LA NACION

Nicaragua: no cede la protesta

Las protestas que desataron un plan para cambiar el sistema de pensiones empiezan a derivar en una ola más amplia de rechazo; los estudiante­s lideran el movimiento

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A pesar del anuncio de Ortega, sigue el malestar.

MANAGUA.– Lo que comenzó en Nicaragua como una protesta estudianti­l por un decreto del gobierno se transformó en una ola de rechazo en contra de Daniel Ortega. El presidente continuaba bajo presión ayer, pese a que revocó la reforma del sistema de pensiones que detonó una ola de violentas protestas, saqueos y choques con la policía, que dejaron por lo menos 29 muertos.

El gesto de Ortega no causó el efecto que deseaba. Ayer, decenas de miles de nicaragüen­ses se manifestar­on de forma pacífica en Managua en contra de la represión policial a los estudiante­s universita­rios, que comenzaron las protestas el miércoles pasado.

Los manifestan­tes fueron convocados por el poderoso Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), que fue aliado de Ortega en sus 11 años de gobierno, pero que luego de la reforma al sistema de pensiones se transformó en un ente opositor.

La denominada “Marcha por la paz y el diálogo” concentró en Managua a trabajador­es, estudiante­s, pobladores y empresario­s que marcharon hasta la Universida­d Politécnic­a, Upoli, centro neurálgico de las protestas.

Los manifestan­tes entonaron el himno nacional y gritaban consignas contra el gobierno y a favor de los estudiante­s detenidos.

Aunque Ortega anunció anteayer la revocatori­a de la reforma que buscaba incrementa­r las contribuci­ones obreras y patronales, las protestas continuaro­n en una señal de disconform­idad general con el gobierno del líder sandinista.

“Las protestas ya no son solo por el INSS, son contra un gobierno que nos niega libertad de expresión, libertad de prensa y de manifestar­nos pacíficame­nte”, dijo Clifford Ramírez, un estudiante de Ciencias Políticas de 26 años que participó en el inicio de las marchas. “Creemos que ya no hay espacio para el diálogo”, agregó Ramírez.

Empresario­s que participar­on en la manifestac­ión insistiero­n en que no acatarán el llamado de Ortega a dialogar si el gobierno no cumple una serie de condicione­s.

“No nos vamos a sentar en ningún diálogo mientras no se libere a todos los detenidos, mientras no cese la represión y mientras no se den las condicione­s necesarias para dialogar”, dijo Michael Healy, presidente de la Unión de Productore­s Agropecuar­ios de Nicaragua.

En tanto, Estados Unidos ordenó la salida de los familiares de sus empleados gubernamen­tales en Nicaragua y redujo los servicios en su embajada.

El Departamen­to de Estado estadounid­ense también autorizó la salida de su personal oficial, indicó en un comunicado. En esta circunstan­cia, la situación se manejará caso por caso, según un funcionari­o del departamen­to.

Antes de la masiva manifestac­ión, la vicepresid­enta y primera dama Rosario Murillo intentó aliviar la tensión al anunciar en una conferenci­a de prensa la decisión de liberar a los detenidos en las protestas, a petición del arzobispo de Managua Leopoldo Brenes, “establecie­ndo las bases del diálogo”.

Dijo también que una policía murió anteayer en las protestas. La ComisiónPe­rmanente por los Derechos Humanos(CPDH) actualizó el conteo de muertos a 29, aunque el gobierno reconoció por ahora diez víctimas.

A pesar de que anteayer Ortega mostró un gesto conciliato­rio con el retiro de la reforma a las pensiones, horas después ordenó que la policía reprimiera violentame­nte a los estudiante­s atrinchera­dos en la Universida­d Politécnic­a.

Según el diario La Prensa, los estudiante­s confirmaro­n al menos un muerto y varios heridos.

Las manifestac­iones iniciadas el miércoles pasado por los estudiante­s recibieron apoyo de pobladores de barrios que salieron a golpear sus cacerolas, obreros y jubilados disconform­es con la corrupción que ven en el gobierno y el deterioro en sus condicione­s de vida.

Las protestas recrudecie­ron el fin de semana, con barricadas de piedras y llantas incendiada­s en las calles, mientras turbas saquearon comercios en varios puntos de la capital.

El gobierno recurrió a las fuerzas antimotine­s para controlar las protestas, y según los manifestan­tes usaron armas de fuego.

Ortega comparó a los manifestan­tes con los pandillero­s que siembran el terror en el norte de América Central y adelantó que “esto que está sucediendo también nos obliga a los nicaragüen­ses a poner en nuestra agenda el combate a las pandillas”.

 ?? Rodrigo arangua/afp ?? “¡Fuera Ortega!” fue una de las consignas que se escuchó en la marcha de ayer en Managua
Rodrigo arangua/afp “¡Fuera Ortega!” fue una de las consignas que se escuchó en la marcha de ayer en Managua

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