LA NACION

ESTUDIANTE­S ES MI VIDA, POR ESO ME QUEDÉ

- Texto Máximo Randrup | Foto Diego Spivacow / AFV para la nacion

LA PLATA.– Mariano Pavone ya no es aquel; el que se ve en la foto del 13 de diciembre de 2006, con la boca abierta como si fuese un túnel y brazos extendidos formando una cruz. Aquel era figura, éste la lucha desde atrás. Aquel se “mataba entrenando”, éste hace un culto del cuidado. Aquel iba a todas las pelotas, éste elige. Aquel disfrutaba de salir, a éste le cuesta despegarse de su casa. Aquel miraba fútbol, éste –además– observa béisbol y fútbol americano. Ojo: aquel soñaba, éste también.

Cuando habla del campeonato que consiguió con el Pincha, hace más de diez años, sonríe y hasta se le escapa una lágrima a medida que suelta palabras: “Es el título al que más cariño le tengo porque la emoción de la gente fue algo increíble. Ese torneo le permitió a toda una generación de hinchas ver campeón a Estudiante­s por primera vez: vivir lo que les contaban sus papás y sus abuelos”.

Cuando se refiere al descenso con River, respira hondo, hace un silencio y declara con seriedad: “Fue un momento muy duro. Por suerte los jugadores pudimos dar vuelta la página y lo mismo hizo River: ganó todo, y demostró que sigue siendo un club gigante, uno de los más grandes del mundo”. Cuando hace alusión al fútbol argentino, primero se indigna y luego se permite el optimismo: “La verdad es que desde que hicieron el torneo de 30 equipos fue todo muy desorganiz­ado. Ojalá mejore en el futuro”. Pavone, sin apuro, responde todo.

–¿Qué significó, en lo personal, tu regreso del año pasado?

–Fue algo muy lindo. Tenía muchas expectativ­as, pero cuando me volví a poner la ropa de Estudiante­s el impacto emocional superó lo que había imaginado. Yo sabía que a mi carrera le quedaba un capítulo más en este club. Volver a estar acá me pone feliz porque es el lugar donde quiero estar.

–¿Es especial que en el equipo haya otros históricos?

–Sí, eso hace que tengamos un plantel con mucho sentido de pertenenci­a. Compartir equipo con ellos me hace sentir que nunca me fui. Hay un gran grupo y muchos estamos vinculados sentimenta­lmente con el club, algo que es común en esta institució­n: es muy habitual que los jugadores que se inician o pasan por acá después quieran volver. Estudiante­s es particular, te forma como persona.

–¿Qué representa Estudiante­s en tu carrera?

–Estudiante­s es el club de mi vida y por eso este año me quedé a pelearla. Y no lo digo solo por lo futbolísti­co, también desde lo humano. Me tocó vivir en la pensión desde muy chico, me dio la posibilida­d de ser futbolista profesiona­l y pude ser parte de ese equipo que logró salir campeón después de 23 años. Son muchas cosas, incluso desde lo familiar. Mis hermanos también jugaron en el club: Gonzalo llegó a jugar en primera y Tomás estuvo tres años en inferiores. Para la familia Pavone, Estudiante­s es fundamenta­l.

–¿Qué objetivos te habías planteado para este regreso? ¿Se están cumpliendo?

–El principal es colectivo y pasa por conseguir buenos resultados deportivos: la idea es terminar bien el campeonato y clasificar­nos a octavos de final en la Libertador­es, que para nosotros es especial. Todos los torneos son difíciles, pero tenemos un plantel competitiv­o y confío en que vamos a redondear un buen papel. En lo personal la idea es, además de aportar sacrificio y experienci­a, seguir haciendo goles que es lo que se les pide a los delanteros.

–¿Cómo hacés para bancarte que no sos prioridad para el técnico?

–No me queda otra que entrenar, estar a disposició­n y colaborar con el equipo en los momentos que me toca jugar. Uno tiene que estar preparado y ayudar al bien colectivo cuando aparece la oportunida­d.

–¿De qué manera te describirí­as hoy como jugador? La mayoría aún te observa como ese atacante potente de 2006…

–Claramente no soy ése: me fui con 25 y volví con 35. Igualmente creo que lo que perdí de potencia lo gané en serenidad. Hoy me considero un jugador más completo a ése que se fue: no puedo ir a todas como antes, pero gané técnica individual y lectura de juego. Los pasos por España y México me sirvieron mucho.

–¿Cómo hace el futbolista que supera los 35 años para continuar vigente?

–Tiene que estar en todos los detalles. Antes me mataba entrenando y después, cuando terminaba la práctica, elongaba un poco y me iba. Hoy quizás estoy 40 minutos después del entrenamie­nto, haciendo trabajos para sentirme bien al otro día.

–¿Y qué hacés en ese rato?

–Desde masajes hasta baños de contraste, primero en una pileta con hielo y después paso al calor. Todas cuestiones que ayudan a que el músculo se recupere antes. En la Argentina cada vez se juega más rápido y, para estar bien, los más grandes tenemos que cuidarnos al cien por ciento.

–Hablás de un juego veloz, ¿te gusta el nivel del fútbol argentino?

–Sí. Disfruto jugarlo, que es algo que me apasiona, y también me gusta mirarlo. Me cuesta desconecta­rme y disfruto de ver partidos, cosa que otros compañeros no hacen tanto. Quizás no es tan vistoso como en otros países, pero es táctico, competitiv­o, físico y tiene excelentes jugadores. Además, en los últimos años cambió la tendencia y muchos equipos intentan salir jugando. Eso hace diez años no pasaba: la mayoría salía largo con el nueve para después buscar la peinada o la segunda pelota.

–¿Qué pensás de la Superliga, te gusta este nuevo formato?

–Sería ideal que el torneo argentino coincida con la Libertador­es, porque hoy uno arranca a mitad de año y el otro en enero. Además ahora tenemos un campeonato de 27 fechas, en vez de 38 como había antes; estás perdiendo 11 fechas en un año y es una cantidad importante.

–¿Y el problema de la violencia cómo se soluciona?

–Desde arriba para abajo: desde el gobierno hacia el club y con una Justicia que dé respuestas. Es un tema difícil y que llevará años porque violencia no hay solo en el fútbol; se ve en la sociedad y en la calle.

Así es este Pavone: menos frenético y más analítico. Adentro y afuera de la cancha.

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