LA NACION

China ofrece concesione­s para aplacar la disputa con EE.UU.

Xi revisará la protección a los autos y la propiedad intelectua­l

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PEKÍN.– En un intento por suavizar la disputa con Washington, el presidente chino, Xi Jinping, prometió ayer que recortará los aranceles a los autos importados de Estados Unidos, uno de los sectores claves de la guerra comercial que enfrenta a los dos países y tiene en vilo a los mercados.

“China entrará en una nueva fase de apertura”, dijo Xi en el Foro de Boao para Asia, una conferenci­a conocida en el mundo de los negocios como “el Davos chino”. “La puerta de China se está abriendo, no cerrando, y solo se va a abrir más y más”, insistió.

El anuncio llega después de que la disputa comercial con Estados Unidos alcanzara su clímax, la semana pasada, con la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles a las importacio­nes chinas por valor de 50.000 millones de dólares, seguida de una advertenci­a similar de Pekín.

Trump volvió esta semana sobre el tema y se refirió específica­mente a la venta de autos de los fabricante­s norteameri­canos a China, que a su juicio se ve fuertement­e perjudicad­a por el proteccion­ismo chino.

“Cuando un auto es enviado a Estados Unidos desde China, tiene que pagar un arancel del 2,5%. Cuando un coche es enviado a China desde Estados Unidos, ahí el arancel a pagar es del 25%”, dijo el magnate en Twitter.

Trump acusa a Pekín de prácticas comerciale­s desleales, especialme­nte del “robo de propiedad intelectua­l” y de la “transferen­cia forzada de tecnología”, a lo cual atribuye el déficit comercial de 375.000 millones de dólares.

Además de los aranceles, las restriccio­nes de Pekín a la inversión extranjera en el sector del automóvil obliga a las empresas a formar asociacion­es con compañías locales y a compartir su tecnología. Elon Musk, presidente del fabricante de autos eléctricos Tesla y de otras firmas de vanguardia, le pidió a Trump ayuda para resolver el tema, aludiendo a los problemas de su compañía para operar en China.

Xi prometió en su discurso “flexibiliz­ar rápidament­e las restriccio­nes para la participac­ión extranjera”, sobre todo en el sector automotor. También prometió reorganiza­r la Oficina Estatal de Propiedad Intelectua­l “para fortalecer la aplicación de la ley”.

Entre tanta concesión, Pekín sin embargo se guardó una carta y denunció formalment­e a Washington ante la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) por la decisión de imponer aranceles al acero y al aluminio, una medida unilateral que enfrentó a la administra­ción republican­a con varios de sus principale­s socios comerciale­s.

Se trata de la primera etapa en el proceso de resolución de diferendos que establece la OMC y que puede durar años. “China espera la respuesta de Estados Unidos a la demanda y desea que se fijen una fecha y un lugar mutuamente aceptables para las consultas”, indica la denuncia.

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