messi Ya PIENSA En EL MUNDIAL, TRAS EL IMPACTANTE ADIÓS a La CHAMPIONS
Los tres quedaron eliminados y tendrán menos carga competitiva de cara a Rusia; poco del rosarino en la debacle del 3-0 que sufrió Barça en Roma; en la caída del City, el Kun entró en los 20 minutos finales y el zaguero falló en un gol de Liverpool
Lionel Messi tendrá más descanso que el previsto para preparar el Mundial, pero parte de ese tiempo tendrá que dedicarlo a sacarse el fastidio que seguramente le provocó la insólita eliminación de Barcelona en Roma. No son horas en las que debe estar pensando que llegará más fresco a Moscú, sino en las causas de un fracaso deportivo que no estaba en los cálculos de nadie. Una de las mayores sorpresas de la temporada tiene a Messi con cara de derrota, apurado e impotente en esos diez minutos finales en busca de un descuento que le hubiera dado la clasificación.
Le puede hacer bien a su cuerpo alivianar el calendario de cara al desembarco en el Mundial, pero este cachetazo no le hace bien al prestigio futbolístico de Messi, bandera de Barcelona. Así como muchos de los éxitos se explican por el rosarino, las decepciones del equipo también son de su responsabilidad.
Es inexplicable por donde se la mire la eliminación de Barcelona, un equipo que desde la asunción de Ernesto Valverde se caracteriza por su seriedad y no subestimar ningún compromiso. Barcelona no se aboca al lirismo ni tontea los partidos. Suele ser práctico, consistente y contundente. Con menos juego y elaboración en el medio que en otras épocas, se caracteriza por ser sólido atrás y adelante ejecuta con Messi y el acompañamiento de Luis Suárez. Barcelona había pasado a ser más pragmático que vistoso. Con esos atributos se pensaba que iba a saber llevar adelante el desquite con Roma, el rival que las potencias querían cuando se hizo el sorteo de los cuartos de final.
Barcelona había recibido tres goles en los nueve encuentros anteriores de la Champions League. Era el arco mejor custodiado de la competencia, hasta ayer. No reaccionó a nada; ni al gol de Dzeko, un centro-delantero que exigió a una zaga (Piqué-Umtiti) demasiado estática; ni al penal del emblema romanista, De Rossi, y terminó por entregarse cuando defendió débilmente un córner que el zaguero Manolas cruzó con un cabezazo.
Entre lo raro que fue todo hay que anotar la amonestación de Messi, en una imagen infrecuente, con una patada desde atrás a Kolarov. Al N° 10 ni siquiera se le dio en los tiros libres, una suerte en la que venía muy bien, con seis conversiones en la Liga de España y uno en la Champions. Los dos que remató no trajeron consecuencias.
Mientras Cristiano Ronaldo brilla en la Champions con triunfos y goles espectaculares, y las medallas colgadas de los últimos dos títulos, a Messi se le atragantaron por tercera vez consecutiva los cuartos de final. Antes fueron el Atlético de Madrid y Juventus. Roma fue el verdugo más impensado. Desde 2006 obtuvo cuatro Orejonas, pero solo una en los últimos siete años, período en el que Cristiano levantó tres.
Hay un dato muy sugestivo sobre la relación directa entre las eliminaciones de Barcelona en la Champions y la falta de gol de Messi en esos partidos. En las nueve ocasiones que Barcelona no pasó un playoff, el rosarino no marcó. Ocurrió con Liverpool (2007), Manchester United (2008), inter (2010), Chelsea (2012), Bayern Munich (2013), Atlético de Madrid (2014 y 2016), Juventus (2017) y Roma (2018).
Messi cierra esta edición con seis tantos (misma cantidad que en 2015/16); los más importantes fue- ron los marcados a Juventus en la etapa de grupos y los tres a Chelsea en la serie de los octavos de final.
El destino quiso que viviera uno de los tragos más amargos de su carrera en un escenario, el Olímpico de Roma, que le traía los mejores recuerdos. Cuando lo consultan por sus goles más lindos, Messi pone entre los primeros el que hizo en la final de 2009 ante Manchester United. Un cabezazo de emboquillada por encima de Van der Sar.
Tiene a centímetros la Liga de España y la final de la Copa del Rey ante Sevilla. Al este de Europa Messi ya tenía que ir por el Mundial. Pero en su ilusión seguro que estaba una escala previa en esa dirección, el 26 de mayo, en Kiev (Ucrania), donde se jugará la final de la Champions. Ya la borró de su agenda. Dispone de tiempo para canalizar la rabia de ahora en energía para el Mundial.
Golpe para Agüero y Otamendi
Además de Messi, otras dos piezas importantes del seleccionado, Sergio Agüero y Nicolás Otamendi, se liberaron de un calendario más ajetreado en sus clubes. También lo hicieron en un contexto parecido al del rosarino, bajo el peso de la frustración de no haber cumplido las expectativas, que en el caso de Manchester City eran las de llegar más lejos en la Champions. Era muy difícil remontar la derrota por 3-0 en la ida ante Liverpool. Parecía factible el “partido perfecto” que se había impuesto Pep Guardiola cuando a los dos minutos el brasileño Gabriel Jesús puso en ventaja a Manchester. Pero luego se tornó imposible cuando en el segundo tiempo Liverpool afinó el contraataque y dio vuelta la historia con goles de Salah y Firmino.
Sorprendió que el Kun Agüero fuera al banco en un cotejo en el que su equipo debía imponerse por una amplia diferencia. Es cierto que viene saliendo de una lesión en la rodilla izquierda que lo dejó al margen de la gira del seleccionado, pero el sábado ingresó en los últimos 15 minutos del clásico que perdió con Manchester United por la Premier League. En la etapa de grupos de la Champions había sido casi siempre titular.
Guardiola optó por un tándem ofensivo con De Bruyne –más retrasado que de costumbre, arrancando cerca de Fernadinho–, Bernardo Silva, Sterling, David Silva, Leroy Sa-
né y Jesús. Agüero entró en los 20 minutos finales, con el partido 1-1. La desesperación ya hacía estragos en el City. No contabilizó remates al arco, apenas una entrada por el segundo palo.
Ausente en la ida en Anfield Road por la lesión, Agüero se vio ayer reducido a un papel muy secundario por la decisión del entrenador. Y de alguna manera prolonga sus desencuentros con una competencia en la que no redondea actuaciones importantes en instancias decisivas. Con más presencia que ayer, muy gris fueron sus rendimientos en las eliminaciones ante Real Madrid (2016) y Monaco (2017). Ahora se despidió con una campaña de cuatro goles (uno en octavos de final frente a Basilea).
Lo de Otamendi poco tuvo que ver con ese “superhombre, el mayor competidor que vi en mi vida” con que Guardiola lo elogió hace un par de meses. En lugar de la habitual línea de cuatro, Otamendi fue ayer integrante de una línea de tres, y un error suyo propició el segundo gol de Liverpool, el que acabó con las esperanzas que quedaba en el Etihad Stadium.
El zaguero, recostado sobre la derecha, se equivocó en un pase que fue interceptado por Firmino, que enfiló derecho al gol. Hasta el árbitro Mateu Lahoz se compadeció con Otamendi al tocarle la cabeza en un gesto de consuelo. El ex defensor de Vélez ya había sufrido el último fin de semana con Manchester United; el segundo gol de Pogba es una pelota que cae a sus espaldas.
A veces se da el contraste que a las figuras argentinas que no les va bien en el seleccionado brillan en sus clubes. No es es el caso de estos días; varios de ellos vivieron una pesadilla no muy diferente a la dura derrota de la Argentina ante España.