Pyongyang y Seúl buscan un tratado de paz intercoreano
Una semana antes de la cumbre con Kim, el presidente surcoreano llamó a poner fin oficialmente a la guerra
“El armisticio [en la península coreana] que se viene arrastrando desde hace 65 años debe llegar a su fin”
Moon Jae-in presidente surcoreano
SEÚL.– En un nuevo avance del deshielo entre Seúl y Pyongyang, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, confirmó ayer que se está buscando un tratado de paz intercoreano para poner fin oficialmente a la guerra, una información que había trascendido el martes pasado.
Moon hizo esta declaración antes de la cumbre bilateral con el dictador norcoreano, Kim Jong-un, pautada para el próximo 27 de abril.
La contienda bélica en la península (1950-1953) terminó con un armisticio en vez de un tratado, de modo que las dos partes aún se encuentran técnicamente en guerra. La zona desmilitarizada, que divide la península y donde tendrá lugar la cumbre intercoreana, está atestada de minas.
“El armisticio que se viene arrastrando desde hace 65 años debe llegar a su fin”, dijo Moon a representantes de empresas de medios de comunicación. “Hay que buscar la firma de un tratado de paz una vez declarado el final de la guerra”, añadió.
Sin embargo, Moon supedita un eventual tratado de paz a que Corea del Norte abandone sus programas militares nuclear y balístico. El encuentro entre Kim y Moon será el punto culminante de un acercamiento diplomático en la península desde los Juegos Olímpicos de Invierno organizados en Corea del Sur, y el preludio de una cumbre histórica entre el dictador y el presidente norteamericano, Donald Trump.
“Si la cumbre intercoreana y la cumbre entre Corea del Norte y Estados Unidos desembocan en la desnuclearización, creo que no será demasiado difícil hallar acuerdos prácticos en el sentido amplio sobre un régimen de paz, la normalización de las relaciones entre el Norte y Estados Unidos o una ayuda internacional para mejorar la economía norcoreana”, señaló el presidente surcoreano.
Además, Moon dijo que Corea del Norte había eliminado un obstáculo clave para las negociaciones con Washington al no exigir más que se retiren las tropas estadounidenses de Corea del Sur, como condición para desnuclearizar a su país.
El cambio de postura, si fuera confirmado oficialmente por Corea del Norte, podría afectar los planes militares a largo plazo de Estados Unidos en el nordeste de Asia y aliviar la renuencia de Washington a llegar a un acuerdo con Pyongyang.
Durante décadas, Corea del Norte ha exigido persistentemente la retirada de 28.500 soldados norteamericanos en Corea del Sur, al advertir que su presencia es un pretexto para justificar su desarrollo de armas nucleares.
Saber si Pyongyang está dispuesto a renunciar a sus programas atómicos es crucial para Trump, que se reunirá con Kim “en las próximas semanas”, según adelantó el propio presidente republicano anteayer (aún no se confirmó en dónde se desarrollará el encuentro).
Trump advirtió, no obstante, que anulará la reunión si considera que no será fructífera. “Si pensara que este encuentro no va a ser fructífero, no iríamos, y cuando esté ahí, si no es fructífero, me iré respetuosamente”, dijo el presidente.
Disposición
Corea del Norte siempre ha alegado que necesita armas atómicas para protegerse de una invasión estadounidense. Pero tanto responsables surcoreanos como chinos hicieron saber que Kim se declaró preparado para la desnuclearización de la península.
“Por ahora, Corea del Norte muestra a la comunidad internacional una disposición a la desnuclearización total”, prosiguió Moon. Pero advirtió que era “demasiado pronto para garantizar el éxito del diálogo” que solo podrá tener lugar “después de una cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte que sea exitosa”.
La agencia oficial norcoreana KCNA anunció además que el Partido de los Trabajadores, el partido único en el poder, se reuniría en sesión plenaria hoy para tomar decisiones claves.
La agencia no precisó de qué tipo de decisiones se trataba, y simplemente explicó que el partido abordaría una “nueva etapa” en un “período histórico importante de la revolución norcoreana en desarrollo”.
Según los analistas, el régimen de Pyongyang podría en esta ocasión anunciar giros en su política hacia Estados Unidos.
Corea del Norte “necesita una explicación lógica y una justificación para modificar las relaciones con su ‘enemigo estadounidense’ en las que están sumidos los norcoreanos en los últimos 70 años”, consideró Kim Dong-yub, investigador en el Instituto de Estudios de Extremo Oriente de la Universidad de Kyungnam, en Corea del Sur. “Parece que están dispuestos a hacerlo”, agregó el experto.