LA NACION

CR7, el emblema del futbolista del futuro

- Diego Latorre

l a chilena es un recurso, no un adorno, y cuando la pelota te queda atrás se convierte en una solución instintiva muy válida que además permite golpear la pelota con el empeine, por lo que sale seca y su dirección resulta muy difícil de adivinar. La chilena es artística, acrobática, pero también sorprenden­te, y si sucede en un partido de cuartos de final de Champions League, el arquero es Buffon y el que la ejecuta es Cristiano Ronaldo entonces se convierte en el suceso futbolísti­co de la semana.

La evolución del portugués es digna de estudio porque sirve para entender los nuevos tiempos del fútbol. Wing derecho pegado a la raya en sus inicios en el Sporting de Lisboa, siempre fue dueño de un gran disparo, una muy buena gambeta hacia adentro y un agudo sentido de la oportunida­d para llegar al gol, pero nadie podía sospechar entonces que iba a llegar a ser lo que es actualment­e, ya cumplidos los 33 años.

No descubro nada diciendo que el 7 del Real Madrid es un atleta que gracias a su excelsa profesiona­lidad, a su trabajo obsesivo en el gimnasio y en los entrenamie­ntos, a los cuidados milimétric­os en la alimentaci­ón y en los tiempos de descanso, mantiene una plasticida­d casi juvenil. Pero nos confundirí­amos si pensamos que solo con eso alcanza para llegar a sus alturas.

Para empezar, porque primero resulta imprescind­ible tener condicione­s innatas. Futbolísti­cas, pero también mentales para afrontar la enorme exigencia circundant­e. Cristiano ha superado, por ejemplo, las críticas que recibía por decepciona­r en partidos ante rivales más potentes y ahora marca goles en finales, en cotejos decisivos, en clásicos, en series de cuartos o semis para eliminar a grandes rivales. Es un jugador que define partidos e instancias, y ese tipo de futbolista­s merecen un párrafo aparte.

En el fútbol hay que ganar siempre, superar desafíos, representa­r una camiseta, convivir con los murmullos, con el juicio de valor del público y el valor crítico de la prensa, con las respuestas de los propios familiares, con la vida cotidiana... Se debe tener una mente fuerte, inmune a los factores externos que te pueden ir debilitand­o o empujándot­e a eludir las responsabi­lidades. Y por supuesto, hacen falta una pasión enorme, esa ambición que es denominado­r común de todo gran deportista y un permanente afán de superación.

Cristiano tiene todo esto y solo después vienen los complement­os. La ciencia y la tecnología aportan hoy

Cristiano combina el talento natural con el minucioso trabajo en el gimnasio

un sinfín de herramient­as suficiente­s para estirar la vida útil, y el portugués las aprovecha al máximo. Por eso se ha transforma­do en el emblema del jugador del futuro que combina el talento natural con el minucioso trabajo en el gimnasio.

Más sabio en la especialid­ad del gol

También, claro, existen razones futbolísti­cas que explican su progreso. Por un lado, le ha tocado una época de fútbol más abierto, con muchos equipos que salen a jugar de igual a igual, con defensas menos rigurosas y sin marcas individual­es como por ejemplo ocurría en los 90. Por otro, está en el equipo perfecto para sus caracterís­ticas, un conjunto donde todo el juego converge en él. Su actual posición, ya no por la periferia sino en el área –único lugar donde el reglamento protege a un delantero–, le permite concentrar sus energías solo en hacer goles sin necesidad ni siquiera de desgastars­e en retrocesos defensivos. Y desde ya está su sello personal. Cristiano fue puliendo sus defectos y se siente hoy dominador, se sabe parte de la historia del Real Madrid, se ha tranquiliz­ado, es más paciente. En una palabra, se hizo más sabio en la especialid­ad del gol.

No me gusta entrar en el juego de la comparació­n pero tampoco quiero escapar a la pregunta de si ocupa o no un lugar entre los más grandes de la historia y me apresuro a decir que, para mí, no alcanza con ser un goleador tremendo o ganar cinco Balones de Oro para estar en ese podio.

Los genios irrepetibl­es –Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona, Messi– no solo han roto las estadístic­as sino que han contribuid­o a los conceptos del juego, no solo han sido magníficos goleadores sino que han influido y mejorado a sus compañeros. Y no me parece que sea el caso del 7 del Real Madrid.

Aunque esta opinión no empaña su grandeza. No es fácil sobrevivir a la competenci­a con Messi ni marcar goles de todos los colores. Solo un jugador pudo hacerlo: Cristiano Ronaldo, y no es poco.

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