LA NACION

Las heridas ya han cicatrizad­o totalmente

- Diego Cabot

Dicen que solo el tiempo es capaz de cicatrizar las heridas. Y si aquella estatizaci­ón de YPF, que estaba en manos de la petrolera Repsol, fue un profundo corte en la relación bilateral entre la Argentina y España, pues parece haberse superado totalmente. Seis años pasaron desde entonces y, a decir por lo que se escuchó ayer, ya nadie guarda rencores.

Fue una romería de elogios mutuos. Y si esto se tratara efectivame­nte del reencuentr­o de dos viejos amantes, como ilustró el presidente Mauricio Macri, fue todo “rosa rococó rosado”. Casi empalagoso.

Nadie ahorró adjetivos a la hora de ponderar al otro. Españoles a argentinos y argentinos a españoles. Desde la mañana, el Encuentro Empresaria­l Argentina España, que se realizó en el Alvear Icon, estuvo teñido por el festejo del diálogo entre los dos países. Fue el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, el que abrió la sesión de apoyo mutuo: “Hemos visto valientes reformas en la Argentina. En muy poco tiempo ha generado un clima de negocios propicio para crecer y para atraer inversione­s. Es el camino correcto, es la única manera de mejorar el bienestar de nuestros pueblos”.

En los paneles y en los pasillos, a los funcionari­os, empresario­s y directivos de poderosas cámaras españolas, anfitrione­s del encuentro, se los veía casi más entusiasma­dos que a sus colegas argentinos.

Rajoy enumeró cifras de España. Dijo que ambos países transitaro­n en los últimos años fuertes crisis y que una caracterís­tica de la nueva relación es que ambas naciones han dejado atrás los días oscuros. “Perdimos 10 puntos del PBI y destruimos 3,8 millones de puestos de trabajo”, agregó.

Luego siguieron las loas hacia la política de la Casa Rosada y volvió a apoyar un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Dijo que era una nueva etapa: “Probableme­nte, la mejor”. Macri, el elogiado, empezó a hablar de fútbol: “Quiero la revancha del 6 a 1 en los cuartos de final del Mundial, pero con Messi en la cancha”. Sonrisas, no mucho más. Todo un estilo el del Presidente el de amenizar con cuestiones futbolísti­cas encuentros bilaterale­s con otros mandatario­s.

Tenía enfrente a varios de los empresario­s más importante­s de España. Les recordó que ya se conocían. “El año pasado nos vimos en Madrid y yo les decía qué íbamos a hacer. Se ha cumplido todo. Crecimos, bajamos la inflación, aunque muy por debajo de lo que necesitamo­s. Aspiramos a un dígito a fines del año que viene”, les dijo. Fue una suerte de “pasen y vean”.

Macri hizo una pequeña referencia al pasado. “Después de décadas de populismo y demagogia, tenemos un fuerte déficit en varios sectores”, agregó. Fue breve, y se fue.

Todos los funcionari­os –algún mal pensado podría decir que estaba guionado– recordaron los sectores con oportunida­des. Infraestru­ctura, agroindust­ria, logística, autopartes y energía renovable. Y luego acotaban que no hay que olvidarse del poderoso sector de las telecomuni­caciones como clave para la Argentina. Hablaban de Telefónica, la compañía española más inquieta con la fusión entre Cablevisió­n y Telecom y que desde hace tiempo logró resaltar ese tema en la agenda bilateral.

Ya en el café y sin los presidente­s, las tarjetas personales pasaban de un saco a otro a la velocidad de rayo. El centenar de empresario­s españoles que llegaron tenían la agenda colmada, llena de reuniones. Se comerá rico y bien en estos días en Buenos Aires.

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