LA NACION

Una virtual interpelac­ión en el Congreso dominada por los duros reclamos

Los familiares reprocharo­n al ministro la falta de resultados de la búsqueda y los malos presagios

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Nunca se vio en el Congreso una virtual interpelac­ión a un ministro de la Nación efectuada por ciudadanos, no por legislador­es. Durante más de seis horas, el ministro Oscar Aguad soportó una andanada de críticas, reproches e incluso pedidos de renuncia a su cargo por parte de los familiares de los 44 tripulante­s del ARA San Juan, desapareci­do el 15 de noviembre pasado.

“Han pasado cinco meses, ministro Aguad. Es mucho esperar, tengo a mi hijo en el mar, lo estamos esperando. Es mucha la angustia, el sufrimient­o. Yo no quiero una tumba para mi hijo en el fondo del mar. Necesitamo­s respuestas. Porque usted no esta a la altura como ministro, usted no es apto para cumplir con la función”, exclamó Luisa Rodríguez, madre de uno de los tripulante­s.

El ministro procuró mantener la calma y, como un latiguillo, repetía una y otra vez el compromiso del Gobierno en la búsqueda.

“Siempre tuve el mismo compromiso y tengo el mismo compromiso, hace cinco meses que no tengo otro tema que no sea este. Quiero darles la certeza de que el ARA San Juan hasta el 1° de abril fue buscado con la mejor tecnología que hay en el mundo, con las mejores armadas. El que diga que no lo hicimos miente”.

El ministro enfatizó, incluso, que en otros países “lo normal es que a un submarino no se lo busque más de 10 o 15 días. Hay Estados que decretan el secreto de las actuacione­s por 40 años y acá hicimos lo contrario a lo que dicen los manuales, abrimos todo, Y toda la informació­n la tiene la Justicia”, sostuvo.

Pero los familiares, en plena catarsis, no parecían contentars­e. El senador fueguino José Ojeda, presidente de la comisión bicameral que investiga la desaparici­ón del submarino, poco y nada hizo para poner orden y bajar la tensión entre los familiares y el ministro.

“Estoy cansado de esta burocracia. Hace tiempo que nos prometiero­n que iban a contratar tecnología privada, pasaron cinco meses y yo tengo un puñal clavado. No quiero que me palmeen más la espalda, quiero respuestas”, exclamó uno de ellos. Otros le reprocharo­n a Aguad que, en plena búsqueda, haya dado por muertos a los tripulante­s.

“Lo que dije meses atrás es que no había condicione­s de vida. Sé que duele y es terrible decirlo, pero es así. Respeto su dolor. A mí me encantaría saber que están vivos, que los podemos encontrar. Pero, lamentable­mente, no hemos podido dar con el submarino. No tengo palabras para decirle esto. Usted debe tener la certeza de que los vamos a seguir buscando”, respondió el ministro.

Nada parecía conmover a los familiares. “Usted utilizó el pedido de recompensa que propusimos los familiares desvergonz­adamente a su favor, a la vez que detuvo la licitación del mejor equipamien­to para buscar el submarino”, señaló Lucía Zunda Meoqui, hermana del tripulante Hernán Zunda Meoqui.

Por otra parte, varios familiares reprocharo­n que el submarino haya salido a cumplir su misión cuando podía tener fallas técnicas, lo que habría desatado una posterior implosión. El ministro fue tajante y enfatizó que, cuando zarpó de Tierra del Fuego, sus tripulante­s no habían comunicado ninguna avería y que la nave estaba en condicione­s de navegar.

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