LA NACION

Italia sigue paralizada y sin gobierno posible a la vista

Buscan que el M5E forme mayoría con la centroizqu­ierda

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– Un mes y medio después de las elecciones del 4 de marzo último, que significar­on el triunfo de fuerzas populistas y un derrumbe de los partidos tradiciona­les, pero también de la ingobernab­ilidad –ya que nadie ganó con los números suficiente­s–, el presidente, Sergio Mattarella, jugó hoy una nueva carta para intentar sacar a Italia del pantano político.

Tal como se esperaba, el primer mandatario le concedió un “encargo explorator­io” al presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), para ver si es posible la formación de una mayoría de gobierno de este grupo antisistem­a, el más votado en los comicios (32%), con el Partido Democrátic­o (PD), de centroizqu­ierda, el gran derrotado. Fico tiene hasta pasado mañana para lograr algo que de entrada, más que difícil, parece imposible.

“No existen las condicione­s mínimas para una mayoría política entre M5E y PD”, aseguró casi de inmediato Andrea Marcucci, jefe del PD en el Senado. “Escucharem­os a Fico, pero para nosotros las distancias en los programas siguen siendo muy marcadas”, agregó.

Fico, de 43 años y tercer cargo institucio­nal del país, obtuvo esta misión después del fracaso, la semana pasada, de la presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati, de plasmar un acuerdo entre la centrodere­cha (la coalición que más votos obtuvo, 38%) y el M5E. ¿El escollo del acuerdo? El expremier y magnate, Silvio Berlusconi, de 81 años, que fue derrotado en las urnas.

Luigi Di Maio, el líder de los “grillini” (por el cómico Beppe Grillo, fundador del M5E), que sueña en convertirs­e con 31 años en el primer ministro más joven de Italia, estaba dispuesto a aliarse con el líder de la xenófoba Liga Norte, Matteo Salvini. Pero se negó a hacerlo con Berlusconi, parte de la alianza de centrodere­cha. Y las negociacio­nes quedaron estancadas. El Cavaliere, considerad­o por el M5E, debido a su pasado judicial y moral, como un impresenta­ble, recibió luego un nuevo golpe, cuando una sentencia de la Justicia lo volvió a vincular, a través de uno de sus hombres de confianza, con la Cosa Nostra, la mafia siciliana.

Di Maio, que suele aclarar que no es de izquierda ni de derecha, al margen de cortejar hasta ahora a Salvini, se mostró dispuesto a hacer un pacto con el hasta ahora oficialist­a PD, que gobernó los últimos cinco años.

Pero desde el PD, el exlíder y expremier Matteo Renzi ha dicho una y otra vez que le toca gobernar a los ganadores –es decir, el M5E y la Liga Norte–, y que el PD se quedará en la oposición.

Salvini al quedar fuera de las negociacio­nes tildó la propuesta de “tomadura de pelo” porque convoca al poder a una fuerza perdedora de los comicios.

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