Bienvenida a la normalidad
De pronto, la periodista Sandra Russo se convirtió en un manojo de contradicciones. Se queja de la falta de solidaridad de sus colegas, pero en uno de los programas de Víctor Hugo Morales, el legendario guerrero de las tropas mediáticas del gobierno anterior. Protesta por la falta de trabajo, pero mantiene su espacio en Página 12. Hace poco publicó un libro, pero se olvidó de poner entre sus antecedentes destacados de la solapa su pertenencia a 6,7,8, el nefasto libelo que desde la pantalla de la TV Pública se dedicaba de lunes a viernes (y los domingos también) a difamar, tergiversar y burlarse de aquellos dirigentes y periodistas que no compartían el catecismo kirchnerista.
Russo dijo que está “asqueada del periodismo” –lo que no sería ninguna novedad– “y de la reacción de los colegas”. La biógrafa de Cristina Kirchner se parece al protagonista de La naranja mecánica, la novela de Anthony Burgess que inmortalizó en el cine Stanley Kubrick. El tipo las había hecho todas y el reencuentro con sus víctimas ciertamente no era agradable. Reveló que en la era K la escupían en la calle, pero que ahora puede caminar tranquila.
Valioso reconocimiento: algo está cambiando positivamente también para ella. Enhorabuena.