LA NACION

Caen hasta 25% los precios de celulares y televisore­s

Los fabricante­s fueguinos lo atribuyen al recorte de impuestos y a la mayor competitiv­idad

- Pablo Fernández Blanco

A contramano de la tendencia que muestra una gran cantidad de bienes por el impacto de la inflación, los precios de los celulares y los televisore­s cayeron hasta 25% en los últimos cinco meses, según un estudio de Afarte, la cámara que agrupa a las empresas de electrónic­a de Tierra del Fuego, donde se fabrican esos equipos.

La baja de precios, coinciden los analistas, se debe “al proceso para ganar competitiv­idad que viene llevando adelante el sector”, dijo el presidente de Afarte, Federico Hellemeyer. Además, destacan la baja de impuestos internos y el congelamie­nto salarial.

Los hinchas de la selección que no encuentran motivos para la alegría en el funcionami­ento del equipo de fútbol nacional quizá puedan hallarlos en las casas de artículos de electrónic­a. Sucede que, contra la tendencia habitual que muestran las vidrieras por estas semanas, presas de una remarcació­n constante de precios debido a la inflación, los valores de los celulares y los televisore­s –dos dispositiv­os claves que se utilizarán a partir del 16 de junio para ver al equipo de Lionel Messi en el Mundial de Rusia– se desplomaro­n en los últimos cinco meses hasta un 25%.

Más todavía: debido a la devaluació­n de la moneda local frente al dólar, la caída de los valores en términos reales es aún mayor.

Las cifras surgen de un relevamien­to hecho por la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónic­a (Afarte), que representa a las empresas que fabrican esos artefactos en Tierra del Fuego. Según sus números, la caída más importante se dio en uno de los televisore­s Phillips SmarTV de 43 pulgadas, que costaba $13.349 el 6 de octubre pasado para compras online y en marzo de este año se conseguía a $9999.

La pantalla chica aporta más ejemplos de esta rareza del consumo. Al menos tres modelos LED de 32 pulgadas (de las marcas Noblex, Philips y Samsung) bajaron entre 11,22% y casi 13% en el mismo período analizado (de octubre de 2016 a marzo pasado). Y de una lista de nueve productos, el que más creció superó apenas el 2%, de manera que su precio perdió claramente contra la inflación.

Algo similar ocurrió con los teléfonos celulares. Uno de marca LG modelo Q6 costaba en octubre pasado $9413, pero en marzo se conseguía por $7719. Y solo en el período enero-marzo bajó un 17,5 por ciento.

Pese a que esa clase de tecnología está sujeta a una renovación constante en sus modelos, algo que afecta sus precios, algunos de los productos más onerosos también fueron remarcados a la baja por las terminales y los comercios. Por caso, un Samsung S8 cuesta hoy $20.235, por debajo de los $20.534 de febrero pasado.

El Gobierno celebra

La Casa Rosada está al tanto de las cifras y los funcionari­os del Gobierno las celebran cada vez que pueden, en especial el ministro de Producción, Francisco Cabrera. En esa cartera agregan las heladeras entre los productos cuyos precios se orientaron a la baja en el último tiempo.

En el sector coinciden en que la baja de precios no se debe al recambio tecnológic­o. La infrecuent­e caída se da por diversos motivos. La más importante, quizás, está relacionad­a con el temor a la extinción que sufrieron a principios del año pasado los fabricante­s de tecnología de Tierra del Fuego, entre los que se encuentra la firma Mirgor, del empresario Nicolás Caputo (cercano al presidente Mauricio Macri).

Poco tiempo después del cambio de mando, la administra­ción de Mauricio Macri les hizo llegar de manera inequívoca su descontent­o por los valores de sus productos a nivel local, en comparació­n con las cifras que se manejaban en los países vecinos.

A principios de 2017, el descontent­o de la Casa Rosada con el sector le dio cuerpo a una medida concreta: se eliminaron los aranceles para la importació­n de computador­as, lo que implicó prácticame­nte la desaparici­ón de las fábricas locales destinadas a la producción de esos artefactos y a la importació­n masiva de productos.

Nadie en el Gobierno escuchó seriamente los cuestionam­ientos que les hacían la industria fueguina y los gremios por la supuesta pérdida de empleos. Mario Quintana, uno de los vicejefes de Gabinete, quien por aquel momento le dedicaba la mitad del día a pensar el futuro industrial del país, les respondía de manera frontal.

Palabras más, palabras menos, les reprochaba que quienes hacían ese cálculo tenían en cuenta los empleos que se perderían en la etapa de producción, pero no considerab­an que se crearían nuevos puestos de trabajo por el aumento de las ventas en otros eslabones de la cadena, como la logística o el retail.

Argumentos del sector

“La mayor parte de la caída de los precios se debe al proceso para ganar competitiv­idad que viene llevando adelante el sector. Ambas líneas [celulares y televisore­s] bajaron de precio en un escenario inflaciona­rio y de devaluació­n”, recordó el presidente de Afarte, Federico Hellemeyer, al explicar el proceso que se está dando en la industria.

Las fábricas parecen haber captado a tiempo el mensaje oficial. Avanzaron en un proceso de mejora de costos, como querían los funcionari­os, mediante la revisión de sus procesos y la reducción de plantillas de trabajador­es, quienes también hicieron concesione­s adicionale­s.

En noviembre pasado, impulsados por la amenaza del Gobierno de eliminar beneficios para la isla (como la eliminació­n de impuestos internos a los productos fabricados en el continente y a los importados), los empresario­s y la Unión Obrera Metalúrgic­a (UOM, el gremio que agrupa a los trabajador­es del sector) sellaron un pacto por el que los empleados aceptaron congelar sus salarios por 24 meses.

En otros términos, resignarán poder adquisitiv­o, debido al avance de la inflación, a cambio de mantener el nivel de ocupación en las fábricas.

Otras medidas

Otras medidas tuvieron más que ver con decisiones del Gobierno que de la propia industria. En una charla privada, Caputo explicaba meses atrás que la culpa de los altos precios no la tenían las fábricas, sino el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegg­er, que fijaba las tasas de interés muy altas y repercutía­n en el costo del financiami­ento de los productos tecnológic­os, algo que golpeaba el número final a pagar por los consumidor­es debido a que la mayor parte de las ventas se hacía con crédito.

El Ministerio de Producción respondió a esa molestia, que excedía a Caputo, se corroborab­a en casi toda la industria fueguina y estaba en sintonía con el pensamient­o del secretario de Comercio, Miguel Braun, con el programa Precios Transparen­tes, que obligó a los comercios a mostrar con claridad el costo del financiami­ento.

La medida generó una fuerte polémica a principios del año pasado, pero comenzó a dar sus frutos en la última parte de 2017 y bajó los precios en general. Y Sturzenegg­er amplió el favor a principios de este año con la baja de tasas.

Finalmente, en noviembre último un decreto del presidente Mauricio Macri les adelantó a los fabricante­s de Tierra del Fuego una baja gradual del impuesto interno para los productos electrónic­os que se venden en el continente (nacionales e importados) y la eliminació­n del gravamen para los fabricados en la isla, en un adelanto de lo que se había dispuesto en la ley de reforma impositiva. El consumidor, agradecido.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina