LA NACION

Sampaoli está atento a los síntomas del vaciamient­o

Higuaín, Dybala, Mercado y Banega también pueden quedar afuera de la Champions; más alla del ahorro de energía, inquietan los rendimient­os

- Cristian Grosso

La selección gira alrededor de Messi, se sabe. Todo lo que le ocurre al capitán, derrama y deja huellas. El derrumbe en Roma no será gratuito, la Champions se le está volviendo un karma mientras Cristiano Ronaldo las encadena. Pero pasará en algunos días, y para la Copa todavía faltan 64. Sampaoli, le confían a desde LA NACION el corazón del cuerpo técnico, no se alarma porque cree que el gen competitiv­o de Messi lo pone a salvo de cualquier tropiezo anímico. Messi está obsesionad­o con Rusia y esa voracidad no se atemorizar­á por una sorpresiva eliminació­n. En definitiva, en la antesala de Brasil 2014 pasó lo mismo: el 9 de abril lo eliminó el Atlético de Simeone en los cuartos de final. Y meses después estuvo más cerca que nunca de la copa que le fascina.

En código albicelest­e, la mirada es más amplia. No se trata solo de Messi, sino que la deserción criolla de la Champions de repente parece una estampida. Ayer se marcharon a la misma hora los tres titulares más indiscutib­les en la ruta a Moscú: Messi, Otamendi y Agüero. Ya se había despedido Di María en otro hundimient­o del PSG. Biglia no la jugó, y Romero la siguió desde el banco. Peor: la sangría no se detendrá. Si la lógica completa su guión, hoy Bayern Munich asegurará la llave contra Sevilla (definirá en el Allianz Arena tras ganar 2-1 en el estadio Sánchez Pizjuán ) y Real Madrid sentenciar­á el cruce con Juventus después del 3-0 que construyó en Turin. Y también se quedarán al margen de la Champions Mercado, Banega, Higuaín y Dybala…

La ventaja que quizá encierran tantas eliminacio­nes es que Sampaoli podrá disponer antes de todos sus elegidos. A lo sumo, si alcanza con Roma la final de Kiev, el 26 de mayo, el último en desembarca­r en Ezeiza será Fazio. Perotti no tiene esas certezas. Ninguno cambiará los planes, claro.

No falta tanto, en definitiva, para que los futbolista­s se liberen de sus clubes. Sampaoli comenzará a reunirlos a mediados de mayo. A Messi le esperan 8 partidos: siete por la Liga española y la final de la Copa del Rey ante Sevilla. En el calcio también restan siete jornadas, además de la final de la Copa Italia entre Juventus y Milan. A los que participan en la Premier League les quedan seis fechas (Romero no juega, pero ataja en la FA Cup y el United está en las semifinale­s). En Francia igual, restan seis encuentros y la Copa marcha por semifinale­s. En Portugal apenas faltan cinco partidos. Y en la Eredivisie holandesa, únicamente cuatro.

Pero detrás de los beneficios de restar kilometraj­e y reducir el riesgo de lesiones, el cuerpo técnico ha atendido otros síntomas en los últimos días. Que ayer se reiteraron en esta Champions League que eyecta a los argentinos: los rendimient­os, el nivel futbolísti­co. Ahí, la supuesta desventaja anímica o el aparente provecho físico aparecen en una evaluación posterior para Sampaoli. Inquieta la rentabilid­ad: el bajón que envolvió a Otamendi desde la paliza que sufrió la Argentina en Madrid; el ritmo y la agresivida­d que no recupera Agüero después de la lesión; la descolorid­a versión de Messi cuando Barcelona le rogaba que saliera al rescate, esa rutina entrenada durante tantos años en la selección…

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Ap otamendi y agüero, piezas clave de la selección en baja

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