La ilusión de San Lorenzo, un encantamiento ficticio que dejó al descubierto Godoy Cruz
El encantamiento desapareció apenas empezó a rodar la pelota. A diferencia de lo que señalan los cuentos infantiles, el hechizo se figuró de noche y se extinguió de día. Porque San Lorenzo se fue a descansar energizado, lleno de ilusión, después de observar que el puntero Boca tropezaba en su cancha frente a Defensa y Justicia. Una fisura asomaba en el cómodo recorrido de los xeneizes rumbo a la corona y el Ciclón debía estar despierto para, al menos, intentar el asalto, ejercer presión. Pero nunca se despabiló, jugó adormecido y se equivocó como nunca; demasiadas ventajas que capitalizó Godoy Cruz para construir una goleada histórica y reflejar que su campaña en la Superliga es producto de una planificación y no de apellidos que se iluminaron en una mañana gris.
Un 5-0 es un resultado categórico, inapelable. Para San Lorenzo, un mazazo cuando el campeonato entró en tiempo de definiciones: aunque las matemáticas lo habilitan para ser campeón, la actualidad impone que el objetivo se reduce a apoderarse de una de las plazas para la Copa Libertadores 2019; además, la llave de la Copa Sudamericana frente a Atlético Mineiro está a la vuelta de la esquina. Godoy Cruz es una estructura que transita por un pasaje de esplendor desde los resultados, con cinco victorias en cadena, pero también desde lo futbolístico, con rendimientos individuales de alto vuelo que provocan que el colectivo brille. La conducción de Pol Fernández, aquel muchacho que irrumpió en Boca en 2012 y que enseña su mejor versión en este modelo que diseñó Diego Dabove, y la capacidad goleadora del uruguayo Santiago García, puntos superlativos en la victoria. Con ellos como estandartes, el resto acompañó y hasta por momentos dejó de ser actores secundarios para marcar los compases: en el podio, el lateral Angileri, JuanfiGarro y Ángel González.
La caída estrepitosa es la segunda derrota más abultada en el Nuevo Gasómetro, desde el 7-1 ante Boca, en el Apertura 2006, y debería invitar a preguntarse si San Lorenzo estuvo durante el recorrido de 2018 con fuerzas para batallarle el liderazgo a losxeneizes. El repaso le da la espalda al Ciclón, que ni por resultados ni por funcionamiento contrarió a quien acumula 40 partidos como puntero. “Después de lo de Boca todos nos habíamos ilusionado, ahora el golpe nos deja amargados. Perdimos 5-0, pero la pelota la tuvimos nosotros. Fue un partido raro”, esgrimió, a modo de defensa, el director técnico Claudio Biaggio. En su análisis, el DT aceptó que se evidenciaron errores puntuales en los goles de Godoy Cruz, un equipo que hizo un culto de la efectividad: “Este no es San Lorenzo, es un partido en el que al rival le salió todo”, justificó.
En el año, San Lorenzo acumula 10 partidos en la Superliga. De esos 30 puntos en juego sumó la mitad, números que lo alejaron aún más de Boca, si se toma como parámetro la diferencia que los xeneizes le llevaban al ingresar al receso. El Ciclón se marchó a tres y hoy son ocho las unidades que los separan. Las cifras no lo favorecen, y tampoco tuvo réplicas cuando el líder tropezó. En el mano a mano de la 14ª fecha empataron 1-1, cuando Boca perdió frente a Argentinos, los azulgranas, como locales, no pudieron doblegar a Unión (0-0) y así dejaron que se esfumara una oportunidad de acortar la brecha. La única vez que sumó más que el conjunto que dirigen los Mellizos Barros Schelotto fue en la jornada 20, cuando avanzó con el triunfo 2-0 sobre Olimpo (Boca había igualado 1-1 con Atlético Tucumán).
Los juegos con los rivales con los que pelea por las plazas para jugar la Copa Libertadores 2019 tampoco son positivos: además de empatar con Boca, repitió el resultado (1-1) con Huracán; y a la caída con Godoy Cruz se le agrega la derrota 2-0 con Talleres; el éxito sobre Independiente, única sonrisa ante quienes componen ese selecto lote. Poco, para quien soñó con el título.
Godoy Cruz no tuvo fisuras y demostró una altísima efectividad (“No es normal, diría que fuera de lo común”, manifestó el entrenador Dabove) y San Lorenzo no hizo pie en todo el desarrollo. Aquellas individualidades que sostuvieron la llama encendida en la mini racha de tres triunfos, frente a Olimpo, Lanús e Independiente, cometieron fallas de principiantes. El arquero Navarro, que le había ahogado el festejo a Pol Fernández, en la acción siguiente se quedó clavado en el área en el gol de Cardona; más tarde, ofreció una flojísima respuesta a un remate desde fuera del área de zurda de Abecasis, con el que Godoy Cruz cerró, con un 4-0, el primer tiempo. Si Navarro era una muralla, en esos tres juegos que se sucedieron victorias en las que no le marcaron, la fórmula de zagueros centrales que componen Coloccini y Caruzzo era un complemento que blindaba el arco. La experiencia, sin embargo, no logró disimular los errores; en ese contexto, la voluntad y el espíritu de Barrios, único rasgo positivo, tampoco alcanzó para contagiar a compañeros a los que jamás les sonó el despertador.