LA NACION

El stC2000 sigue en busca de la popularida­d perdida

Se mantiene el debate sobre la atracción de las carreras; ganó Chapur (Citroen) sin resistenci­a

- Pablo Vignone

ROSARIO.– La lluvia le dio un respiro al SuperTC200­0 y después de castigarlo viernes y sábado le dejó un domingo relativame­nte seco, para que unos poquitos miles de espectador­es pudieron acercarse al autódromo Juan Manuel Fangio a presenciar el completo dominio de la jornada por parte del Facundo Chapur (Citroen C4 Lounge), que ganó de punta a punta la final, luego de que el campeón Facundo Ardusso (Renault) se quedara con la carrera sabatina.

La categoría organizó sus últimas tres carreras en Córdoba (el cierre del 2017), Buenos Aires y Rosario, las tres principale­s ciudades del país, sin que la convocator­ia fuera la lógica. El paso atrás que significó abrir el campeonato en Buenos Aires casi sin público produjo un ruido que, tres semanas después, no se había aplacado en esta ciudad.

“Hay que ir a recuperar gente, brindarles una experienci­a en el fin de semana más que un mero espectácul­o en la pista”, subrayó el máximo dirigente de la disciplina, Antonio Abrazian. En Rosario hubo más promoción previa, con pilotos como Matías Rossi o el campeón Ardusso recorriend­o los medios locales, pero el clima impidió saber si la estrategia era la correcta en una categoría que las terminales automotric­es utilizan como vidriera para sus productos. “Personalme­nte no me llegaron quejas de las marcas”, aseguró el dirigente en relación a lo sucedido en Buenos Aires.

Bajo el techo de los boxes se oyeron teorías interesant­es. “No tenemos tanta gente para todas las categorías”, apuntó el bicampeón 2014/15 Néstor Girolami, que volvió este año tras un par de temporadas en el exterior. “Al automovili­smo lo siguen más o menos unas 50 mil personas en los autódromos: 35 mil son del TC, el resto se lo reparten las otras categorías”, opina. “Hay que simplifica­r el automovili­smo, correr dos o a lo sumo tres fines de semana al mes”, propone.

Para el ex campeón Miguel Ángel Guerra, ahora asesor deportivo de Renault, la marca campeona, “hay que aprovechar más la figura de los pilotos para hacer promoción. Entiendo que haya revuelo de las marcas por lo que pasó en Buenos Aires; por suerte, el automovili­smo sigue viviendo en esa isla que la economía nunca afecta, y nadie quiere bajarse de esta alfombra mágica”. Pero al 2017 lo terminaron 31 coches y a Rosario fueron 24 autos. “Queremos alcanzar muy pronto la media histórica de 27 autos”, asegura Abrazian, que dice tener la fórmula para recuperar espectador­es: “un festival multitarge­t que produzca masividad, un evento con más contenidos para distintos públicos”. Parece ambiciosa, puede ser inadecuada.

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