“Hay que naturalizar el rol de la mujer en cualquier profesión”
Lo afirma Silvina Logarzo, ingeniera naval egresada de la UTN, de 29 años, que cursa un máster en Francia
“Hay que naturalizar el rol de la mujer en cualquier profesión”, dice Silvina Logarzo, ingeniera naval de 29 años que desde hace nueve meses vive en Francia. Cursa un máster en Ingeniería Marítima Offshore especializado en Estructura Navales Avanzadas en el École Nationale Supérieure de Techniques Avancées, Universidad de ENSTA, en Bretagne.
Logarzo logró integrar el grupo de 20 profesionales de excelencia en materias de Ciencia y Tecnología becados por el Estado argentino en Francia. La maestría contempla seis meses de cursado y otros seis de pasantía obligatoria. “A la Argentina le sirve desde el punto de vista energético, de explotación de recursos naturales”, explica Logarzo.
Y agrega: “Soy ecologista y hoy en Europa todo lo que es energía renovable es punta. Las empresas se focalizan en la producción de energía por medio de las fuentes renovables. Es lo que me gusta. Para ello es necesario estudiar el comportamiento de estas estructuras a largo plazo”.
Su carrera profesional comenzó en Tandanor, uno de los astilleros más importantes de Buenos Aires, donde trabajó cuatro años en el proyecto Irizar.
Durante ese lapso, estuvo a bordo del rompehielos que fue reparado tras un incendio en altamar, adentro de los talleres con los operarios en el día a día y trabajó en conjunto con la Armada. Siempre, reconoce, cumplió sus responsabilidades en un ambiente de respeto. Sin embargo, admite que en su profesión todavía existen trabajos a los que las mujeres no pueden acceder.
“En la Argentina es muy difícil que una mujer logre trabajos de superintendente en empresas navieras porque todavía los gerentes de operaciones no están muy de acuerdo con que las mujeres estemos a bordo y trabajando en el buque. Es una experiencia que ya me sucedió. Pasé varias entrevistas con recursos humanos, con el área técnica y cuando estaba en diálogo con el gerente de operaciones, es decir el que iba a ser mi jefe, me decían que no; simplemente por ser mujer”, describe.
Sin embargo, señala, esta experiencia no la desmotivó. “Es más difícil siendo mujer, pero creo que está en la actitud de cada una. Si a uno le gusta y le apasiona la ingeniería, el conocimiento de las cosas, arreglarlas y saber cómo funcionan, se encuentra el lugar”, finaliza.