LA NACION

Confidenci­as y complicida­des: charlas de chicas

Romina Ricci, Julieta Cardinali y Leonora Balcarce, amigas reales, protagoniz­an Mientras tanto, en el Maipo

- Leni Gonzalez

“Como somos amigas, es más fácil”, dicen las tres, muy relajadas. Solo una vez habían trabajado juntas, hace casi doce años, en ¿De quién es el portaligas?, de Fito Páez, película donde, también, interpreta­ban a un grupo de amigas veinteañer­as en los ochenta. Ahora, vuelven a encontrars­e laboralmen­te, pero no ante las cámaras sino en el Maipo Kabaret. Julieta Cardinali, Romina Ricci y Leonora Balcarce protagoniz­an Mientras tanto, la comedia que ya lleva tres temporadas en España, escrita por los hispanoarg­entinos Miguel Ángel Cárcano y María Inés González, dramaturgo­s (Entreactos, Dos días) y guionistas (En ninguna parte, con Héctor Alterio). En Buenos Aires, la dirección está a cargo de Ernesto Medela (Acaloradas, La mejor carta), quien le habló de la obra a Ricci y ella, de inmediato, pensó en sus amigas.

“Trabajar y pasarla bien es lo más placentero, tiene que ser así”, dice Cardinali, la que más habla del trío. “Es importante porque al tener hijos nos ayudamos entre nosotras”, dice Balcarce que, a su vez, con otra amiga, ensaya otra obra para Microteatr­o. “El teatro resulta bastante amigable porque son menos horas y no todos los días, al menos en este caso”, agrega Ricci. Es que las tres, que apenas pisan los cuarenta, son madres: Ricci tiene tres hijas, de 20, 13 y 2 años; Cardinali, una de 11; y Balcarce, dos varones, uno de 3 y un bebé de ocho meses llamado Río que toma la teta durante la entrevista, no tiene problemas en que le cambien el pañal arriba del escenario y espera en los brazos de la niñera mientras mamá ensaya.

En el escenario del Maipo Kabaret, tan cercano a los espectador­es, hay tres sillas, la única escenograf­ía de la obra. “Son cinco situacione­s en distintos lugares de espera y entre una y otra pueden pasar años o meses”, dice Balcarce, cuyo último trabajo, justo anterior al embarazo, fue Dinner, en el Paseo La Plaza. “No estamos siempre las tres juntas, también hay monólogos frente al público y bajamos a la platea, entre las mesas”, agrega Ricci, en el último tiempo la más activa, ya que el año pasado hizo el unipersona­l La hora de la calabaza, de Esther Feldman, e interpretó a una de las cuatro Salvadora Medina Onrubia, en Rabia roja, dirigida por Maruja Bustamante.

“Son esos ‘mientras tanto’ donde se juega la intimidad, esas cosas que pasan cuando la amistad es profunda entre mujeres y te podés decir cualquier cosa y te peleás y te arreglás porque estás muy unida”, dice Cardinali que “hace mil” que no hace teatro pero sí participó en algunos capítulos de Edha, la serie argentina de Netflix, y antes, en la tira de Pol-ka Los ricos no piden permiso.

“Los temas pasan por la pareja, la frivolidad y cuestiones filosófica­s, más existencia­les”, precisa Balcarce. “Pero no hay bajada de línea, ni discursos sino reflexione­s sobre el mundo en general y no solo el universo femenino”, agrega Cardinali.

Igual que las hermanas Brontë, las tres amigas de Mientras tanto son mujeres en sus treintas con la neurosis del siglo XXI pero, a pesar de todo, capaces de mantener lazos auténticos, como en la sitcom Friends o en la película Cuenta conmigo (Stand by me). Carlota (Ricci) es la que no quiere fallar en el logro de sus objetivos; Emilia (Cardinali) espera encontrar aventuras que rompan la rutina cotidiana; y Ana (Balcarce) necesita ese impulso que le cambie la vida. En cuanto al vestuario, las actrices tendrán algunos cambios, pero no muchos. “Son creaciones de los genios de La Polilla. Pero la obra no se apoya, de ninguna manera, en la ropa. Solo en esas tres sillas”, dice Cardinali.

Compañera de elenco de Juan Darthés en Los ricos no piden permiso –acusado de acoso por Calu Rivero, caso que abrió la puerta a las denuncias de mujeres del medio artístico que sufrieron maltratos y abusos en su trabajo–, para Cardinali resulta fundamenta­l que se sepa para que no se repita: “Hoy la gente está más preparada para escuchar estas denuncias, se combinaron muchos factores. Era necesario que pasara para que se termine de una vez”, dice pero prefiere no hablar de Darthés ni de situacione­s específica­s. “En la calle, me pasó muchas veces –cuenta Balcarce– pero en el trabajo, no. Bah, sí, pero estaba muy naturaliza­do, esos que te tocaban el culo porque se suponía que era un chiste, pero no era gracioso”. La anécdota de Ricci, en cambio, es tan breve como contundent­e: “Hace mucho, era chica, un actor que no te voy a decir quién, me metió la lengua en la escena del beso y en el corte le pegué un derechazo en la cara. Ahí se terminó y quedó saldado”, dice entre risas. Ninguna de las tres, tampoco, dudó en ponerse el pañuelo verde. Apoyan la interrupci­ón legal del embarazo para evitar la muerte de mujeres en abortos clandestin­os. “El apoyo de las personas conocidas por el público es importante porque le da visibilida­d a quienes no la tienen. Igual que con el #NiUnaMenos”, concluye Cardinali.

Mientras tanto Maipo Kabaret, Esmeralda 443. Jueves y viernes, a las 21; sábados, a las 20; y domingos, a las 19.30. $ 400.

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Hernán zenteno Cardinali, Richi y Balcarce

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