LA NACION

La Justicia procesó a un exfunciona­rio de Macri por proteger a Farmacity

Consideró que Raúl Alejandro Ramos, desde el Ministerio de Salud, omitió sanciones a la cadena farmacéuti­ca

- Hugo Alconada Mon

Raúl Alejandro Ramos se convirtió ayer en el primer secretario de Estado del gobierno de Mauricio Macri en ser procesado y embargado por la Justicia, que consideró que existen pruebas suficiente­s para sospechar que protegió del Ministerio de Salud a Farmacity, la empresa que creó y lideró Mario Quintana hasta asumir como vicejefe de Gabinete.

El juez federal Sebastián Ramos consideró que su homónimo, sin parentesco, abusó de su autoridad, al retardar la aplicación de sanciones contra Farmacity, sin una justificac­ión válida, mientras sí se sancionaba a otras farmacias sumariadas por infraccion­es similares.

Estimó que como secretario de Políticas, Regulación e Institutos del Ministerio de Salud –máximo responsabl­e jerárquico a la hora de imponer sanciones–, Ramos no ejecutó la ley como debía contra Farmacity, lo que en la práctica se enmarcaría en una omisión por el “retardo administra­tivo”.

“El imputado poseía la competenci­a funcional y era la autoridad de aplicación que debía resolver los sumarios sanitarios, esto es, dictar y ejecutar” las sanciones, remarcó el juez, que dispuso un embargo por la cifra simbólica de $2000.

La resolución judicial encontró a Ramos ya fuera del Ministerio de Salud, donde trabajó durante nueve meses, entre febrero y noviembre de 2017, cuando se marchó junto al ministro Jorge Lemus.

Para entonces, no obstante, Ramos ya afrontaba la denuncia penal que radicó la Confederac­ión Farmacéuti­ca Argentina (COFA) por la supuesta protección que habría brindado a Farmacity, luego de que los inspectore­s del Ministerio de Salud informaron sobre múltiples violacione­s a las regulacion­es del sector.

La COFA denunció que Ramos cajoneó un expediente en que sus subordinad­os determinar­on que debía sancionars­e a Farmacity para, en una segunda etapa, negarse a firmar una sancionar y ordenar que el expediente se enviara al archivo. Según la entidad denunciant­e, “a una vía muerta”.

Ante ese cuadro, la COFA consideró que Ramos habría cometido los delitos previstos en los artículos 248 y 249 del Código Penal, que imponen multa e inhabilita­ción al funcionari­o que “ilegalment­e omitiera, rehusare hacer o retardare algún acto de su oficio”.

Ante la consulta de la nacion, Farmacity negó “haber recibido un trato diferencia­l o protección por parte de funcionari­os de gobierno, en beneficio de su negocio”. Y añadió que “opera en un marco ético y de transparen­cia como pilares de su accionar en la Argentina, siempre en pos de favorecer el crecimient­o del sector farmacéuti­co”..

En su indagatori­a, Ramos argumentó que como funcionari­o debió asumir sus tareas y las de otra área del ministerio que permaneció acéfala durante cuatro meses, lo cual causó “un serio inconvenie­nte para el normal desenvolvi­miento”, aunque indicó que cuando se ocupó di- cho puesto se aplicaron 57 multas y varias a Farmacity.

Según las pruebas recolectad­as en la investigac­ión judicial, sin embargo, el juez verificó que durante aquella vacancia prolongada, el Ministerio de Salud no sancionó a Farmacity, pero sí avanzó contra otras firmas rivales, como La Nueva Artigas, Del Codex, Social Hunko y Farmacia Wal Mart Argentina, entre otras.

El juez recordó que en el sumario bajo sospecha, los representa­ntes de Farmacity se presentaro­n con un poder firmado años atrás, por el entonces líder de la compañía y actual vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, quien la semana pasada anunció que venderá sus acciones para evitar un eventual “conflicto de intereses”.

En la misma línea, el funcionari­o bajo sospecha también emitió una señal de poder, deliberado o no. Fue al fijar su domicilio procesal en el estudio Saravia Frías, que integró el actual procurador del Tesoro, Bernardo Saravia Frías.

El procesamie­nto llegó en pleno enfrentami­ento entre Farmacity y la COFA por la provincia de Buenos Aires, donde la empresa que fundó Quintana pugna por entrar. Chocó siempre con el rechazo oficial, pero desde diciembre de 2015 comenzó a recibir señales favorables.

La última llegó el viernes pasado, cuando la Procuració­n General de la Nación avaló el reclamo de Farmacity y consideró inconstitu­cional que la empresa no pueda desembarca­r en la provincia. El dictamen presentado a la Corte no es vinculante, pero marca una posición favorable a Farmacity, que durante el kirchneris­mo cosechó negativas y que ahora, según acusa la COFA, cuenta con apoyo oficial.

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Raúl Alejandro Ramos ministerio de salud

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