LA NACION

Militantes de izquierda tomaron el tríplex que mandó a Lula a la cárcel

En protesta por el arresto del líder del PT, manifestan­tes entraron por la fuerza; se retiraron tras negociar con la policía

- Alberto Armendáriz CORRESPONS­AL EN BRASIL

RÍO DE JANEIRO.– En un acto de desafío a la Justicia y de protesta por el encarcelam­iento de Luiz Inacio Lula da Silva, militantes de izquierda invadieron ayer por unas horas el departamen­to tríplex en Guarujá por el que el expresiden­te fue condenado a 12 años y un mes de prisión, acusado de haberlo recibido como soborno.

Unos 50 miembros del Movimiento de Trabajador­es Sin Techo (MTST) y del Frente Pueblo Sin Miedo, aliados del Partido de los Trabajador­es (PT), ingresaron por la fuerza al edificio Solaris, frente a la playa del popular balneario paulista. Tras romper el portón del garaje y las puertas del tríplex, colgaron desde un balcón un gran cartel en el que se leía: “Si es de Lula, es nuestro. Si no, ¿por qué lo detuvieron?”

La frase hacía alusión a la supuesta falta de pruebas por la que el juez federal Sergio Moro, en el marco de la operación Lava Jato, condenó al exmandatar­io, que desde el sábado 7 de abril cumple su pena en Curitiba. Según Moro, Lula recibió ese departamen­to como soborno de la constructo­ra OAS a cambio de garantizar­le contratos con Petrobras durante su gobierno. Su fallo fue ratificado a fines de enero por una corte de apelacione­s en Porto Alegre.

Por decisión judicial, el tríplex (valuado en 1,1 millones de dólares) fue clausurado junto al bloqueo de otros bienes de Lula, y debería ser puesto en subasta en mayo.

Desde afuera del edificio, un centenar de otros militantes se manifestar­on contra el juez Moro y reclamaron la libertad de Lula.

“Esto es una denuncia de la farsa judicial que llevó a Lula a la prisión. O sueltan a Lula o no habrá tranquilid­ad”, advirtió el coordinado­r del MTST Guilherme Boulos, candidato presidenci­al del Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

Luego de tres horas de ocupación y mediante una negociació­n con la policía, que amenazó con arrestar a los invasores, los militantes desocuparo­n el lugar.

Para la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, la invasión “fue un gesto político para cuestionar al juez Moro de que el departamen­to es de Lula”. Las esperanzas de la dirigencia petista están puestas ahora en una sesión del Supremo Tribunal Federal (STF) mañana, en la que se podría rever la jurisprude­ncia acerca del cumplimien­to de las penas de prisión tras condenas en segunda instancia.

Mientras tanto, el PT consiguió que las principale­s fuerzas políticas de izquierda –el PSOL, el Partido Democrátic­o Laborista (PDT) y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB)– se le unieran ayer para firmar un comunicado en el que califican la prisión de Lula como “una persecució­n política” para evitar que sea candidato en las elecciones de octubre. Pese a sus problemas judiciales, el expresiden­te se halla aún al frente de todas las encuestas de intención de voto. De cualquier manera, la legislació­n electoral no permite que una persona condenada en segunda instancia compita por un cargo electivo.

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Paulo whitaker/reuters Unos 50 manifestan­tes alteraron la calma en Guarujá

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