LA NACION

Liverpool relanza su sello copero; Roma, de aquel drama a la épica

Los ingleses reclaman su mandato histórico; los italianos sueñan con el paraíso perdido

- Alberto Cantore

Estadio Olímpico de Roma. La Ciudad Eterna sueña con desatar una celebració­n histórica. La noche del 30 de mayo de 1984, sin embargo, se convierte en un drama para los

tifosi. El deseo de coronarse por primera vez como reyes de Europa se esfuma en la tanda de penales, después de empatar 1-1. Nunca antes, un club anfitrión del partido definitori­o de la Liga de Campeones, ahora Champions League, no levanta el trofeo. Roma rompe en llanto frente a Liverpool, por esos años referente de la competenci­a y que se coronaba por cuarta vez. Hoy, aquella jornada recobra fuerza: la épica remontada de los romanos frente a Barcelona y la finalizaci­ón de la obra de Liverpool ante Manchester City, los devuelve a las semifinale­s del máximo torneo europeo de clubes. Para los italianos, la espera se demoró 34 años; los Reds deben

viajar a 2008, cuando Chelsea eliminó al conjunto que integraba un juvenil Javier Mascherano.

El gol del bosnio Edin Dzeko en el Camp Nou, cuando Roma cayó 4-1, con dos autogoles, tomó una trascenden­cia impensada. Ese festejo tibio fue el combustibl­e que provocó el estallido cuando el defensor griego Kostas Manolas, a falta de ocho minutos, superó a Ter Stegen y marcó el 3-0 que obró el milagro. El zaguero, villano en el juego de ida, al anotar en propia puerta, se elevó como héroe en una jornada en la que los gialloross­i recordarán por siempre. A la sombra de Milan, Inter y Juventus, únicas tres sociedades italianas que ganaron la Liga de Campeones, y hasta de Napoli y Parma, que enseñan en sus vitrinas trofeos de la Liga de Europa, Roma se ilusiona desde anoche con ser parte de esa elite. “No nos confor- mamos con esto. Este equipo tiene que apuntar a la final en Kiev. Este es un equipo extraordin­ario, ¿por qué no podemos tener esa ambición?”, se anima el director técnico Eusebio di Francesco. Después de la gesta, Roma no quiere dormir.

Liverpool está de regreso, como en los años dorados y como en la infartante definición en Estambul, en 2005. El gigante dormido relanza su sello copero con dos victorias sobre Manchester City: el 2-1 en el Etihad Stadium resultó la última pincelada, luego de la contundent­e victoria 3-0 en Anfield. Los 474 millones de euros que lleva desembolsa­do en refuerzos el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan durante el ciclo Guardiola, no pudieron con la gloria que Liverpool escribió en las canchas a lo largo de la historia. La estrategia de Jürgen Klopp –único entrenador con saldo positivo sobre Guardiola– y la estocada del egipcio Mohamed Salah –anotó el transitori­o empate; acumula 39 festejos en la temporada y pulsea por el Botín de Oro con Messi y Cristiano Ronaldo–, derrumbaro­n las esperanzas de los citizens. “No nos convierte en el mejor equipo, pero merecimos la clasificac­ión”, dijo Klopp, que corre tras el honor luego de perder con Borussia Dortmund la final de 2012/13 ante Bayern Munich.

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