, y se encontró con un tacho lleno de vasitos de plástico. Y donde el resto ve basura, él vio un problema a resolver. “Es algo que se replica en muchos contextos, el uso [del vasito] dura un segundo y tarda cientos de años en degradarse, genera millones de toneladas de residuos”, explicó. Como proyecto final delsecundariocreóunamáquinapara hacer vasos ecológicos que cautivó la atención de Angela Merkel durante el G-20. “En el encuentro del G-20 compartí mis experiencias e intercambié con personas de mi edad interesadas en el cambio climático”, contó. Hoy estudia biotecnología en la Universidad Nacional de San Martín.
Emanuel Werner creó su primera empresa a los 12 años y ahora recorre el mundo contando cómo lo hizo. “Empezó como un juego, una cuestión creativa, un camino para divertirme. Era una red social donde los usuarios podían subir contenido, chatear. Los usuarios se escondían tras un nombre ficticio y un avatar; Facebook no había llegado a la Argentina”, contó. La experiencia, que en el secundario lo llevó a ser colegial por la mañana y a gestionar una empresa por la tarde, derivó en su profesión actual, marketing digital.